Publicidad

Obama en Cuba: el fin de la guerra fría

El pueblo cubano espera que se anuncie el levantamiento del bloqueo económico a la isla.

Alfredo Molano Jimeno
21 de marzo de 2016 - 01:57 a. m.

Pasaron 88 años, y una revolución, antes de que un presidente norteamericano volviera a pisar suelo cubano. El último mandatario estadounidense en visitar la isla fue Calvin Coolidge, quien en 1928 asistió a la VI Conferencia Panamericana. Por esos días las relaciones entre ambos países eran estrechas, las inversiones de americanos en Cuba eran cuantiosas y el turismo desbordaba las calles de La Habana cada fin de semana. Pero con la Revolución Cubana que triunfó el 1º de enero de 1959, las cosas cambiaron radicalmente. Entre ambas naciones, separadas por apenas 180 kilómetros, se impuso una distancia de dimensiones históricas.

La identidad del cubano se fundó en el antagonismo con el vecino del norte. “La invasión a Playa Girón el 17 de abril de 1961 fue la única derrota del Ejército norteamericano en América Latina”, rezan los libros de textos con los que se han educado dos generaciones de cubanos. Las anécdotas de la guerra entre estos países cuentan que el Servicio Secreto norteamericano ha auspiciado cientos de planes contra el expresidente y líder de la revolución, Fidel Castro. También dicen que los soldados americanos capturados fueron cambiados por un cargamento de compotas y espinacas.

La confrontación pasó de las balas a la guerra diplomática. El gobierno americano instaló un bloqueo económico que ha impedido el comercio de Cuba con cualquier país. También se instaló la ley de ajuste cubano, “Pies secos, pies mojados”, que dictaba que los isleños que tocaran suelo americano recibirían nacionalidad, casa y garantías sociales. Dicha norma ha significado la migración de miles de cubanos, que han sido conocidos por el mundo entero como los balseros y cuyo símbolo fue el niño Elián.

Han pasado 57 años de revolución y los cubanos han crecido en la tensión con los Estados Unidos. Cientos de familias tienen parientes en territorio americano y un porcentaje importante de los ingresos del Estado cubano viene de las remesas hechas desde EE. UU. Los ecos del capitalismo, sus marcas emblemáticas, han hecho mella en los sueños del cubano, que quiere viajar el mundo, que quiere elegir lo que consume abandonado las restricciones de la austeridad que se ha impuesto en sus vidas cotidianas. Es por todo esto que la principal exigencia del gobierno de Cuba es la eliminación del bloqueo económico.

Y en los últimos tiempos se han dado pasos en este sentido. Las reformas adelantadas por el presidente Raúl Castro han permitido la instalación de negocios privados en la isla y la llegada de los celulares a la vida de los ciudadanos. Por ese camino ha empezado el furor de internet, que se ha acrecentado desde el anuncio del pasado 17 de diciembre en que se dio a conocer el restablecimiento progresivo de las relaciones. Y es que no se puede ocultar las ansias de los isleños por conocer nuevas realidades. “Que venga el monstruo, que le voy a caer a mordiscos”, sostuvo un cubano de 25 años en referencia a los riesgos que significa para esta sociedad la normalización de las relaciones.

El bloqueo ha significado una especie de muro entre La Habana y Washington. “Muchos tenemos familias allá y aspiramos a que esto nos ayude acortar las distancias”, explica la camarera de un hotel mientras se conecta a internet para hablar con su padre, residente en Miami desde hace 17 años. De hecho, uno de los cambios significativos para la vida del cubano en la normalización de las relaciones es que se levante el impuesto del 10 % al dólar, medida que impacta sobre los dineros que los cubanos reciben de sus familiares en Estados Unidos.

“Queremos acceder al mercado, a medicamentos, a equipos tecnológicos. Queremos comprar carros baratos”, explica un joven taxista, y agrega: “Este es un país que vive del turismo y necesitamos recibir a los americanos. Hoy no pueden venir directamente, lo tienen que hacer por un tercer país y con un permiso especial. Queremos ver llegar a La Habana un crucero. Eso le daría un impulso importante a la economía. Además, allá podrían comprar productos nuestros”. Sin embargo, no ocultan sus temores. Temen que la normalización venga con planes para acabar con el modelo social y económico que se ha construido en Cuba, que el mercado acabe con los productos nacionales, que la tecnología pervierta al país más educado de Latinoamérica. “Los cubanos no queremos ni socialismo, ni capitalismo. Queremos algo nuevo”, concluye un médico de 36 años.

En este mismo sentido, el pueblo cubano se prepara para la normalización de las relaciones. En las calles de La Habana no se habla de otra cosa. Las calles fueron pavimentadas, las fachadas pintadas, las casas, antes en ruinas, de La Habana vieja, fueron remendadas para recibir al presidente Barack Obama, quien luego de su arribo al aeropuerto José Martí hizo un breve recorrido. Hoy se encontrará con su homólogo Raúl Castro y con un grupo de empresarios cubanos. Y el martes, en un hecho inédito, se realizará un partido de béisbol entre la selección de Cuba y el Tampa Bay. Con ese encuentro deportivo se sellará el restablecimiento de relaciones. Y es simbólico, porque el “juego de pelota”, como le dicen los cubanos, es una pasión que une a estas naciones y que marcará el fin de la guerra fría en Latinoamérica.

La visita y el proceso de paz

Aprovechando la visita presidencial, el secretario del Departamento de Estado de EE.UU., John Kerry, se reunirá hoy a las 3:00 de la tarde con los delegados de paz del Gobierno colombiano para hablar de los avances en la mesa de negociaciones. Y a las 4:00 de la tarde el turno será para la delegación de las Farc, quienes también tendrán una hora para conversar. Igualmente se conoció que la delegación de la guerrilla asistirá al juego de béisbol del próximo martes, en el que estará el presidente Barack Obama. Nunca antes un presidente americano ha estado tan cerca de sus más acérrimos contradictores.

Por Alfredo Molano Jimeno

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar