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La tienda roja

Moscú ejerce una notable influencia militar en varios continentes, la cual se siente hoy con más fuerza en lugares como Ucrania, donde crece la tensión entre el Gobierno y los manifestantes.

Thomas Gualtieri / Especial de El País - España
16 de abril de 2014 - 03:00 a. m.
Una barricada erigida por manifestantes prorrusos en la ciudad ucraniana de Slaviansk. / EFE
Una barricada erigida por manifestantes prorrusos en la ciudad ucraniana de Slaviansk. / EFE
Foto: EFE - ROMAN PILIPEY

Rusia se consolida en el mundo como gran exportador de armas. La industria bélica de Moscú no se limita a abastecer a su propio ejército —que está potenciando a través de un intenso programa de rearme a mediano plazo—, sino que impulsa sus ventas más allá de las fronteras nacionales. Según los datos de un informe publicado en marzo por el Instituto de Investigación sobre la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés), entre 2009 y 2013 el Kremlin ha aumentado su cuota en el mercado global hasta alcanzar el 27% de las exportaciones mundiales, sólo dos puntos porcentuales menos que EE.UU., el primer exportador mundial.

La subida de las exportaciones rusas “se debe principalmente a la gran cantidad de material bélico adquirido por India y a las relaciones comerciales con los países que formaban parte de la Unión Soviética, excepto las repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania), miembros de la OTAN y que por ende no tienen relaciones en este ámbito con Rusia”, explica por teléfono Siemon T. Wezeman, investigador del Sipri.

Entre 2008 y 2013, Nueva Delhi aumentó su gasto militar en 11% y hoy es el primer importador del mundo. El 75% de las armas que adquiere proceden de Rusia. A la vez, la venta a las antiguas repúblicas soviéticas en Asia central depende “de la voluntad de Moscú de crear las condiciones para contrarrestar el fortalecimiento de los grupos terroristas afganos”, afirma Wezeman. El aumento de las exportaciones rusas va, sin embargo, más allá de Asia. El hecho de que Estados Unidos haya impuesto “un embargo de facto” a la venta de armas a Venezuela ha transformado a Rusia en el primer proveedor del país latinoamericano, ya que “Washington impide también la venta de armas europeas construidas con componentes producidos en EE.UU.”.

Moscú ha impulsado sus ventas también en África. Según los datos de otro informe sobre gasto militar publicado esta semana por el Sipri, el 91% del armamento adquirido por Argelia entre 2009 y 2013 procedía de Rusia. El país magrebí, junto con Ghana y Angola, es el principal protagonista del crecimiento del presupuesto militar en el continente más pobre del planeta, que subió 81% entre 2004 y 2013, aunque Sudáfrica ha disminuido su gasto en defensa. Se trata del incremento más significativo a escala global.

Argelia ha aumentado su presupuesto en 176% desde 2004, mientras en el mismo período su PIB ha crecido en 31%. Una escalada militar que ha hecho que “Marruecos aumentara su gasto por miedo a un vecino tan amenazante”, matiza en una conversación telefónica Sam Perlo-Freeman, director del programa sobre gasto militar del Sipri. En Angola, el presupuesto militar ascendía en 2013 al 4,8% del PIB. En 2002, cuando acababa de salir de la guerra civil, no llegaba al 3%.

Perlo-Freeman vincula la subida del gasto militar, tanto en África como en otros continentes, con el aumento de las rentas derivadas de la exportación del petróleo. Uno de los motivos de esta relación es que “la venta de crudo genera una entrada de dinero en las arcas públicas ajeno a la recaudación de impuestos, que se puede invertir rápidamente ya que la defensa es parte del presupuesto público”. El investigador achaca ese crecimiento también a razones políticas: “En Arabia Saudí y en Argelia, el rearme representa una estrategia del Gobierno para garantizarse la fidelidad del ejército”.

En otros países, sin embargo, la lógica del rearme depende del hecho de que la economía se basa casi exclusivamente en sus recursos naturales y no se ponen en marcha planes de desarrollo industrial y productivo. “Chad aseguró que usaría las ganancias de la exportación de crudo para proyectos de desarrollo. No cumplió con lo prometido y el Banco Mundial dejó de apoyar los planes de construcción de gasoductos en los que participaba”, explica el investigador del Sipri.

En otros casos, sin embargo, el aumento del gasto militar depende de la creciente participación en operaciones de paz. Ghana, muy activo en este ámbito, ha aumentado su presupuesto militar en 243% entre 2004 y 2013. “A menudo estos países reciben como reembolso de sus gastos en operaciones internacionales más de lo que desembolsan y reinvierten este dinero (en la compra de armamento)”, aclara Perlo-Freeman.

 

 

 

Por Thomas Gualtieri / Especial de El País - España

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