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Nobel de Paz contra las armas químicas

Un galardón concedido a la organización que vigila que 188 países no acumulen arsenales de este tipo.

Isabel Ferrer/ Especial de 'El País' , La Haya
11 de octubre de 2013 - 10:43 p. m.

Desde hace 16 años la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) trabaja sin tregua en el desmantelamiento de estos arsenales en el mundo. A pesar del éxito obtenido en su labor —188 países son miembros de la convención de 1993 que ella se encarga de gestionar—, ha desarrollado su labor casi fuera del ojo público. La guerra de Siria y la próxima adhesión de Damasco a la convención la han aupado a la primera fila de los organismos internacionales.

La OPAQ no forma parte de la familia de Naciones Unidas, pero colabora con ella. Especialmente en el caso sirio, a donde han acudido inspectores de ambas organizaciones para destruir las armas e instalaciones químicas del régimen de Bashar al Asad. El Comité del Nobel ha premiado dicho esfuerzo, que debe realizarse en medio de una guerra abierta y con gran peligro personal. En Damasco hay 20 expertos desplazados.

El director general de la OPAQ, Ahmet Uzumcu, ha aprovechado su comparecencia al agradecer la concesión del Premio Nobel de la Paz para volver a pedir un alto al fuego permanente en Siria, con el fin de “garantizar la seguridad de nuestros inspectores”. Uzumcu ha afirmado que su misión en el país árabe cuenta con el apoyo “de todos los estados miembros” de la organización.

“Siria está colaborando”, afirmó Uzumcu hace unos días, subrayando el carácter voluntario de las adhesiones a la convención. En circunstancias normales, los países se unen sin presiones exteriores al tratado. En este momento sólo quedan por sumarse Angola, Egipto, Israel, Corea del Norte, Birmania y Sudán del Sur. Siria ha tenido que hacerlo presionada por Rusia, EE.UU. y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en pleno. No tuvo mas remedio después de que los supuestos ataques con gases letales mataran a miles de personas.

El trabajo de la OPAQ ha logrado eliminar el 80% de las armas químicas mundiales. “La línea roja que no puede traspasarse en ningún conflicto”, tal y como recordó el presidente estadounidense, Barack Obama, antes de sellar con Moscú el acuerdo que forzó la entrada de los inspectores en Siria.

Por Isabel Ferrer/ Especial de 'El País' , La Haya

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