Netanyahu descartó un Estado palestino

El martes Israel elige si quiere seguir con Benjamín Netanyahu como primer ministro. Ante la pérdida de apoyo que reflejaban las encuestas, Bibi prometió la construcción de miles de casas para colonos judíos. ¿Le alcanzará?

Redacción Internacional
16 de marzo de 2015 - 08:40 p. m.
Netanyahu descartó un Estado palestino

 El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cabeza del partido Likud y quien busca reelegirse para un tercer mandato en las elecciones que se celebran hoy en Israel, endureció su discurso ante la pérdida de respaldo que revelaron las últimas encuestas publicadas.

La plataforma de centro-laborismo Campo Sionista liderada por Isaac Herzog se sitúa a tres puntos de ventaja del derechista Likud del actual primer ministra. La encuesta publicada por el canal de la Kneset (Parlamento israelí) y recogida por el diario "Haaretz" otorga 24 escaños a Herzog y su compañera de coalición, la exministra de Justicia y cabeza del centrista Hatnuá, Tzipi Livni, seguidos de cerca por el Likud con 21. En tercera posición y con 14 escaños se sitúa el centrista Yesh Atid del exministro de Finanzas Yaid Lapid, sucedido con un diputado menos por la Lista Árabe Unida y el partido pro-colono y ultranacionalista de Naftalí Bennett, Hogar Judío, con 12 escaños.

Apurado por esos números, Netanyahu endureció su discurso a pocas horas de ir a las urnas. Así se erigió ayer como el guardián de Jerusalén y de las colonias. "Todos los que quieren la creación de un Estado palestino y la retirada de los territorios, lo que hacen es volverlos vulnerables a los islamistas radicales", dijo el primer ministro en una serie de entrevistas, al responder a una pregunta del portal NRG.

Simbólicamente, el primer ministro saliente visitó en uno de sus últimos actos de campaña uno de los asentamientos más polémicos, la colonia de Har Homa, ubicada en los barrios palestinos de Jerusalén este, en el sur de Cisjordania. "Vamos a seguir construyendo en Jerusalén, vamos a construir miles de nuevos edificios, no vamos a ceder pese a todas las presiones ejercidas contra nosotros y vamos a seguir desarrollando nuestra capital eterna", afirmó.

Y es que después de seis años de gobierno, Bibi no cuenta con cifras muy favorables. Desde que llegó al poder en 2009, el alto precio de las viviendas, de los productos básicos y de las comisiones bancarias han despertado la indignación social, que ya en 2011 llevó a los israelíes a la calle.
Barah Mikail, investigador de Oriente Medio de la Fundación para las Relaciones Internacionales (Fride) le dijo a El Espectador que Netanyahu siente que está en dificultades para reelegirse.

“Las encuestas señalan que, con el primer o segundo lugar, tendría dificultades para construir una coalición gubernamental. Muchos israelíes están decepcionados con su rendimiento, sobre todo por decisiones económicas que hicieron la vida más cara para los israelíes”. Pero agrega: “Las sorpresas siempre son posibles en Israel”.

Después de su mediático discurso ante el Congreso de Estados Unidos, que le sirvió para afianzar sus lazos con el Partido Republicano, y para criticar el acuerdo nuclear con Irán, su imagen entre los israelíes no pareció mejorar. Por eso, a última hora, antes del cierre de su campaña, el primer ministro buscó fortalecer el apoyo por parte de los sectores de derecha más radicales. Anunció que, si es reelegido, construirá miles de viviendas para colonos en Jerusalén Este y no permitirá la división de esta ciudad, que es considerada por el estado israelí su “capital eterna”.

Estos anuncios son el broche con el que Netanyahu termina una gestión de nueve años marcada por la expansión de los asentamientos ilegales en Cisjordania y Jerusalén Este, duros episodios de violencia en la Franja de Gaza y más frustraciones en los intentos por alcanzar una paz negociada con los palestinos. La construcción de asentamientos ilegales y el estatus de Jerusalén son dos de los puntos gruesos que deberían solucionarse para acabar con el conflicto israelí-palestino.

Está claro que para la ONU la expansión de estas colonias va en contra de la ley internacional y, que en el marco de esa expansión, Israel ha violado sus obligaciones como poder ocupante. Respecto a Jerusalén, desde los acuerdos de Oslo de 1993 ha quedado claro que esta ciudad no debería dividirse, sino convertirse en una capital internacional, donde puedan convivir israelíes y palestinos y adeptos de todas las religiones que ahí confluyen, bajo la protección de fuerzas internacionales.

Si Netanyahu gana, quedaría atrapado por esas promesas hechas a los partidos de derecha. Esto plantea poquísimas probabilidades de que se llegue a establecer el Estado palestino mediante una negociación bilateral. Más bien, la perspectiva es de una progresiva fragmentación de los territorios palestinos, que haga cada vez más inviable la consolidación de un Estado.

“Netanyahu ya dijo que si es reelegido no habrá Estado palestino. Y creo que hay que creerle. La oposición de Netanyahu de negociaciones serias con los palestinos van más allá de las consideraciones electorales y las tácticas políticas. Él nunca ha estado de acuerdo en dar a los palestinos un Estado. Así que si es reelegido hay grandes posibilidades de que mantenga esa oposición. Incluso podríamos esperar algunas operaciones militares en contra de los palestinos, especialmente en Gaza, para insistir en el hecho de que Israel se vería amenazada por el terrorismo”, agregó Mikail.

Por Redacción Internacional

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