Último cara a cara de Putin y Obama

A partir de este viernes y hasta el 19 de noviembre se dan cita en Lima los máximos exponentes de la política actual, con motivo de la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (Apec).

Pío García*
18 de noviembre de 2016 - 04:28 a. m.
Barack Obama durante su encuentro con la canciller alemana Ángela Merkel. / AFP.
Barack Obama durante su encuentro con la canciller alemana Ángela Merkel. / AFP.

Las figuras más connotadas del encuentro son los presidentes de Estados Unidos, China y Rusia, quienes dialogarán con 18 mandatarios más de Asia y América. Los 21 países de Apec representan el 57 % del PIB mundial y el 47 % del comercio. El Foro inició actividades en 1989, cuando el gobierno de Australia propuso profundizar la integración de la cuenca del Pacífico. Tras cinco años de encuentros ministeriales, el presidente Bill Clinton realizó la primera cumbre como tal, en Seattle, en 1994.

El propósito fundamental de Apec es promover el libre comercio en el área del gran océano, como zona de prueba para afianzar la liberalización comercial global y como medio para estructurar las relaciones políticas y estratégicas hacia la “Comunidad del Pacífico”. En el orden comercial, el foro impulsó con éxito la suscripción de la Organización Mundial del Comercio y alentó los dos macroacuerdos comerciales en el Pacífico: la Asociación Transpacífica (TPP), liderada por Estados Unidos, y la Asociación Regional Amplia (RCEP), que auspicia China. El TPP es un mecanismo transregional, integrado por un bloque de 12 países de América y Asia, que aplica con rigor la salvaguarda de la propiedad intelectual, el principal objetivo estadounidense.

Tiene pendiente la aprobación del Congreso de Estados Unidos para empezar a operar. RCEP, por su parte, reúne 16 participantes del Pacífico asiático y Oceanía, que comparten un programa de cooperación económica amplia.

Son organizaciones con objetivos y metodologías contrapuestas. Los lineamientos neoliberales estadounidenses contrastaron hasta ahora con el consabido neomercantilismo y refuerzo del Estado que caracteriza el modelo económico asiático. El TPP, al contrario de RCEP, fue negociado en secreto. Siete países comparten membresía en ambas asociaciones: Australia, Brunéi, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam. Además de ellos, en el TPP están Canadá, Estados Unidos, México, Perú y Chile; en RCEP, China, Corea, Tailandia, Laos, Camboya, Birmania, India, Filipinas e Indonesia.

Estos dos proyectos revelan la escisión política y estratégica que soportó Apec desde el comienzo, motivo por el cual no pudo salir de la condición de foro. Como tal, es un ente deliberativo y sus decisiones no son vinculantes. En los últimos 27 años acompañó la fase de globalización intensa que vivimos y que ahora es cuestionada por su principal gestor: Estados Unidos.

Como muchos analistas lo han subrayado, el discurso hostil del nuevo mandatario estadounidense hacia la apertura intensa de los mercados tendrá efectos en la revisión de varios acuerdos comerciales y de inversiones, que contrarían el espíritu liberacionista de Apec. Por otro lado, el anuncio de acrecentar el poderío mundial de su país intensifica las tensiones estratégicas con sus rivales abiertos o tácitos, entre los cuales China y Rusia son los más connotados. De este modo, la visión de la “Comunidad del Pacífico” se diluye.

Evitar el deterioro social y ambiental está en el centro de las deliberaciones en Perú este fin de semana, bajo el lema “Crecimiento de calidad y desarrollo humano”. Esta consigna social resultó premonitoria del giro estadounidense, provocado por el desempleo creciente y la pérdida de competitividad industrial. Ahora bien, no obstante el anuncio de cese de los acuerdos comerciales y el inicio de una fase de guerra económica, es probable que, animado por la competencia estratégica con China, Trump no sólo ponga en marcha el TPP, con algunos arreglos cosméticos, sino que se le apunte a la próxima cita de Apec, en Vietnam, en noviembre de 2017.

De este modo, la naturaleza informal de Apec, que no hizo posible la comunidad del Pacífico, presta sus buenos oficios al acercamiento de posiciones entre los gobiernos, antes de firmar compromisos de pleno rigor. La presencia de un Obama de salida de la Casa Blanca, por tanto, no le resta valor a una cumbre de enorme peso económico y político.

* Universidad Externado de Colombia

Por Pío García*

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