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Suecia, el nuevo aliado del Estado palestino

El gobierno sueco espera que el reconocimiento ayude a lograr una solución de dos estados en el conflicto palestino-israelí.

Daniel Salgar Antolínez
05 de noviembre de 2014 - 03:26 p. m.
Suecia, el nuevo aliado del Estado palestino
Foto: EFE - ATEF SAFADI

“Existe un territorio, un pueblo y un gobierno”. Estas son para el gobierno sueco condiciones suficientes para reconocer a Palestina como un estado independiente, enmarcado en las fronteras previas a la Guerra de 1967 y con Jerusalén Este como capital. Este miércoles, Suecia se convirtió en el país 135 en hacer este reconocimiento y en el primero en Europa Occidental. Un hecho que alegra a los palestinos y significa un fuerte revés para los israelíes.
Además del reconocimiento, el país escandinavo anunció mediante un comunicado que aumentará su ayuda económica hasta los 161 millones de euros para los próximos cinco años. "La contribución de Suecia tiene como objetivo, entre otras cosas, que sea más fácil para los palestinos mantenerse y seguir viviendo donde están, fortalecer el empoderamiento de las mujeres y la capacidad de resistencia a los cambios ambientales y climáticos. Este aumento de la asistencia significa el apoyo a todas las fuerzas moderadas y no violentas en Palestina que promueven de la democracia, los derechos humanos y la igualdad de género ", dijo el Ministro de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Isabella Lövin. Con este, ya son siete Estados miembro del este de la Unión Europea que reconocen a Palestina, entre estos están Bulgaria, Chipre, República Checa, Hungría, Malta, Polonia y Rumanía.

Se trata de un paso más en la estrategia diplomática de los palestinos por alcanzar su reconocimiento como miembro pleno de Naciones Unidas, buscar que se reconozca su independencia, su soberanía, su derecho a la autodeterminación y que la justicia internacional decida sobre crímenes cometidos por Israel como la construcción de colonias israelíes en territorio palestino, el levantamiento de un muro que serpentea por tierras palestinas, el control israelí de recursos como el agua, la figura de detención administrativa con que Israel arresta a sospechosos en los territorios ocupados, entre otros.

Esta estrategia cosechó sus primeros triunfos en 2012, cuando con 138 votos a favor, solo nueve en contra y 41 abstenciones, la Asamblea General de la ONU aprobó el reconocimiento de Palestina como Estado observador (no miembro), con lo cual se le reconoció implícitamente la soberanía de los palestinos sobre el territorio ocupado por Israel desde la Guerra de los Seis Días del 67.

El jefe negociador de los palestinos, Saeb Ereckat, calificó la decisión del gobierno sueco como un "paso moral que debe ser adoptado por todos los estados que aseguran apoyar la solución de dos estados". "El primer paso para salvar la solución de dos estados es efectivamente reconocer dos estados, no sólo uno", escribió en un artículo de opinión publicado en el diario Haaretz. Además, dijo que se trata de una "inversión en la paz que envía el correcto mensaje tanto a israelíes como a palestinos" y de una señal firme de que las políticas de colonización israelíes “son nulas y vacuas”.

No obstante, Ereckat dice que este reconocimiento no debe ser un obstáculo para las negociaciones con Israel, que deben hacerse pero teniendo en cuenta los problemas gruesos del conflicto como los refugiados palestinos, el estatus de Jerusalén, la construcción de asentamientos, las fronteras del 67, la seguridad, el agua y los prisioneros. El último intento de negociación, que EE.UU. trató de impulsar este año, terminó en un rotundo fracaso y enfrascado en condicionamientos sobre la liberación de prisioneros palestinos y el reconocimiento de Israel como estado judío. Después de ese fracaso, se inició la ofensiva israelí Margen Protector en la Franja de Gaza, que alejó aún más las perspectivas de una negociación.

Los avances de la diplomacia palestina pueden generar cierta presión política contra Israel y EE.UU. especialmente si, como es la intención del gobierno sueco, otros países de la Unión Europea empiezan a unirse a la iniciativa. Si esto sucediera, Washington tendría un papel cada vez más complicado, se quedaría más sólo en su apoyo irrestricto en materia económica, política y militar para Israel, así como en su tradicional veto en el Consejo de Seguridad cuando se trata de evitar sanciones contra su aliado o reconocer la plena membresía de Palestina en la ONU. De hecho, las relaciones entre Washington y Tel Aviv no son ahora las mejores, en los últimos días se han revelado acusaciones poco diplomáticas de parte y parte, aunque en el plano formal la Casa Blanca no ha tomado medidas que marquen un giro en su política hacia Oriente Medio.

El ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, calificó la decisión de Suecia como "deplorable" y añadió que "el gobierno sueco debe entender que las relaciones en el Medio Oriente son mucho más complejas que los muebles de autoensamblaje de IKEA y que tienen que actuar con responsabilidad y sensibilidad". La cancillería israelí decidió llamar a consultas a su embajador en Estocolmo y fuentes del ministerio explicaron al diario Haaretz que el jefe de la diplomacia israelí considera retirar de forma permanente al diplomático, algo que supondría rebajar el grado de las relaciones con el país escandinavo.

Los triunfos diplomáticos que han tenido los palestinos últimamente no han cambiado ni cambiarán mucho las cosas en el terreno. No es previsible que, aún cuando una mayoría de los países del sistema internacional reconozcan la soberanía palestina, Israel decida retirar sus colonias de Cisjordania y respetar la línea verde. Al contrario, el gobierno israelí se ha mostrado indignado con los países que optan por apoyar el derecho a la autodeterminación de los palestinos y ha manifestado que, en vez de un avance hacia la paz, ese reconocimiento constituye un retroceso en ese camino que sólo se puede recorrer mediante el diálogo bilateral. Además, mientras los palestinos avanzan en la diplomacia internacional, el gobierno israelí no ha dejado de autorizar la construcción de más colonias en Cisjordania y Jerusalén Este, en contra de múltiples resoluciones de Naciones Unidas y ante el rechazo de EE.UU. y la Unión Europea.


* @DanielSalgar1

Por Daniel Salgar Antolínez

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