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¿Es un peligro Corea del Norte?

Los norcoreanos han acelerado el avance de sus programas espacial y atómico. Aunque se piensa que no tiene la capacidad para atacar en suelo estadounidense, es clara su intención de lograrlo.

Daniel Salgar Antolínez
05 de abril de 2013 - 12:55 p. m.
Kim Jung-un, líder norcoreano y tercero en la dinastía de los Kim, saluda a sus fieles en Pyongyang, la capital de Corea del Norte.  / AFP
Kim Jung-un, líder norcoreano y tercero en la dinastía de los Kim, saluda a sus fieles en Pyongyang, la capital de Corea del Norte. / AFP

 Los estadounidenses no están refugiados en bunkers para soportar el impacto de una bomba norcoreana en su territorio. Es remota la posibilidad de que el régimen de Pyongyang haya desarrollado la tecnología para efectuar un ataque de esas longitudes. No obstante, con la llegada de Kim Jung-un el régimen ha dado pasos acelerados en su desarrollo militar, en sus programas espacial y atómico. Y, algo que es cierto y preocupante, es muy clara su intención de desarrollar tarde o temprano el misil de largo alcance que va a llevar ojivas nucleares a suelo norteamericano. Parece cuestión de tiempo.

En las imágenes de archivo de la agencia oficial de prensa norcoreana KCNA, no solo se ve el grupo de soldados de la vieja guardia que rodean al joven Kim Jung-un y toman nota de los comentarios del líder en sus libretas, o las filas inmensas formaciones de soldados (so 1.2 millones activos), también aparecen los misiles de medio alcance que, según la agencia surcoreana Yonhap, el régimen ha movilizado a sus costas orientales para realizar un eventual ataque contra sus vecinos, o contra las bases militares estadounidenses en Japón y Guam. "Se ha confirmado que Corea del Norte transportó por tren, al comienzo de la semana, dos misiles Musudan de medio alcance hacia la costa este y los instaló en vehículos equipados de un dispositivo de lanzamiento", dijo un alto responsable gubernamental en Seúl, citado por la agencia surcoreana.

Tales armas no alcanzarían para llegar hasta suelo estadounidense, aunque sí para atacar sus bases militares. Seúl podría sufrir un ataque Norcoreano muy fuerte: desde Pyongyang se podrían disparar 500.000 rondas de artillería contra sus vecinos en la primera hora de combate. El misil Musudan tiene teóricamente un alcance de 3.000 kilómetros, o sea que también podría llegar hasta los complejos militares estadounidenses que hay en Japón. Con una carga ligera podría alcanzar hasta 4.000 km, es decir hasta la isla de Guam - esta isla inadvertida del Pacífico está a 3.380 km de Corea del Norte y alberga a unos 6.000 soldados estadounidenses, se trata de un lugar geoestratégico para la entrada del ejército norteamericano a la región-.

El ejército de EE.UU. está tomando medidas de prevención. Esta semana desplazó una primera batería antimisiles, la USSS McCain, a las costas surcoreanas. Este artefacto es capaz de destruir los misiles de alcance medio y largo que pueda lanzar Norcorea, y es el único sistema de defensa de esta clase en la región. En las próximas semanas llegará a Guam el sistema THAAD (Terminal High Altitude Area Defense system), que está diseñado para destruir misiles en la fase final de su vuelo. Esto además de los 28 mil soldados que tiene en Corea del Sur y los 50.000 que tiene en Japón.

En 2011, el entonces secretario de Defensa de EE.UU., Bob Gates, aseguraba que el régimen de Pyongang estaba a cinco años de obtener una tecnología capaz de desarrollar un misil de largo alcance que transporte armas atómicas hasta EE.UU. Pero los norcoreranos han dado muestras de estar avanzando un poco más rápido. Recién llegado al trono de la dinastía comunista, el joven Kim Jung-un intentó por poner un satélite en órbita, pero la operación fue un fiasco (el cohete surcó los cielos dos minutos antes de desmoronarse sobre el mar Amarillo); en diciembre, el desafiante mandatario volvió a intentarlo y lo logró. Kim Jung-un ya puso su satélite en el espacio y eso representa un claro avance en su capacidad de trasladar armas a larga distancia. En febrero de este año, realizó con éxito un ensayo nuclear que pareció más exitoso que los dos anteriores.

Los hechos hacen pensar que durante el segundo mandato de Obama (quien se esfuerza por utilizar las vías diplomáticas para evitar la guerra, pero al mismo tiempo hace ejercicios militares en territorio de sus aliados de Corea del Sur, para darle una demostración de fuerza a Pyongyang y disuadirlo de atacar) el pequeño Kim podría llegar a la fabricación del artefacto con que soñaron su abuelo, el fundador de Norcorea Kim Il-sung, y su padre, Kim Jong-il, el segundo de la dinastía.

En todo caso, el pequeño Kim tendrá que pensarlo dos veces antes de oprimir el botón cuando esté en capacidad de hacerlo: el daño que pueda hacer Norcorea a EE.UU. será pequeño si se compara con la aplastante respuesta proveniente desde la primera potencia mundial.

Además, la paciencia de los presidentes surcoreanaos con sus vecinos fue una constante en los últimos años pero se está agotando. Desde 1992, Pyongyang ha dado la bienvenida a cinco presidentes de Corea del Sur con lanzamientos de misiles, incursiones submarinas, ataques navales. Pero después del último episodio, ocurrido cuando el Norte hundió un barco de las fuerzas navales de Surcorea, Seúl revisó sus consideraciones sobre la guerra. Ahora ha dicho que no tolerará un ataque más. La nueva presidenta de Surcorea, Park Geun-hye, ha afirmado que responderá con fuerza en caso de una agresión.

El 15 de abril será una fecha más tensa de lo normal. Por celebrarse el aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, el llamado "eterno presidente" de Corea del Norte, el joven Kim Jung-un podría atreverse a realizar el ataque. El año pasado, para esa misma fecha y en contra de la presión internacional, ordenó el lanzamiento del satélite que nunca llegó al espacio.

Por Daniel Salgar Antolínez

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