Publicidad

¿La OTAN irá a Palestina?

El presidente palestino, Mahmud Abas, está abierto a que fuerzas internacionales se encarguen de la seguridad entre palestinos e israelíes.

Daniel Salgar Antolínez
04 de febrero de 2014 - 03:02 a. m.
John Kerry, secretario de Estado estadounidense, ha liderado las negociaciones de paz entre Israel y Palestina en los últimos meses. / AFP
John Kerry, secretario de Estado estadounidense, ha liderado las negociaciones de paz entre Israel y Palestina en los últimos meses. / AFP
Foto: AFP - NICHOLAS KAMM

En medio de la desesperanza se iniciaron hace seis meses las negociaciones de paz entre Palestina e Israel. Desde entonces el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, ha hecho frecuentes visitas a Oriente Medio para buscar puntos en común y avanzar en los diálogos. En los próximos días está previsto que se conozca un acuerdo macro a partir del cual se podría negociar un acuerdo final que certifique la solución para los dos estados. Cómo garantizar la seguridad, sin embargo, sigue siendo un punto de divergencia entre las partes.

El acuerdo macro deberá incluir temas comunes en los intentos por lograr una paz entre palestinos e israelíes: el fin del programa de construcción de asentamientos de Israel en Cisjordania, el derecho al retorno de los refugiados palestinos que tuvieron que abandonar sus tierras desde que Israel fue creado por la ONU en 1948, el control de los recursos acuíferos en Cisjordania por parte de Israel, el futuro de Jerusalén como capital internacional y el respeto de Israel por las fronteras previas a la Guerra de 1967, en la que conquistó el Sinaí egipcio, los altos del Golán sirios, la franja de Gaza y Jerusalén este.

El principal reclamo israelí para lograr la paz es que se garantice su seguridad. Desde que Israel fue creado ha tenido varias guerras con sus vecinos árabes. En esos enfrentamientos se ha anexado cada vez más territorio. Como resistencia armada a la ocupación israelí se han creado organizaciones políticas con brazos armados, como Hamás, que controla actualmente la franja de Gaza. El gobierno israelí, que con frecuencia responde con bombardeos a los ataques de Hamás, argumenta que es imposible consolidar la paz sin que estas milicias se comprometan a abandonar sus acciones hostiles.

En una entrevista con el New York Times, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abas, reiteró algunas posiciones de Palestina sobre la seguridad.

Palestina no tiene un Ejército y, según Abas, no le interesa crear más que un cuerpo de Policía para guardar el orden en las calles. Pero con el fin de garantizar la seguridad con los israelíes, el presidente de la ANP está a favor de que tropas internacionales de la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN), respaldadas por EE.UU., patrullen el Estado palestino de forma indefinida a lo largo de la frontera e incluso en el interior de Jerusalén. “Así, la OTAN será la encargada de prevenir el tráfico de armas y el terrorismo que Israel teme”.

Para Alexánder Montero, director del Centro Colombiano de Estudios Árabes, pensar en las fuerzas de la OTAN es una opción realista. “Se requiere una fuerza que garantice la estabilidad entre el gobierno palestino y las diferentes milicias, pero también, y sobre todo, una fuerza que impida ataques israelíes. Hay que recordar que es Israel el que exige que Palestina no tenga fuerzas militares propias, por tanto la seguridad de Palestina debe apoyarse en una fuerza diferente a los cascos azules, a quienes su mandato les impide utilizar la fuerza”.

En Tel Aviv, según lo poco que se sabe sobre las negociaciones, no ha sido muy bien recibida la idea de una fuerza internacional.

Otro de los puntos a los que se refirió Abas en su entrevista con el Times fue la retirada de las tropas israelíes de Cisjordania. El presidente se mostró abierto a aceptar que salgan de allí de forma gradual en un período máximo de cinco años y que las colonias ilegales desaparezcan en el mismo plazo. “Al final de los cinco años, mi país estará liberado de la ocupación”, afirmó.

Para Palestina, el fin de la ocupación israelí es un asunto básico para lograr la consolidación de la paz, es decir, la retirada de las tropas y de los civiles que el Estado de Israel ha llevado a habitar en los territorios palestinos, en contra de la ley internacional.

Decenas de resoluciones de la ONU llaman a detener tanto la construcción de las colonias como del muro que serpentea en Palestina. Entre ellas, la resolución 465 de 1980 del Consejo de Seguridad establece que “la política y las prácticas de Israel de asentar partes de su población y nuevos inmigrantes (en los territorios palestinos y otros territorios árabes ocupados desde 1967, incluyendo Jerusalén este) constituyen una violación flagrante de la Cuarta Convención de Ginebra... y una seria obstrucción para el logro de una paz amplia, justa y duradera en Oriente Medio”.

La Corte Internacional de Justicia, en una opinión consultiva, dijo en 2004 que el muro israelí y su régimen de asentamientos, infraestructura y caminos exclusivos para israelíes constituyen una grave violación de la ley internacional y las obligaciones de Israel como poder ocupante. La Corte Penal Internacional considera que los asentamientos son un crimen de guerra.

Israel no ha detenido la construcción de sus colonias durante el proceso de paz. El propio ministro de Vivienda, Uri Ariel, del partido nacionalista religioso Hogar Judío, ha dicho que el programa propuesto por Abas es simplemente “inaplicable, puesto que sigue queriendo expulsar a 400.000 (colonos) israelíes de sus hogares”.

A pesar de las marcadas diferencias entre las partes, John Kerry se ha comprometido con buscar una solución al viejo dilema entre los derechos que tienen los palestinos a la autodeterminación y la independencia, y las necesidades de Israel de sentirse seguro en el vecindario árabe.

Su gestión, sin embargo, se ha visto empañada por las críticas que le hace la derecha israelí. Hace pocas semanas, el diario israelí Yedioth reveló que el ministro de Defensa Moshe Yaalon calificó a Kerry como un “mesiánico, mentiroso y obsesivo”, y manifestó que el plan de paz propuesto por el jefe de la diplomacia estadounidense “no ofrece seguridad ni paz (...), no vale ni el papel en que fue escrito”.

En todo caso, como dice Montero, el simple hecho de que aún haya negociaciones es un avance en sí mismo. Kerry se sigue reuniendo con las partes y la publicación del acuerdo macro podrá ser un impulso hacia la paz o la confirmación de que no se han podido resolver muchos obstáculos.

 

 

dsalgar@elespectador.com

@DanielSalgar1

Por Daniel Salgar Antolínez

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar