Publicidad

Mausoleo de Simón Bolívar en Venezuela divide opiniones

Lo han llegado a comparar con un centro comercial, un velo de novia y una rampa de patinetas gigante.

William Neuman / The New York Times News Service
09 de abril de 2012 - 05:29 p. m.

Caracas, Venezuela. El mausoleo de mosaicos blancos y 17 pisos que se está construyendo para albergar los restos del héroe nacional Simón Bolívar a muchos les parece la rampa de patineta más grande del mundo. A otros les evoca un estacionamiento, un centro comercial, un velo de novia un barco de vela o la pantalla de un autocinema. Pero otros simplemente dicen que es una atrocidad.

Para sus creadores, no obstante, es un homenaje elocuente al padre de la nación, la inspiración casi mítica de la revolución socialista del presidente Hugo Chávez. “Es una obra muy poco adornada, muy austera, muy simple”, resume Francisco Sesto, ministro de estado para la transformación revolucionaria del Gran Caracas, que está a cargo de las obras del mausoleo que, después de varios meses de demoras, está a punto de ser terminado. Reveló que la “idea esencial” del diseño se derivó de una frase de Bolívar: “Moriré tal como nací, desnudo”.

“Nadie que llegue a Venezuela dejará de verlo”, aseguró Sesto. Lo primero que se nota del mausoleo es su tamaño: de más de 50 metros de altura, destaca por encima de todo lo que lo rodea, como las barracas militares coloniales (donde Chávez estuvo preso a raíz de un fallido golpe de estado en 1992) y el panteón nacional, lugar actual de descanso de Bolívar, que se creó en una iglesia del siglo XIX.

El mausoleo es blanco brillante, cubierto de mosaicos de cerámica importados de España, una audaz cuña modernista en agudo contraste con la iglesia tradicional de colores pastel y campanario que está enfrente. “Es una monstruosidad”, asegura Napoleón Pisani, artista que hace investigaciones para el museo de la fundación John Boulton, situado junto al mausoleo. No sólo es un desperdicio de dinero, dictaminó, sino que también está “fuera de armonía con todo”.

En el barrio de clase obrera en el que se encuentra el mausoleo, poca gente vacila en ofrecer su opinión. “Parece un centro comercial, no algo religioso ni una obra de arte”, aseguró Edwin Espinoza, de 28 años, que trabaja en una pequeña tienda de abarrotes con vista al mausoleo. “Parece una rampa de patinetas”, asegura Carlos Sauza, de 18 años, que regularmente patina con sus amigos en una plaza frente a la obra en construcción. Cuando esté terminada la obra, dice bromeando, “vamos a patinar ahí”.

Pero Jorge Herrera, de 57 años, guardia de un conjunto de departamentos que mira al lugar, aseguró que el mausoleo le hace justicia a la imagen de Bolívar, llamado también el Libertador. “La idea es que sea grande, monumental, enorme”, afirmó Herrera. “El Libertador siempre tiene que ser grande, colosal. Es un gigante de la historia mundial.”

El mausoleo ciertamente será interpretado como una de las obras arquitectónicas características de la revolución de Chávez y como una medida de las aspiraciones de su gobierno. Algunos ya ven en ella el reflejo del ego de Chávez. Ahora que el presidente venezolano está luchando con el cáncer y su mortalidad está en mente de todos, no falta quien se pregunte si el mausoleo no estará diseñado también para albergar a otro ocupante famoso. Sesto restó importancia al tamaño del monumento. Bolívar “es grande por sí mismo”, aseguró. “Nunca se ha tratado de hacer un gran trabajo sólo porque sea grande.”

Bolívar, llamado el Libertador porque encabezó la guerra de independencia contra España, es omnipresente en Venezuela. Chávez le cambió de nombre al país que ahora se llama República Bolivariana de Venezuela. A su programa socialista lo llama revolución bolivariana. Algunos venezolanos le rezan a Bolívar como si fuera santo.

Pero los críticos se preguntan si esta obra vale los gastos en un país que lucha contra una fuerte escasez de vivienda y muchos otros problemas. Sesto indicó que, a pesar de las demoras y de los costosos materiales importados, él esperaba terminar la obra a un costo cercano a los 78 millones de dólares que se han aprobado hasta ahora.

La queja principal se refiere al secreto en que se envolvió el proyecto. Los críticos señalan que no hubo discusión pública ni de la necesidad de un nuevo mausoleo ni del diseño que habría de tener. El gobierno no presentó el proyecto en público y los críticos ponen objeciones a que Sesto haya elegido a los contratistas sin licitación pública. “¿Cómo es posible que hayan intervenido en nuestro patrimonio histórico de esta manera?”, se pregunta Guillermo Barrios, decano de la escuela de arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, donde Sesto otrora fuera profesor. “Es un diseño excesivamente arrogante”.

Sesto desestima las quejas asegurando que provienen de los opositores del gobierno. Como hacen muchos funcionarios venezolanos, él responde a las críticas con ataques, llamando fascista a Barrios. Agregó que también la torre Eiffel fue criticada cuando fue construida y predijo que el mausoleo también será todo un clásico. “Creo que a fin de cuentas será reconocido por todas las personas de buena voluntad”, aseguró Sesto. Agregó que una de las justificaciones del nuevo mausoleo es tener un espacio para eventos importantes del estado. El recinto albergará mil personas.

Sesto es arquitecto y señaló que el diseño fue obra de un equipo, formado por él mismo y otros tres, todos ex alumnos suyos y que han trabajado con él por años. Durante un recorrido por el mausoleo, Orlando Martínez, miembro del equipo de diseño, aseguró que Sesto merecía todo el crédito. “Sin duda alguna, el arquitecto es Farruco como líder del equipo de proyecto”, afirmó Martínez, refiriéndose a Sesto por su apodo.

Chávez también colaboró en el diseño, según Martínez. La pendiente al frente de la estructura se concibió originalmente como una línea recta, pero Chávez propuso que fuera curva. Al entrar en el espacio principal del mausoleo, a través de un estrecho pasillo desde el viejo panteón, los visitantes miran arriba y tienen la visión de conjunto del techo, que parece desaparecer conforme se eleva, provocando una ligera sensación de vértigo. El vasto espacio evoca una catedral, majestuosa y solemne, aun con su piso de concreto rugoso, el ruido de los trabajadores y los andamios en el lugar donde a fin de cuentas descansarán los restos de Bolívar.

Las paredes y el techo son blancos y la luz del sol se filtra a través de ventanas muy altas. El piso será de granito negro pulido. Un nuevo sarcófago, de madera de cedro y decorado con oro y perlas, reposará en el fondo de la cámara, ante una estatua de mármol blanco del Libertad, con una lápida negra atrás. “Éste será un lugar de culto”, aseguró Martínez.

Por William Neuman / The New York Times News Service

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar