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Nicaragua inaugura una obra que no arranca

Aunque hoy se realizará una ceremonia simbólica, la empresa que recibió la concesión para el canal interoceánico no ha aclarado cómo reunirá US$50.000 millones para construirlo.

Santiago Villa / Beijing
22 de diciembre de 2014 - 02:00 a. m.
En Obrajuelo, Nicaragua, son frecuentes las protestas contra la construcción del Canal Interoceánico nicaragüense. / AFP
En Obrajuelo, Nicaragua, son frecuentes las protestas contra la construcción del Canal Interoceánico nicaragüense. / AFP
Foto: AFP - Inti Ocon

“Usted está cordialmente invitado a acompañarnos en una ceremonia pionera para celebrar el inicio del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, el proyecto de infraestructura más grande del mundo”, dice el texto en inglés de la invitación. “La ceremonia comenzará a las 17:00 hora local, el 22 de diciembre de 2014. Los nicaragüenses se tomarán de las manos para celebrar el inicio de una nueva era, con funciones ceremoniales y espectáculos de fuegos artificiales”.

Con estas palabras, Hong Kong Nicaragua Development (HKND), la empresa que recibió a dedo la concesión por 50 años, prorrogables a otros 50, para construir y operar el canal interoceánico de Nicaragua y todos los proyectos de infraestructura relacionados con éste, convoca a celebrar el inicio de sus obras.

La construcción del canal, sin embargo, no comenzará con la inauguración del canal. El misterio, la información fragmentaria y los anuncios grandilocuentes han protagonizado este proyecto desde su inicio y la inauguración de la obra no es una excepción en esta cadena de grandes expectativas y preguntas abiertas.

La “primera piedra” se pondría, supuestamente, en uno de sus varios proyectos adjuntos: el de una carretera de acceso a la población de Brito, sobre el océano Pacífico, donde se construiría el puerto de aguas profundas que eventualmente sería la entrada occidental del canal. Pero incluso hoy, el día en que se inauguran las obras, sigue siendo incierto si el canal finalmente se va a cavar o no.

“Se trata de un acto simbólico impuesto por el voluntarismo político de Ortega, para crear la ilusión de que el canal ya comenzó”, dijo Carlos Fernando Chamorro, periodista nicaragüense director de la revista Confidencial y merecedor del Premio María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia, que ha seguido de cerca el desarrollo del canal interoceánico. “¿Le creerá la opinión publica internacional, cuando aun no existe un estudio que fundamente su viabilidad económica o ambiental, ni hay inversionistas? En Nicaragua ya sabemos que este es un proyecto sin ninguna clase de rendición de cuentas y que por lo tanto representa una fuente inagotable de corrupción".

Además del canal en sí, el gran proyecto comprende dos puertos, un aeropuerto, dos esclusas, un complejo turístico, una zona de libre comercio, carreteras y fábricas de cemento y acero. Todo el plan implica un gasto de US$50.000 millones, según HKND.

Si bien en principio la obra se haría con capital privado y no se emplearían fondos públicos, la compañía no tendrá que pagar impuestos durante un siglo ni tendría que asumir responsabilidad legal por daños ambientales. Además, podría demandar al Estado de Nicaragua por pérdidas o perjuicios. Las reservas internacionales del país están comprometidas como garantía del proyecto.

Por lo pronto se ha iniciado también el reasentamiento de familias campesinas de las zonas donde tendrán lugar las obras. El 10 de diciembre hubo una marcha en Managua contra la construcción del canal, en la que participaron entre 3.000 y 5.000 personas, muchas de ellas provenientes de zonas rurales. Los grupos denunciaron que el ejército y la policía montaron retenes para impedir su llegada a la capital de Nicaragua.

En zonas rurales también se han producido tensiones. A principios de este mes, una caravana de vehículos de HKND, que hacía una inspección, fue recibida con palos y piedras por parte de la comunidad de Obrajuelo y en El Tule fue expulsado un grupo de funcionarios de la empresa. A su vez, el gobierno ha militarizado algunos pueblos y allanado las casas de líderes campesinos opositores, como Francisca Ramírez Torres, vicecoordinadora del Consejo Nacional para la Defensa de la Tierra.

Al tiempo, en Nicaragua circulan rumores de que la familia del presidente Ortega tiene tierras en las zonas donde se iniciaría la construcción del canal. “La hacienda Miramar, asiento de las tierras aledañas a la Bahía de Brito, el punto de entrada en la ruta canalera en el Océano Pacífico, ha pasado de muchas manos en los últimos años”, dijo Chamorro. “Actualmente pertenece a una sociedad anónima integrada por presuntos socios guatemaltecos. Pero su último vendedor era un abogado directamente vinculado a testaferros del presidente Ortega y su familia. De ahí la presunción de que podrían existir intereses de la familia Ortega en dicha propiedad”.

Laureano Ortega, hijo del presidente, representa al gobierno en cuestiones relacionadas con el canal y es amigo personal de Wang Jing, el empresario chino que es presidente y director ejecutivo de HKND. Wang Jing, de hecho, es el único nombre que figura en el documento con el que se registró la empresa HKND en Hong Kong, en agosto de 2013, con un capital de 10.000 dólares de Hong Kong, que equivale a aproximadamente US$1.300. El empresario chino, que ha sido descrito como un misterioso magnate por su renuencia a revelar detalles de su familia y de su pasado, se ha convertido muy rápidamente en uno de los hombres más ricos de su país. Es, según la China Rich List de Forbes, el #12, con un valor de US$6.400 millones.

La empresa que le valió a Wang la entrada al exclusivo club de los "billonarios", el término que en inglés designa a quienes tienen más de mil millones de dólares en activos, no tiene nada que ver con el canal de Nicaragua. Xinwei es una empresa de telecomunicaciones fundada en 1995 en la provincia de Chongqing, que tuvo su primera bonanza gracias a las primeras redes inalámbricas para internet que se montaron en China a principios del 2000. Sin embargo, en un país como China, donde la velocidad delirante de los cambios no perdona un instante de distracción, Xinwei se rezagó con los cambios de generación en la tecnología de redes y acabó por estancarse en una crisis interna. Su fuerza laboral y su valor se vieron diezmados. Entre 2006 y 2008 pasó de tener 1.792 a 671 trabajadores. Es una reducción de 37,44% en su nómina.

En 2010, Wang Jing compró aproximadamente US$10 millones en acciones de Xinwei. En ese entonces, la única empresa rentable de Wang, Southeast Asia (Cambodia) Agriculture Development Group Inc, hacía proyectos de agricultura y minería en Cambodia.

Poco después, Wang se convirtió en el presidente y director ejecutivo de Xinwei, y la proyectó hacia los contratos internacionales, que han arrojado resultados mixtos. Lo más importante para su valor son los lucrativos contratos con el Ejército Popular de Liberación de China, para construir lo que la consultora Guotai Jun'an Securities describió como “el cerebro de la futura red militar de China”.

Hace aproximadamente dos meses, Xinwei se convirtió en la primera empresa privada china en lanzar un satélite al espacio, en conjunto con la Universidad de Tsinghua, una de las más prestigiosas del país. También se encuentra a la vanguardia del desarrollo de BeiDou, el equivalente chino del GPS.

En septiembre, Xinwei hizo una “oferta por puerta trasera” que disparó su capital y multiplicó las fortunas de sus accionistas. Hoy, Wang es el socio mayoritario de Xinwei, con 37% de sus acciones.

Aunque HKND, la empresa del canal, es quizás la que más visibilidad internacional le da a Wang Jing, Xinwei es la que le proporciona peso financiero y credibilidad. Sin embargo, con todo su dinero, no ha podido aclarar cómo reunirá US$50.000 millones para construir el canal interoceánico de Nicaragua. Al día de hoy, cuando se inauguran las obras del canal, no ha comenzado la contratación de los obreros nicaragüenses.

 

*Esta investigación se hizo con el auspicio del Fund for Investigative Journalism.

Por Santiago Villa / Beijing

 

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