Marine Le Pen: la nueva cara de la ultraderecha francesa

Gracias a su experiencia, a la firmeza de su carácter y a un discurso logró posicionar su candidatura a la presidencia de Francia.

Redacción Internacional
10 de marzo de 2011 - 07:17 p. m.

La Unión por un Movimiento Popular (UMP) y el Partido Socialista (PS), las dos colectividades más importantes en Francia, están temblando. En la última semana dos sondeos realizados por el diario ‘Le Parisien’ han puesto a Marine Le Pen, líder del Frente Nacional (FN) –el partido de ultraderecha más importante de Europa– como virtual ganadora de la primera vuelta de las elecciones presidenciales galas de 2012.

Con el 24% de la intención de voto, las encuestas ponen a la hija del histórico líder conservador Jean-Marie Le Pen en segunda vuelta y al presidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, y al primer mandatario, Nicolas Sarkozy, en una apretada lucha por el segundo puesto.

A pesar de que varios sectores le han restado importancia a los resultados de la encuesta y han pedido no “sobredimensionarla”, lo único claro es que el dinamismo que esta abogada de 42 años le imprimió a su campaña, desde que fuera elegida líder y candidata de la colectividad a mediados de enero, empezó a dar los primeros frutos.

“Hace tres meses, los sondeos me daban un 11% ó 12% en la primera vuelta de las próximas presidenciales. Hoy ya tengo entre un 20% y un 25%, venciendo a Sarkozy y a cualquier candidato de la izquierda, ¿No creen que algo está pasando en Francia?”, ironizó Le Pen con respecto a su evolución.

Nacida en el exclusivo barrio Neuilly Sur-Seine, a las afueras de París, en 1968, su carrera política empezó mucho antes de que se convirtiera en secretaria jurídica del FN a finales de los 90. Su presencia en las correrías políticas de su padre era habitual y gracias a esa experiencia conoció la política tras bambalinas y aprendió el arte de la mediación.  Pero eso no fue lo único que le dejó la cercanía con su padre. De él heredó la dureza y firmeza de su carácter y la capacidad de oratoria, cualidades que ha sabido explotar al máximo para ir escalando peldaños dentro de la difícil y machista política francesa.

Sin embargo, no fue sino hasta mayo de 2002 que su figura robusta de pelo rubio y ojos claros empezó a ser reconocida por la opinión pública. Fue en medio de la campaña electoral por la presidencia de Francia, en la que su padre fue la gran sorpresa al vencer a Lionel Jospin en primera vuelta y quedar segundo detrás de Jacques Chirac, que se dio a conocer. “Los medios de comunicación me descubrieron en esa época. Algunos dijeron: “Aquí está una mujer joven, que contrasta con la imagen caricaturesca que algunas personas pueden tener del Frente Nacional. Un partido machista, bastante difícil”, le dijo Le Pen a la agencia AP.

Desde entonces su figura ha ido creciendo como la espuma y a pesar de las recurrentes críticas que la han hecho ver como un simple rostro bonito, en 2004 obtuvo una curul en el Parlamento Europeo, puesto que alterna desde 2007 con el de consejera del departamento francés de Nord-Pas-de-Calais, región que se ha convertido en su búnker político.

Consciente de las debilidades del discurso político de su padre, Marine Le Pen ha buscado moderar el suyo con la intensión de ampliar su electorado y robarle así uno que otro voto a la centro derecha del UMP. Así pues, sin dejar de lado los pilares de la colectividad (el apoyo a la pena de muerte, la salida de la Unión Europea y la oposición a la inmigración), esta madre de tres hijos y separada de dos maridos ha tomado una postura más liberal en temas como el aborto y, de momento, así como lo hizo Sarah Palin y su Tea Party en Estados Unidos, ha apelado al nacionalismo como piedra angular de su campaña.

Aunque la carrera por la presidencia recién empieza y aún se desconoce si el presidente Sarkozy y Dominique Strauss Kahn se presentarán por la UMP y PS, respectivamente, la estrategia política, el estilo directo y sincero y la gran aceptación que ha venido ganando Marine Le Pen hacen de esta carrera por la presidencia una de las más apretadas e interesantes de los últimos tiempos. Falta ver si la gasolina le alcanza para no repetir la historia de su padre.

Por Redacción Internacional

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