Publicidad

“Si la gente deja de protestar, se acabó esta vaina”

El ministro para la Cultura de Venezuela, Reinaldo Iturriza, conversó con El Espectador sobre la actual situación política del país y la necesidad de “seducir” a los opositores.

Leo Felipe Campos / Caracas
03 de marzo de 2015 - 02:08 a. m.
Antes de ser ministro de Cultura, Reinaldo Iturriza fue ministro de Comunas. / EFE
Antes de ser ministro de Cultura, Reinaldo Iturriza fue ministro de Comunas. / EFE
Foto: EFE - SANTI DONAIRE

El actual ministro para la Cultura de Venezuela, Reinaldo Iturriza, fue antes ministro de Comunas. Y primero un analista y ensayista que escribía —aún lo hace, cuando el tiempo se lo permite— sobre la política como motor social. Admirador sin cortapisas de Chávez —ser humano y figura idealizada— interpela casi por igual al antichavismo que desnuda y al chavismo que representa y le (pre)ocupa.

Franco para su cargo y modesto para ser sociólogo, Iturriza ataca el clientelismo y se define antiburócrata; ha acompañado la gestión del presidente Nicolás Maduro, a quien define —y defiende— como un hombre inteligente y ético. Advierte que el gobierno venezolano lucha contra dos desafíos: las conspiraciones de la CIA y los privilegios de una élite que se quiere enquistar en el poder.

Para partir, ¿estamos de acuerdo en que Venezuela atraviesa hoy una crisis palpable?

La crisis es un recurso muy manido. Aquí todo el tiempo ha habido crisis. Y esa es una manera también de no definir los contornos de los distintos momentos políticos. Aquí hay una crisis política o en todos los órdenes, y entonces de lo que se trata es de salir de Maduro. Pero, mentira, cuando ya no esté Maduro, en el caso de que no estuviera, aquí va a haber crisis otra vez. De acuerdo a lo que suceda y a como se peleen las élites, va a haber crisis en tal cosa o en cual otra.

¿Y la crisis actual no consiste en un divorcio de prácticamente todos los sectores de la sociedad, producto de la polarización?

El discurso de la polarización ha sido siempre del antichavismo. Yo comencé a escribir sobre la necesidad de la “repolarización” en un momento en el que Voluntad Popular y Primero Justicia vivían su propio conflicto. El primero proponía su vaina barrial medio facha, muy interesante, muy hábil, muy inteligente como política, que aplicaba para penetrar en los barrios, y el segundo era Capriles con su mimetismo, que a veces llegaba a vernos la cara de pendejos, provocaba decirle: “Está bien, pues, tú eres Chávez”. En ese momento ellos insuflaron el discurso sobre la necesidad de despolarizar, porque la estrategia consistía en llevarse a una parte del chavismo, o por lo menos lograr que esa parte no votara por el comandante.

Pero existe un conflicto fuerte entre dos polos que hablan por igual de justicia, bienestar y libertad.

Necesitamos que la política transcurra al margen de la lógica de las dos minorías. Las dos élites políticas, peleando una con la otra. ¿Y los problemas de la población dónde están? Fíjate, esa es una frase que incluso usaba mucho Capriles.

¿Y en eso no tiene razón?

Él quiere aparentar que entiende los problemas de la gente, pero tampoco los entiende un carajo, es un poco fingido. Hay una parte de la clase política en el antichavismo que no tiene nada que decir. La pregunta es: ¿cómo hacemos para concentrarnos en los problemas concretos de la población? Tú no te metes en un barrio y preguntas quién es chavista y quién no; así no hacemos política nosotros. Insisto: al chavismo le interesa gobernar bien.

¿Qué es gobernar bien?

Gobernar bien no es establecer relaciones clientelares, que también se hace, obviamente, y allí hay un conflicto más o menos abierto dentro del chavismo, quiero decir, contra esa lógica clientelar. O sea, no es que tú me vas a bajar los recursos para yo votar por ti, la cosa es que la gente se empodere y haga sus proyectos. Que el pueblo se sienta a gusto, que haya menos delincuencia, donde la gente no tenga que hacer colas para comprar algo. Pero cuidado, que allí todo se mezcla.

¿A qué se refiere?

A que si el año pasado aumentó la inflación en 65% y yo ajusté el salario mínimo casi al mismo nivel para que no mermara tanto nuestra capacidad de ingreso, y tú me respondes escondiendo mercancía o creando colas de la manera más artificiosa, ¿de qué hablamos? De una política del antichavismo, y me refiero a sus dirigentes, que consiste en que te sientas mal y digas todos los días: “Este país de mierda, me quiero ir pal carajo, mira cómo matan a la gente, aquí no hay papel tualé”…

¿El Gobierno puede lograrlo?

Absolutamente. Pero cuando digo que el chavismo es la apuesta por la política, me refiero a la participación popular. Cuando hablamos de construcción de hegemonías, significa que tenemos que tener también una política para esos siete millones de personas que no votan por nosotros. La política no es la de dos minorías peleando mientras el resto del país queda por otro lado, pero hay que aislar a los violentos, a los locos, a los conspiradores, y hay que hacerlo de la manera más democrática posible. Este tiene que ser un gobierno capaz de hablarles a esos siete millones, seducirlos. Me refiero a construir un discurso, una identidad de país donde esas personas se sientan incluidas.

¿Y qué se hace con los funcionarios corruptos? ¿O ellos no son chavistas?

Mira, yo no estoy en este cargo y nunca milité en este proyecto para que esa gente se hiciera rica en nombre del chavismo, o para que una partida de incapaces pusiera a pasar trabajo al pueblo venezolano. Eso hay que reconocerlo como una amenaza permanente y hay que combatirlo todo el tiempo.

¿No siente que hay fisuras tanto en el chavismo como en la oposición?

Siento que hay amenazas de ambos lados, pero si tú me preguntas, me parece que es una torpeza de marca mayor subestimar lo que está pasando con el adversario, aunque creo que ellos están más debilitados de lo que está el chavismo, con todo y sus diferencias internas. Lo que no podemos negar nunca son las razones del descontento. Hay que entender que hablar de revolución y no hablar de conflicto no tiene ningún sentido. Que la gente reclame; si la gente deja de protestar se acabó esta vaina. ¿Qué hace la diferencia? Que tú gestiones el conflicto democráticamente. Lo que pasa es que en Venezuela hay un poco de gente y de periodistas pagados por la CIA, eso no es cuento.

De ser así, eso no va a dejar de existir.

Hasta que logremos vencer a la CIA, ¿o tú crees que van a ser eternos? El nuestro es un ensayo genuino de construcción de verdadera democracia, con todo lo que nos falta. Nuestro país cambió radicalmente de lo que era hace 30 años y me parece que ahora es infinitamente más democrático. Esta es una revolución en términos políticos, aquí se politizó a la mayoría de la sociedad venezolana, nunca había existido un sujeto político con tanta potencia. Creo que tenemos algo de derecho de decirles a los gringos: “No te metas aquí”. ¿Ah, que está en la naturaleza de ellos conspirar? Bueno, que sigan. Nosotros vamos a tratar de derrotarlos una vez más.

Por Leo Felipe Campos / Caracas

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar