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Secuestro masivo en Argelia

La lucha internacional contra el terrorismo en Malí podría provocar la dispersión de la amenaza a la seguridad hacia el norte de África y occidente de Europa, dicen analistas.

Daniel Salgar Antolínez
16 de enero de 2013 - 10:00 p. m.
Tropas francesas iniciaron ayer operaciones sobre el terreno en Malí.   / AFP
Tropas francesas iniciaron ayer operaciones sobre el terreno en Malí. / AFP

El enfrentamiento en Malí entre los terroristas que se tomaron el norte del país y las tropas francesas que apoyan en el terreno al débil ejército oficial aparece ahora como una amenaza para la seguridad regional que podría extenderse a Europa. Ayer, terroristas atacaron una planta de gas en Argelia —país que comparte fronteras con el norte de Malí y está muy cerca de España— y secuestraron a 41 occidentales.

El atentado lo reivindicó el grupo “La Brigada de los Enmascarados”, dirigido por el argelino Mojtar Belmojtar y vinculado con Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI); su objetivo era castigar la apertura del espacio aéreo de Argelia a las tropas francesas que han bombardeado el norte de Malí. La planta de gas pertenece a la compañía británica British Petroleum, la argelina Sonatrach y la noruega Statoil. En el ataque murieron un británico y un francés y los secuestrados serían procedentes de EE.UU., Japón, Irlanda y Noruega. El gobierno argelino anunció que no negociará la liberación con los terroristas.

El atentado plantea interrogantes sobre los efectos de la lucha contra el terrorismo que se inicia en el norte de África: ¿podría caer en los mismos errores que la lucha liderada por EE.UU. en Irak y Afganistán? Aunque el núcleo central de Al Qaeda se debilitó con la invasión estadounidense a esos países, la organización no se extinguió y sí se dispersó y vinculó a otras organizaciones terroristas del mundo. El número de civiles muertos en esos países sigue creciendo una década después de iniciada la guerra. William Moseley, profesor de estudios africanos del Macalester College, dijo a El Espectador que hay un inminente riesgo de que algo similar suceda en esta nueva cruzada.

Con atentados como el de Argelia, AQMI demuestra que puede sobrevivir y expandir su amenaza. De hecho, Abdelmalek Drukadel, su máximo líder, ha dicho que a otras organizaciones terroristas, como Ansar al Din y el Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO), les corresponde implantar con rigor la ley islámica en el norte del país, mientras que para AQMI está reservada “cualquier actividad relacionada con la yihad internacional”.

¿Por qué Malí es un punto geoestratégico relevante? Para Moseley, la preocupación mundial por Malí se debe a su cercanía con Europa y especialmente con España (que permitirá a Francia usar sus bases aéreas militares). Los insurgentes que llegaron a Malí desde Libia a finales de 2011 probablemente venían con planes de atentar al otro lado del Mediterráneo. La capacidad militar de esos terroristas es significativa porque “adquirieron armas tras la caída de Gadafi (para quien trabajaban) y tienen el apoyo de otras organizaciones terroristas en el extranjero”.

Francia, por ser “el anterior poder colonial en el Sahel y tener intereses económicos en Malí y sus vecinos”, está liderando la lucha que “podrá disminuir a corto plazo la capacidad de los terroristas; pero a largo plazo nada está seguro”.

¿Qué posibilidades de éxito tiene la intervención en Malí? Jennifer Cooke, directora del Programa para África del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, dijo a este diario que no está claro si Francia o la Unión de Fuerzas Africanas pueden “montar una operación militar efectiva en un área tan vasta, contra un adversario acostumbrado a operar en ese terreno extremadamente difícil”. En Afganistán, por ejemplo, a las tropas de EE.UU. les fue imposible luchar contra los talibanes en las porosas fronteras con Pakistán, donde ahora el grupo radical mantiene un creciente control mientras el ejército estadounidense se retira.

La intervención en Malí, adelantada por Francia tras la petición del presidente maliense, tendrá que ser, según Cooke, “muy cuidadosamente planeada, ejecutada y respaldada por la inteligencia local, y deberá tener en cuenta las consecuencias imprevistas probables (como el atentado en Argelia)”.

Por Daniel Salgar Antolínez

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