El príncipe de Arabia Saudita, Alwaleed bin Talal, anunció que destinará su fortuna, estimada en US$ 32.000 millones, a la caridad.
Sin embargo, muchos de sus compatriotas dudan de sus intenciones altruistas, pese a que el príncipe ha reiterado su compromiso filantrópico: «el dinero será destinado al entendimiento cultural, la autonomía de las mujeres y a proporcionar ayuda humanitaria vital», aseguró. Todo esto será canalizado a través de su organización Alwaleed Philanthropies, a la que ya había donado US$ 3.500 millones.
El príncipe de 60 años edificó su fortuna a partir del mercado inmobiliario y la expandió con inversiones en empresas de renombre mundial como Citigroup, Apple, Twitter y News Corp, la compañía del controvertido Rupert Murdoch.
Pese a su capacidad económica y a ser descendiente de uno de los fundadores del actual Reino de Arabia, Alwaleed no tiene mucho poder, pues pertenece a una facción que no gobierna actualmente.
Los analistas concluyen que el príncipe no se va a quedar sin nada, pues lo que donará es parte de su riqueza personal, y una buena porción de su cartera es manejada por la firma Kingdom Holding Company, de la cual es dueño casi en su totalidad, y que no puede ser donada por cotizar en la bolsa.
"Cuando lo conocí me di cuenta de que era un hombre muy involucrado en sus negocios, al tanto de cada detalles y controlador", le dijo el periodista Anees Alqudaihi a BBC Mundo, y agregó: "No creo que él sea el tipo de persona que le entregue todo su negocio a causas benéficas".