La secta subterránea

Faizrahmán Satárov era el líder de 70 personas que vivían bajo tierra. / EFE

Faizrahmán Satárov, de 83 años, se autodeclaró un profeta islámico en 1960. Hace una década nombró a su residencia un estado islámico independiente y desde entonces dirigía una secta de 70 personas que vivían bajo el piso de su casa. La comunidad fue hallada por la policía en los suburbios de Kazán, la capital de Tatarstán, una de las repúblicas que forman la Federación Rusa.

La Policía aseguró que los autodenominados faizrahmanitas llevaban una vida completamente anormal y más de una década sin ver el mundo exterior ni recibir la luz del sol, encerrados en un búnker de ocho pisos y separados entre hombres, mujeres y niños.

Su líder les prohibía asistir a centros médicos, tenían su propia central eléctrica y obtenían agua de un pozo abierto en su territorio. La única educación que recibían los 20 niños de la comunidad (el menor tenía 18 meses) era la predicada por el profeta.

Muchos menores nacieron bajo tierra y nunca habían salido hasta que la Policía descubrió el lugar el pasado 1 de agosto. Ahora todos los niños están hospitalizados y una de 17 años resultó estar embarazada.

"Los niños están viviendo en condiciones insalubres. Hay falta de ventilación. Las instalaciones son como celdas de los monjes", dijo el investigador de la Policía Ranis Bakhitov. Una corte decidirá si se les permitirá volver a la custodia de sus padres.

Satárov es descrito por las autoridades como un exdiputado del clérigo islámico sunnita en la década de los 70. La fiscalía abrió una causa contra el líder musulmán y estudia abrirla también contra los padres de los niños, por no cumplir los deberes paternales estipulados en la ley rusa.

Hasta ahora se sabe que el profeta podría pasar al menos seis meses en la cárcel por violar las normas de construcción de los edificios locales. También enfrentará cargos por arbitrariedad, por obligar a otros a seguir leyes contrarias a las rusas, y por crueldad contra menores de edad.