Stephane Jaquemet lleva un año y ocho meses como representante del Alto Comisionado para los Refugiados (Acnur) en Colombia, pero su experiencia en el tema humanitario suma más de 25 años. Ha trabajado en aproximadamente 12 países y ha tenido que presenciar situaciones en otros 25. Fue testigo del desplazamiento que provocó la guerra en Yugoslavia (1991) y la emergencia en Indonesia por el tsunami (2002); también estuvo en los Territorios Palestinos, Uganda, Líbano, entre otros. Hoy habla de la llegada masiva de colombianos procedentes de Venezuela.
¿Cuál es la situación en Cúcuta?
Estuve en la ciudad y la preocupación real es saber si el flujo de personas va a continuar. Hasta ahora hablamos de un promedio de 1.500 personas que llegan a diario. Cuando tenemos este tipo de cifra, podemos hablar de una crisis humanitaria.
¿Puede agravarse este panorama?
Si el flujo continúa, vamos a acabar viendo el retorno de hasta 70 mil personas, esperemos que no sea este el caso, pero en situaciones como esta, eso puede pasar.
Dicen que Cúcuta está desbordada, ¿cuál es la urgencia principal?
En una perspectiva humanitaria, cuando hay hasta 15.000 personas llegando en una semana es muy difícil organizar albergues. En Cúcuta hay once lugares que reciben a los colombianos, pero es muy difícil asegurar que todos reciban la ayuda. Existe la voluntad política de dar acceso a la educación a todos los niños, pero logísticamente es complicado. Después de una semana es imposible que todas las necesidades básicas estén cubiertas, se requiere tiempo.
¿Qué casos encontró en la frontera?
Cada historia es diferente, pero yo pude hablar con personas que llevaban hasta 45 años en Venezuela, con hijos que se identifican más con ese país y tener que regresar a un su nación de origen es muy difícil. Mucha gente no sabe si quiere regresar, otra no entiende si puede hacerlo, es una incertidumbre muy grande por el futuro. La gente está perdida, no sabe lo que pasó y por eso no saben qué hacer.
El conflicto colombiano ha provocado la huida de millones de personas a países vecinos. Hoy recibimos a muchos de esos desplazados. ¿Está preparada Colombia para afrontar este desplazamiento?
La cifra de desplazamiento de Colombia se da por la acumulación de 50 años de conflicto, no es como Siria que en cuatro años ha provocado un éxodo impresionante. De hecho, las cifras de desplazamiento se han reducido en Colombia durante los últimos años. Lo que puedo decir es que el Gobierno está muy organizado y cumpliendo.
Se ha denunciado la llegada de personas con estatus de refugiado o de solicitante de asilo en Venezuela, ¿qué hacer con ellos?
Hemos recibido quejas de personas con esta situación, pero el problema es que la mayoría de ellas no tienen documentos. Debemos verificar, y si es el caso, hablaremos con las autoridades en Venezuela para solicitar su readmisión, si las personas así lo quieren. Muchas no saben si volver. La palabra que mencionan los que no fueron deportados y regresaron al país es “temor”.
De acuerdo con su experiencia, ¿cómo solucionar una crisis humanitaria de estas dimensiones?
No hay otra alternativa que un diálogo entre los dos gobiernos, pues la confrontación no va a arreglar el problema y puede provocar la salida de más colombianos de Venezuela. La comunidad internacional está lista para apoyar a Colombia, pero es decisión del país si quiere ese apoyo.
Pero reveses como el que sufrió el país en la OEA hacen pensar que ese no es el camino...
Claramente es importante un diálogo bilateral a nivel político, pero es posible hacer como en otras situaciones en las que países amigos pueden prestar su colaboración. Pero esa una decisión política colombiana.