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Después de su esperada reelección como presidente de Cuba, Raúl Castro dejó claro que no irá por un tercer período, en cumplimiento de una ley que él mismo promulgó y que limita los mandatos políticos a dos quinquenios. A continuación, Castro anunció el nombramiento de Miguel Díaz Canel como su segundo al mando.
Díaz Canel, de 52 años, fue nombrado por el Parlamento cubano como vicepresidente primero del Consejo de Estado, un órgano del legislativo, y entra a sustituir a un veterano guerrillero de la Sierra Maestra, José Ramón Machado Ventura. Jamás un dirigente que no hubiera estado en el ejército revolucionario había llegado a la vicepresidencia de la isla comunista.
El nuevo vicepresidente fue profesor universitario y primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en las provincias de Villa Clara y Holguín. Su liderazgo en Villa Clara, que por estar lejos de la capital goza de cierta autonomía, permitió el desarrollo de una tolerancia inédita: allí se realizan los festivales nacionales de travestis y de tatuajes. Además, la provincia alberga un muy numeroso movimiento de rock. De Díaz Canel se dice que, como secretario provincial, andaba en shorts y bicicleta.
En 1991, Díaz Canel fue nombrado miembro del Comité Central y en 2003 ascendió al Buró Político del PCC. Los cubanos, tanto opositores como oficialistas, asumen desde ya que él es la apuesta por la continuidad del socialismo después de los Castro.
Además del nombramiento de Díaz Canel, hubo otros que enmarcan un importante relevo generacional. El promedio de edad de los 31 miembros del nuevo Poder Ejecutivo es de 57 años. Una de sus vicepresidentas es Mercedes López Acea, secretaria del Partido Comunista de Cuba (PCC) en La Habana, quien tiene 49 años. Este cambio generacional no solo era necesario para la transición del socialismo hacia el mundo contemporáneo, sino que era inevitable porque todos los guerrilleros de la revolución cubana ya rondan los 80 años.
En todo caso, lo determinante para el tránsito del socialismo no es la edad de sus dirigentes, sino la profundización de las reformas que Raúl Castro ha iniciado. El gobierno ha creado instituciones y leyes que marcan un tránsito hacia un modelo distinto al que proponía Fidel Castro —quien estuvo presente en la reelección de su hermano— en la década de los 90. Expertos como Arturo López Levy dicen que Cuba camina hacia una economía mixta, hacia un esquema donde se integrará a los propietarios privados y cooperativas, en un modelo en el que mercado y estado se complementan. Las reformas de vivienda y de migración (esta última permitirá durante el segundo periodo de Castro una gira internacional de la oposición) son los primeros pasos en la actualización del socialismo cubano.