'Un reto para seguir adelante'

María Wilhelmina van Gool, embajadora de la UE en Colombia, dice que el premio va más allá de sus tintes económicos.

Daniel Salgar Antolínez
12 de octubre de 2012 - 09:08 p. m.
María Wilhelmina Josepha Antonia van Gool, embajadora de la Unión Europea en Colombia. / El Espectador
María Wilhelmina Josepha Antonia van Gool, embajadora de la Unión Europea en Colombia. / El Espectador

La Unión Europea (UE) recibe el premio Nobel de Paz cuando atraviesa la peor crisis económica de su historia, las diferencias en cuanto a la fórmula para rescatar el euro despiertan tensión entre sus estados miembros y han estallado brotes de violencia y nacionalismo que amenazan la unificación del Viejo Continente.

El jefe del Parlamento europeo, Martin Schulz, dijo que algunas situaciones de pobreza no eran dignas del premio y pidió a los líderes europeos promover la integración del bloque.

El Comité Noruego del Nobel declaró, sin embargo, que galardonó al club europeo como reconocimiento a su lucha por la paz, la reconciliación y el establecimiento de valores democráticos. La UE fue oficializada en 1993, pero se venía gestando por más de cinco décadas con el propósito de buscar la reconciliación de Europa después de finalizada la Segunda Guerra Mundial. El bloque regional ha logrado que reine la paz en el continente durante el último medio siglo y que diez países del Este, que vivieron bajo regímenes autoritarios durante más de 40 años, se unieran para fortalecer sus sistemas democráticos.

Muchos dicen que el reconocimiento a la UE también actúa como estímulo para que los altos funcionarios sigan tratando de rescatar el euro. Para María Wilhelmina Josepha Antonia van Gool, embajadora de la UE en Colombia, entrevistada por El Espectador, el premio va mucho más allá de ser una motivación para salir del caos financiero.

¿La UE es digna de recibir el Nobel de Paz?

Es un honor y un reconocimiento al esfuerzo y la unión de Europa en su construcción de paz. Representa, por supuesto, un reto y un estímulo para seguir adelante. No podemos olvidar que la UE nace después de la Segunda Guerra Mundial como una alternativa para los países que antes habían estado en conflicto, y ese sentimiento y esa necesidad de vivir en paz son lo que al final nos unió. Hoy somos socios y amigos unidos en la diversidad y sólidos en la voluntad de seguir adelante en este camino que comenzó hace más de 60 años y que no ha sido fácil, pero todos sabemos que los seres humanos salen fortalecidos de las dificultades.

También creemos que es un honor y un reto para nuestros jóvenes, porque nacieron en un continente de paz y de hermandad, sin rencores, con ventajas que generaciones anteriores no tuvieron. Ese pasado y este presente nos comprometen cada vez más con el futuro de las nuevas generaciones, así como nuestra responsabilidad con los países vecinos y nuestros socios.

¿Qué papel tiene la unificación de la moneda en la búsqueda de la convivencia entre pueblos?

La moneda única y el euro son sólo un paso, una etapa más dentro de ese proceso de unión de los países europeos, una etapa de concreción económica, pero nuestros valores van más allá, implican la unión por unos valores comunes, implican el movimiento libre de las personas y bienes por las fronteras de 27 países; 28 el próximo año, con el ingreso de Croacia.

¿El Nobel es una motivación para que los líderes europeos se esfuercen por rescatar el euro?

Yo no lo reduciría a una decisión económica. De hecho, el euro no es la moneda única de los 27 países; está en 17, con opción de que otros se unan. Lo sentimos, sobre todo, como un reconocimiento de nuestros valores humanistas, un renacimiento de los esfuerzos de reconciliación, democracia, promoción de los derechos humanos y la ampliación de la paz y la estabilidad, no sólo en Europa, sino en otras partes del mundo.

¿En qué partes del mundo ?

La UE tiene en la actualidad diez operaciones militares y civiles en zonas en crisis como Kosovo, Somalia, Georgia, República Democrática del Congo, Níger y los territorios ocupados de Palestina. Más de 4.000 personas de la misión tienen la tarea de garantizar el cumplimiento de los acuerdos de paz, entrenar las fuerzas de seguridad y apoyar los sistemas de justicia. Tampoco olvidemos el papel que jugó Europa en la paz de Centroamérica, ni nuestros esfuerzos por contribuir también con otros países, y por supuesto con Colombia. Se trata de hacer del mundo un lugar mejor para todos.

¿La caída del euro implicaría el fin de la Unión Europea?

El euro no se va a caer. No vamos a dejar que eso pase. Y repito, el euro no es la Unión Europea, es la moneda de 17 países, no de los 27. La voluntad política de los 27 va más allá del euro. De todas maneras, es una crisis que nos está retando y estoy segura de que saldremos adelante. Son precisamente estas dificultades, estos desafíos, los que nos han hecho buscar ese mundo mejor. La peor dificultad para Europa fue la Guerra, pero qué mayor reto y dificultad que precisamente esa posguerra. Ese reto nos unió.

Naciones surgidas de las ruinas, porque fueron literalmente ruinas, se unieron en un proyecto de paz. Y es bueno ver que en estos últimos 62 años la UE ha reunificado al continente que estuvo dividido por la Guerra Fría y lo ha hecho en torno a valores de respeto por la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de derecho y los derechos humanos. Son estos valores, este horizonte, el que nos llevará a superar la actual crisis, porque nuestros mandatarios se rigen por estos principios y por la voluntad de sus ciudadanos.

Los organismos de integración latinoamericana son aún incipientes. ¿Qué deberían aprender de la Unión Europea?

Creo que en estas etapas de integración debe haber voluntad de unión ante todo, más búsquedas de bienes y principios comunes. No se trata de unos más que otros. Nosotros también hemos aprendido de América Latina, pero diría que si se trata de ejemplo o de aprendizaje, resultan cruciales la paciencia, precisamente porque es un camino con obstáculos; el diálogo, para que haya entendimiento y aproximación de las diferencias, y las concesiones, porque es necesaria ceder y conciliar intereses e igualdad. Se trata de buscar lo mejor para todos.

Por Daniel Salgar Antolínez

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