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Presidente francés anunció que en dos años recuperaría economía del país

François Hollande señaló este domingo que ya tiene un plan para salir de la crisis en el tiempo señalado.

El Espectador
09 de septiembre de 2012 - 04:40 p. m.
François Hollande, presidente de Francia.   /   AFP
François Hollande, presidente de Francia. / AFP

El presidente francés, François Hollande, cuyo índice de aprobación cae en los sondeos, rechazó este domingo las críticas sobre su inacción y anunció un futuro plan destinado a recuperar la economía francesa, cuyo crecimiento será en 2012 "apenas superior a cero", en un plazo de dos años.

"Sé hacia dónde voy", aseguró Hollande en una entrevista con el canal de televisión privado TF1. "Mi rumbo es un quinquenio: no son 4 meses, no es un mes, son 5 años", añadió.

"No voy a hacer en cuatro meses lo que mis antecesores no hicieron en cinco o diez años", comentó Hollande, agregando que se consideraba "en situación de combate".

"Voy a fijar una agenda de recuperación: dos años", dijo Hollande. "Dos años para a la vez aplicar una política para el empleo, para la competitividad y para sanear las cuentas públicas", sostuvo.

Para el presidente francés el desafío de esta entrevista era el de convencer que es el hombre del "cambio", como lo sostuvo durante su campaña electoral, y no el del "inmovilismo", como lo acusa la derecha y la prensa francesa, incluso la de izquierda.

En un contexto en que el "desempleo es elevado, la competitividad está degradada, los déficits son considerables, el endeudamiento histórico" el presidente Hollande pidió esfuerzos a los franceses.

El esfuerzo se traducirá por un alza de impuestos para 2013 con el objetivo de recaudar 20.000 millones de euros adicionales, tributados por partes iguales por los hogares y las empresas. Esto para cerrar el presupuesto 2013 con el objetivo de una reducción del déficit público a 3% del PIB, contra 4,5% este año, y respetar así los compromisos europeos

Este aumento de los impuestos no tiene precedentes en los últimos 30 años en Francia.

El proyecto de presupuesto de 2013 se hará con una previsión de crecimiento "realista", "sin dudas de 0,8%", explicó y el Estado no gastará "un euro más en 2013 de lo que gastó en 2012", prometió.

Hasta ahora el gobierno preveía un crecimiento de 1,2%. La cifra que anunció el presidente este domingo, de 0,8%, "aunque espero que tengamos más", se alinea con la pronosticada para Francia por el Fondo Monetario Internacional, pero sigue siendo superior al consenso de los economistas que la ubican en un promedio de 0,5%.

Al mismo tiempo se fijó como objetivo "revertir la curva del desempleo en un año".

Hay "preocupación", con tres millones de desempleados pero "ya hay una batalla comenzada", dijo citando un plan de empleo subvencionado que alcanzará en 2013 a unos 100.000 jóvenes sin cualificación.

François Hollande también ratificó su promesa emblemática de campaña de aplicar un impuesto excepcional de 75% a las fortunas de los contribuyentes que poseen un patrimonio superior a 1,3 millones de euros.

Con este impuesto, que alcanzaría a "2 a 3.000 personas" se trata de "dar el ejemplo", explicó.

El debate sobre lo acertada de esta medida volvió a surgir el sábado luego de que se revelara que el dueño del imperio del lujo LVMH, el francés Bernard Arnault, primera fortuna de Europa y cuarta mundial, pidió en Bruselas la nacionalidad belga.

Arnault intentó el domingo frenar la polémica rechazando toda "interpretación política" y asegurando que pagará sus impuestos en Francia.

Pero interrogado sobre el caso Hollande comentó con severidad que "debería haber medido mejor lo que significa pedir otra nacionalidad, porque estamos orgullosos de ser franceses".

Finalmente Hollande dijo haber escuchado a los seis franceses sobre diez que, según un sondeo del instituto BVA publicado este domingo, "no profundiza suficientemente" en las reformas. El presidente resumió: "Me dicen: hay que acelerar. Acelero".

Para reconquistar a la opinión pública, los analistas estiman que también debería convencer con su estilo de "presidente normal", que contrasta con el del ex presidente conservador Nicolas Sarkozy que por su ritmo desenfrenado durante su mandato se ganó el calificativo de "hiperpresidente". 

Por El Espectador

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