Un mal divorcio

El presidente destituido de Paraguay gobernó rodeado de enemigos políticos y malos consejeros. Uno de ellos, su vicepresidente, quien hoy ocupa su puesto.

El Espectador
23 de junio de 2012 - 09:00 p. m.

Hora y media después de que el Senado decidiera —por 39 votos a favor y 4 en contra— que el presidente Fernando Lugo era culpable de “mal desempeño de sus funciones” y fuera destituido automáticamente, su vicepresidente, Federico Franco, se ponía la banda presidencial. El hecho, enmarcado dentro de la Constitución paraguaya, es sin embargo el último capítulo de una historia de enemistad, odio e intriga política entre la dupla presidencial.

Lugo y Franco nunca se soportaron. No confiaban el uno en el otro, tenían visiones diferentes, pero por cosas de la política y los partidos terminaron siendo aliados para competir por la presidencia en 2008. Ganaron. Pero ni siquiera el triunfo logró disipar las diferencias. Tan pronto se posesionaron, en agosto de ese año, Franco marcó distancia con el presidente y desde ese momento comenzaron los rumores sobre un juicio político a Lugo. Según cables diplomáticos de 2009, filtrados por Wikileaks el año pasado, “la mejor defensa de Lugo contra el juicio político que comienza a gestarse en su contra es que muchos de los actores políticos prefieren trabajar con él que la alternativa, Federico Franco, que es conocido por ser un liberal de la vieja escuela”.

Su enemistad fue tan grande, que ni siquiera en los momentos más aciagos se respaldaron. En Paraguay se recuerda todavía cuando, afectado por un cáncer linfático, Lugo debió dejar de lado algunas actividades presidenciales para dedicarse a su tratamiento médico. Entonces, Franco decidió pedirle que dejara el cargo porque su enfermedad no le permitiría asumir bien sus funciones. Muchos adjudican el comentario a su personalidad. Christian Vázquez, vocero de la vicepresidencia, comentó que Franco “es muy estricto, principalmente con el horario”.

Los documentos de Wikileaks también señalan que para Estados Unidos, el hoy presidente de Paraguay es “ambicioso, tiene un ego desmedido y una personalidad difícil”. Un cable revelado por el periódico ABC de Paraguay habla de supuestas conspiraciones del presidente del Legislativo, Jorge Oviedo, y el expresidente y senador Nicanor Duarte, quienes se refieren al vicepresidente Federico Franco como el sucesor de Lugo.

Otra comunicación, también de 2009, dice: “La relación de Lugo con su vicepresidente es tensa, y los tiburones políticos que lo rodean siguen el círculo en busca de mayor espacio y poder”. El informe señala que algunos actores políticos creen que Franco llegó a un acuerdo con Oviedo para acelerar el juicio político de Fernando Lugo para que “el vicepresidente tome el poder y luego convocar a elecciones a la vicepresidencia, y ayudar a Oviedo ser elegido como vicepresidente”. El cable también revela que “Lugo ya ha tratado de renunciar, pero ha sido convencido por algunos de sus colaboradores de terminar su mandato”.

No lo consiguió. A Lugo sólo le restaban nueve meses para concluir su mandato de cinco años como presidente de Paraguay. Entonces, ¿por qué provocar su destitución ahora? Analistas consultados por El Espectador señalan que las elecciones de 2013 serían la principal causa. “Dejar a Lugo articular contra sus enemigos que aspiran a recuperar el poder era algo muy riesgoso”, explicaron.

Franco se postuló para la precandidatura presidencial del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) con miras a las elecciones del 23 de abril de 2013, pero Lugo tenía otro candidato en la mira. El miércoles, justo un día antes de que el Senado autorizara iniciar el juicio político en contra de Lugo, Franco se volvió a quejar. “Doy un ejemplo de la indiferencia de Lugo hacia mi cargo: el sábado pasado me llamó por teléfono una señorita y me dice que debo ir al palacio de gobierno porque habrá nuevo ministro del Interior. Fue designado Rubén Candia, del opositor Partido Colorado, en reemplazo de Carlos Filizzola y Lugo ni siquiera me consultó”.

El vicepresidente se graduó de médico cirujano de la Universidad Nacional de Asunción en 1986 y posteriormente se dedicó a la cardiología. Tiene 49 años, está casado y es padre de cuatro hijos. Gobernó el Departamento Central entre 2003 y 2008, cuando renunció al puesto para postularse a la vicepresidencia. Es considerado por los analistas políticos como un “caudillo honesto y hombre serio”. Sin embargo, el exsenador liberal Carlos Mateo Balmelli no tiene buena opinión. En 2007, cuando compitió con él por la candidatura a mandatario dentro del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), lo acusó de haberlo vencido con fraude. Públicamente lo llamó “Fraude-rico Franco”.

A pesar de ser el más duro crítico de Lugo, tuvo la oportunidad de ocupar la primera magistratura durante 215 días, en las 75 ocasiones en que Lugo viajó al exterior. Esta vez se quedará hasta el 15 de agosto de 2013.

Reacciones a la destitución de Fernando Lugo

Jorge Oviedo

Presidente del Legislativo

“Respetamos lo que dicen, pero los que votan acá son los senadores paraguayos y no los cancilleres de la Unasur. Hablan de sanciones, pero qué más sanciones que las que nos aplican todos los días con el Mercosur”.

Rafael Correa

Presidente de Ecuador

“Independientemente de la cesión de Fernando Lugo y de la decisión de Unasur, el gobierno ecuatoriano no va a reconocer a ningún presidente paraguayo que no sea el legítimamente electo, Fernando Lugo”.

Alí Rodríguez

Secretario de Unasur

“Se está produciendo una ruptura al orden democrático por el poco tiempo ofrecido para articular una defensa. Los gobiernos de la Unasur evaluarán en qué medida será posible continuar la cooperación con Paraguay”. 

Por El Espectador

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