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Revive la guerra contra islamistas en Egipto

Desde la revolución que estalló en 2011 y que derrocó al exdictador Hosni Mubarak, en Egipto no se han detenido los sucesos de violencia.

Redacción Internacional
27 de diciembre de 2013 - 08:22 p. m.

 Cuando el islamista Mohamed Mursi fue elegido en las primeras elecciones democráticas de la historia del país, surgieron esperanzas de una “democracia” estable bajo el mando de los Hermanos Musulmanes. Pero pasó poco más de un año para que los militares volvieran a tomarse el poder, derrocaran a Mursi y declararan la guerra contra los islamistas en el país.

Desde que el pasado miércoles las autoridades decidieron considerar a los Hermanos Musulmanes una organización terrorista y empezar a perseguirlos, toda posibilidad de una solución política para la crisis del país se ve cada vez más lejana. Sólo hay signos del regreso de la dictadura militar y la represión a las libertades individuales.

Hani Abdelatif, portavoz del Ministerio del Interior, dijo ayer que el Código Penal contempla la pena de muerte para los líderes de los Hermanos Musulmanes por dirigir una organización terrorista y contempla sentencias de hasta cinco años de cárcel por la simple pertenencia al grupo. “Todo aquel que la promocione con sus acciones o de palabra, o que participe en las publicaciones o grabaciones de la organización terrorista, también será castigado con una pena que no excederá los cinco años”, añadió. Hasta ahora, al menos 30 personas han sido detenidas por tener lazos con la cofradía islámica.

La comunidad internacional y organizaciones religiosas y sociales han intentado en vano mediar para lograr un pacto pacífico entre las autoridades, apoyadas por el Ejército, y los Hermanos Musulmanes, apoyados por una mayoría de la población (esto quedó demostrado en las elecciones en que Mursi fue elegido).

Dicha solución no ha sido posible durante siglos. Históricamente, los musulmanes han sido reprimidos por el régimen militar, pero desde la clandestinidad se mantienen como una fuerza social importante, sobre todo en los sectores marginales. La presidencia de Mursi fue un paréntesis en el que los puntos de gravedad (islam y fuerza militar) se invirtieron por un momento. Pero después de tanta revolución Egipto vuelve al statu quo, con la sombra de Mubarak en el poder y unos Hermanos Musulmanes condenados a la ilegalidad, pero que no se darán por vencidos. Las perspectivas para el próximo año sólo prometen más guerra.

Por Redacción Internacional

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