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Tercer round entre el secretario general de la OEA y el Gobierno de Venezuela

Luis Almagro pidió en una carta pública el desarme de grupos civiles que defienden al Gobierno o al partido de Gobierno venezolano.

Daniel salgar antolínez
30 de noviembre de 2015 - 02:19 p. m.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, frente al secretario general de la OEA, Luis Almagro. / AFP
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, frente al secretario general de la OEA, Luis Almagro. / AFP

En la Organización de Estados Americanos se ha sentido con fuerza la llegada de su nuevo secretario general, el excanciller uruguayo Luis Almagro. Desde que se posesionó en el cargo en mayo de este año, ha manifestado varias veces sus críticas a los retrocesos que vive Venezuela en materia de democracia y derechos humanos. Así, mientras Venezuela sigue ganando en votos en la organización a la hora de tomar decisiones, porque hay estados que son afines a su ideología o porque dependen de su petróleo, por lo menos desde la Secretaría General se hacen públicas las inconformidades contra las acciones de Nicolás Maduro y los episodios de represión contra la oposición y la violencia en el país suramericano.

El rifirrafe entre Luis Almagro y el Gobierno de Venezuela comenzó cuando el excanciller venezolano, Elias Jaua, lo criticó en una carta por tener una actitud de “animadversión” hacia su país, por proponerse como observador de las elecciones parlamentarias del 6 de abril, por sostener reuniones con líderes políticos opositores y por “diseñar una maniobra fallida para llevar a Venezuela como acusada ante el Consejo de Cancilleres de la OEA” a raíz de las medidas implementadas en la frontera colombo-venezolana. Jaua también lo acusó de haber asumido el “papel esperado de procónsul que le exige el Departamento de Estado (de EE.UU.), dedicando toda su gestión a atacar a la Patria libre y digna de Bolívar”.

Almagro le respondió mediante una carta pública. Le recordó que la democracia conlleva el respeto a la oposición y a las minorías, y que su papel como secretario general no es sólo reunirse con representantes del gobierno, sino también con esa oposición y esas minorías. Almagro empezó la carta recordándole a Jaua que ninguna revolución “puede dejar a la gente con menos derechos de los que tenía, más pobre en valores y en principios, más desiguales en las instancias de la justicia y la representación, más discriminada dependiendo de dónde está su pensamiento o su norte político. Toda revolución significa más derechos para más gente, para más personas”. Además, Almagro dedicó todo un apartado del documento a decir por qué es importante, tanto para el Gobierno como la oposición venezolana, que la OEA sea un observador electoral en las elecciones del 6 de diciembre.

Este fue el primer round. El segundo comenzaría el pasado miércoles, cuando se dio el asesinato del opositor político venezolano Luis Manuel Díaz, secretario general del partido Acción democrática (AD), en pleno acto de campaña en el estado Guárico, donde estaba junto a Lilian Tintori, la esposa del opositor político detenido Leopoldo López. Almagro se pronunció de nuevo, sin señalar responsables dijo que este episodio constituye una “herida de muerte para la democracia” venezolana y que “lo sucedido no es un episodio aislado, sino que se da conjuntamente con otros ataques realizados contra otros dirigentes políticos de la oposición en una estrategia que procura amedrentar a la oposición”.

Y esta vez quien le respondió a Almagro no fue el excanciller Jaua, sino el propio presidente Nicolás Maduro: “no se cumplen 12 horas del avance de la investigación y ya sale la basura de Luis Almagro a declarar contra Venezuela, contra el pueblo y contra la revolución bolivariana (…) espero una rectificación de usted, señor basura, porque se ha metido con nuestra patria (...) Señor basura, con el perdón de la basura".

Ahora entramos en el tercer round, en el que Almagro no rectifica, sino que responde mediante otra carta pública: “No es ser basura, Señor Presidente Nicolas Maduro condenar el asesinato de un político y hacer un llamado a detener ya la violencia en curso en el país, o decir que ''la muerte violenta de toda persona es un hecho execrable que nuestra conciencia no puede admitir. El asesinato de un militante político, además, nos deja a todos más vulnerables, señala que somos todos víctimas reales, no solamente potenciales". Basura sería sostener lo contrario”.

Almagro reitera la necesidad de que cada militante y estudiante, independiente de su filiación política, pueda “salir a expresarse en paz política y socialmente, y pueda estar seguro de volver tranquilo a su casa; que cada político, desde el mejor al peor, sean protegidos, estén a salvo de cualquier atentado por el motivo que sea. Ser basura sería pedir y querer lo contrario”. Dice que “no es ser basura, pedir "al Gobierno actuar ya”, pedir “el cese de toda violencia; pedir “transformar la contienda electoral en una fiesta y no en un ejercicio de fuerza, violencia y miedo”; pedir “las garantías más absolutas para todos". Serlo sería no reclamar esos derechos”.

El secretario general de la OEA recordó que es un imperativo cívico desarmar a los grupos civiles armados, especialmente los que defienden al Gobierno o al partido de Gobierno. “Y mi petición se refiere especialmente a estos últimos, porque supongo y espero que tenga influencia y poder sobre ellos, señor Presidente. En cualquier caso, al país le haría bien despojar a la política de las armas y de la delincuencia”. Esta petición puede leerse como una referencia a los llamados “colectivos del chavismo”, presuntamente implicados en asesinatos de estudiantes durante las protestas sociales de 2014 y en actos de hostigamiento contra la oposición durante la actual campaña electoral.

Almagro también señaló que “no es ser basura señalar que "no debe haber un muerto más, no debe haber una amenaza más”, que es “hora de ponerle fin al miedo”, que "cada muerto en Venezuela duele hoy en todas las Américas (…) Serlo sería ser indulgente con la muerte violenta, con las amenazas, con las razones del miedo; ser basura sería que no dolieran los muertos de Venezuela. Cada muerte nos debe doler, se llame Eleazar Hernández o Pablo Sussoni, Génesis Arguisone o casos del pasado como el de Robert Serra y su pareja, o Eliezer Otaiza, o el más reciente, Luis Manuel Díaz, que murió en un acto de campaña”.

Respecto al asesinato de Luis Miguel Díaz, Almagro señala en la carta que es urgente una investigación que arroje “conclusiones irrefutables, igual que es necesario investigar y resolver los casos pendientes de los 43 asesinados en las manifestaciones del pasado u otros casos todavía no resueltos. Eso brindaría seguridad”.

Según la carta, lo que le preocupa a Almagro no es tanto defenderse de los insultos de Maduro, sino presionar para que la jornada electoral que se viene en Venezuela cumpla con las garantías que deben tener las minorías y la oposición, y que se realicen investigaciones concluyentes sobre los reiterados actos de hostigamiento y represión contra la oposición. En palabras del propio Almagro: “esta respuesta de hoy, no la hago para ponerme a salvo de los intentos de insultarme, pero prefiero escuchar argumentos”.

Por Daniel salgar antolínez

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