¿Qué es la Sociedad Federalista y por qué da miedo?

La Sociedad Federalista es al derecho lo que el Tea Party es a la política: una organización ultraconservadora que lucha por imponer una agenda conservadora, basada en su propia visión del pasado de los Estados Unidos. Esta fundación va a ser protagonista en la elección del próximo juez de la Corte Suprema de Justicia.

Redacción Internacional
11 de enero de 2017 - 10:08 p. m.
La SF va a ser protagonista en la elección, por parte de Donald Trump, de un candidato a nuevo juez de la Corte Suprema de Justicia.  / AFP
La SF va a ser protagonista en la elección, por parte de Donald Trump, de un candidato a nuevo juez de la Corte Suprema de Justicia. / AFP

La Sociedad Federalista es al derecho lo que el Tea Party es a la política: una organización ultraconservadora que busca por imponer su visión del pasado de los Estados Unidos. Fue esta la que le dijo al expresidente George W. Bush a quién postular para juez de la Corte Suprema de Justicia. Y es esta misma la que le ha dicho al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, a quién postular como reemplazo del fallecido juez Antonín Scalia, quien, valga decirlo, tuvo estrechos vínculos con esta sociedad. 

Esta sociedad, fundada en 1982, aboga por una agenda conservadora que ponga fin a años de liberalismo. "Las escuelas de derecho y los profesionales del derecho están actualmente fuertemente dominados por una forma de ideología liberal ortodoxa que aboga por una sociedad centralizada y uniforme", denuncia en su portal en internet, en el que deja claro que uno de sus propósitos es erradicar esta agenda y apoderarse de algunas de las instituciones de los Estados Unidos, como la Corte Suprema de Justicia, con este fin. 

La SF se opone, tímidamente, al matrimonio homosexual, al reconocimiento de los derechos reproductivos de las mujeres y a otras iniciativas consideradas "liberales". Pero lo que más temor genera no son sus posiciones sino el poder que ha adquirido. Fundada durante los años de Ronald Reagan como presidente, fue adquiriendo poder hasta que, en 2004, logró algo imposible: le quitó a la American Bar Association el poder de hablarle al oído al presidente, a la hora de elegir jueces de la Corte Suprema de Justicia. El entonces presidente George W. Bush decidió que no iba a escuchar sino a la SF y postuló a Samuel Alito y John G. Roberts.

Ambos desequilibraron la balanza en la Corte Suprema de Justicia a favor del conservatismo. Durante el gobierno de Barack Obama, la SF perdió cierto poder. Pero ahora, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la SF va a ser protagonista en la elección del sucesor de Scalia, uno de los jueces más influyentes en la historia reciente de la Corte Suprema de Justicia debido a sus posiciones conservadores. De hecho, ya ha sido protagonista. La SF le ayudó a Trump a confeccionar su lista de 21 candidatos a reemplazar a Scalia. Y ahí fue todo miedo. Los 21 candidatos son todos jueces ultraconservadores.

Algunos, como los jueces Don Willett, Diane Sykes, David Stras, William H. Pryor Jr, Joan Larsen, son abiertamente contrarios a los derechos de la comunidad LGBTI. Y muchos de ellos están a favor de la venta libre de armas y en contra del aborto. El balance en la Corte Suprema de Justicia no se va a afectar en cuanto a que un ultraconservador va a reemplazar a otro ultraconservador. Pero hay preocupación por la edad de la jueza liberal Ruth Bader Ginsburg, una de las jueces más influyentes en la historia de ese tribunal, defensora de posiciones liberales y, curiosamente, gran amiga de Scalia.

Ginsburg ya tiene 83 años. Y, si se muere, quedaría en manos de Trump y el Senado republicano escoger a su reemplazo. Y, seguramente, sería un candidato propuesto por la SF. Y entonces una corte ultraconservadora acabaría con todas las victorias liberales de tiempos recientes. Sería un retorno al conservadurismo más extremo. 

Por Redacción Internacional

 

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