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¿Se acaba la cerveza Polar en Venezuela?

Maduro ve como “guerra económica” el cierre de cuatro plantas productoras de cerveza y malta.

Redacción Mundo
02 de mayo de 2016 - 02:55 a. m.

Desde hace varios años se venía calentando la pelea entre el Gobierno venezolano y Empresas Polar, que denunciaba trabas en la concesión de licencias de importaciones, acoso e inspecciones excesivas por parte de funcionarios estatales, y venía advirtiendo de manera reiterada que los controles de divisas impuestos por el chavismo no le permitían tener dólares suficientes para comprar la materia prima esencial para su producción.

Hasta que llegó el día en que Empresas Polar no tiene cómo importar cebada. Justo en la víspera del Día del Trabajo, la mayor productora de alimentos de Venezuela anunció el cierre de sus cuatro plantas productoras de cerveza y malta, que abastecen 70 % del mercado nacional. Este cierre paralizó unos siete mil empleos directos y, a medida en que se distribuya la última producción de cervezas y maltas, se afectarán alrededor de 10.000 empleos directos y más de 300.000 indirectos. Portavoces de la empresa dicen que los cierres se acabarán cuando obtengan las divisas necesarias para traer insumos y reactivar la producción.

La historia de Empresas Polar es emblemática, no sólo por ser la mayor compañía privada de alimentos del país, la que vende la harina para hacer la famosa arepa venezolana, sino porque ha sobrevivido durante 17 años a un gobierno que acabó con el sector productivo. Desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, y particularmente después de la huelga de Pdvsa en 2002, el presidente arremetió contra los empresarios y dio inicio a una serie de expropiaciones y medidas como el control de cambios y de precios.

La parálisis en las plantas de producción de cerveza y malta venezolanas es un síntoma de la crisis a la que ha llegado el aparato productivo nacional. Venezuela se está quedando sin divisas. Para los empresarios es cada vez más difícil importar insumos y materia prima, mientras que las empresas expropiadas bajan o acaban su productividad cuando quedan en manos del Estado. El país enfrenta una crisis económica con recesión desde 2013, inflación de 180,9 % en 2015 y pronosticada en 700 % para 2016 según el Fondo Monetario Internacional (FMI), escasez de más de dos tercios de los productos básicos y medicinas. Por si fuera poco, el fenómeno de El Niño ha obligado a realizar cortes eléctricos en 19 de 23 estados del país. Con el racionamiento también se está golpeando la economía.

Nicolás Maduro sigue culpando a la oposición por esta crisis. Interpretó la decisión de Empresas Polar como una maniobra de su presidente, Lorenzo Mendoza, en el marco de la “guerra económica” contra el gobierno. Durante una alocución este domingo llamó a sus seguidores a tomarse las industrias que no estén produciendo. “Aquel que pare una planta, una industria o una fábrica será castigado con la ley. Y planta parada, planta tomada por la clase obrera (...) ¡Rebelión, frente a la conspiración abierta, rebelión, revolución!”, dijo Maduro.

Los ataques de Maduro contra Mendoza no son una novedad. Mendoza fue encasillado desde la era Chávez en el estereotipo de “imperialista”, “oligarca”, “neoliberal”, “burgués”, contra el cual el chavismo ha enfocado su lucha ideológica y justificado sus decisiones políticas y económicas. En repetidas ocasiones, Chávez amenazó con expropiar Empresas Polar. Maduro ha radicalizado ese discurso. Cuando la crisis se torna inmanejable, se ha negado a aceptar que para reactivar la economía necesita a los sectores privados y productivos. Hace algunos meses ya había tildado a Mendoza de “ladrón” y “traidor a la patria” y le había dicho públicamente que si no es capaz de administrar sus empresas, las entregue al pueblo.

 

Por Redacción Mundo

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