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Un triunfo diplomático

Venezuela vuelve al Consejo de Seguridad en un momento urgente para el gobierno socialista por el descuido sistemático de su política exterior.

Mauricio Jaramillo Jassir*
18 de octubre de 2014 - 04:00 a. m.
El gobierno venezolano en pleno celebra la votación a favor de su ingreso como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. / EFE
El gobierno venezolano en pleno celebra la votación a favor de su ingreso como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. / EFE
Foto: EFE - ----

Después de una larga espera, Venezuela vuelve al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en calidad de miembro no permanente. En 2006, Caracas había fracasado en su intento por llegar a esa posición. En ese entonces, la votación se dio atropelladamente y estuvo marcada por las polémicas declaraciones del presidente Hugo Chávez sobre su homólogo George W. Bush. La antesala de la votación fue la apertura de sesiones de la 61ª Asamblea General de Naciones Unidas, célebre por el discurso de Chávez evocando la presencia del diablo y las alusiones del presidente venezolano a la obra del lingüista Noam Chomsky.

Se trató de una de las plenarias más importantes de dicho órgano en los últimos años por varias razones. En primer lugar, marcaba la salida de Kofi Annan como secretario general, y antes de su retiro, el ghanés buscaba con insistencia adelantar el mayor número de cambios en el desacreditado sistema. En segundo lugar, ese encuentro aplazó indefinidamente la aspiración brasileña de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad. Y finalmente, porque puso al descubierto una disputa abierta entre los latinoamericanos que rivalizaban con Chávez y aquellos que apoyaron su candidatura al Consejo como miembro no permanente. En ese momento, Guatemala, que se encontraba bajo el gobierno del derechista Óscar Berger, encabezó la candidatura disidente a Venezuela. Luego de 46 rondas de votaciones, Panamá terminó obteniendo el puesto. Se trató de uno de los peores momentos de la diplomacia chavista y mostró las limitaciones de la política regional del régimen.

Dicha situación contrasta con la actual. Esta vez Venezuela llega con el apoyo de 181 votos, lo que sin duda constituye un número significativo, empañado sólo por las duras críticas de Estados Unidos contra la administración de Nicolás Maduro. Llega, además, en un momento urgente para el gobierno socialista por el descuido sistemático de su política exterior, rasgo que distancia a Maduro de Chávez. Vale recordar que el extinto líder jamás se dio el lujo de abandonar el aspecto exterior de la revolución, uno de los más redituables en términos de apoyo para el proceso venezolano alrededor del mundo.

Por tanto, la llegada de Venezuela al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es el reto más complejo que ha enfrentado el gobierno de Maduro en cuanto a la política exterior. Esa administración ha demostrado capacidad de gestión de crisis en temas internos, o al menos consiguió el objetivo de permanecer en el poder luego de que durante meses se especulara acerca de su salida abrupta. No obstante, en el ámbito diplomático no se había podido medir a Nicolás Maduro a cabalidad.

El significado

¿Cuáles son las desventajas y ventajas para Venezuela de llegar al Consejo de Seguridad? La desventaja más patente tiene que ver con la difícil situación interna en lo que respecta a derechos humanos y la independencia del poder judicial, cuya visibilidad internacional puede afectar la imagen venezolana. La detención de Leopoldo López sigue generando polémica en el mundo, y para críticos del proceso venezolano, no sólo demuestra el autoritarismo con el que se gobierna en Venezuela, sino un mal aún peor: la politización del poder judicial y su puesta al servicio de los intereses del Gobierno.

Con esta inclusión, Caracas se ubica en una vitrina internacional que puede poner a los diplomáticos venezolanos en aprietos. En ese sentido, será vital el acompañamiento y asesoramiento cubano en la materia. Hasta ahora, la cara más visible de la presencia cubana en Venezuela pasaba por la seguridad y en alguna medida por la economía.

A partir de ahora es probable que esa afinidad llegue al campo de la política exterior. Desde de la declaración del carácter socialista de la Revolución cubana, sus diplomáticos han mostrado las mejores habilidades para superar las críticas que arrecian desde el exterior. La pregunta que surge en el horizonte es si a Venezuela le interesa relevar a Cuba en el rol de disidente latinoamericana frente a Estados Unidos y el capitalismo, el cual el gobierno de la isla ha venido abandonando poco a poco, cada vez más interesada en su proceso interno.

En cuanto a las ventajas, se puede decir que son numerosas, ya que Maduro podrá elevar ante el Consejo temas en los que Venezuela fue muy activa en la era Chávez y que le dieron visibilidad. La declaración del Estado palestino, la denuncia del intervencionismo en Siria, el programa nuclear iraní como manifestación de su soberanía y, por supuesto, seguramente volverá toda una serie de temas que en el pasado han abochornado a Estados Unidos.

Entre estos sobresale el embargo a Cuba, que cada vez parece más cerca de terminar. Venezuela en el Consejo significa, a fin de cuentas, una prueba para el carácter democrático de la institucionalidad multilateral, pues se quiera o no, buena parte de esos reclamos y reivindicaciones reflejan el anacronismo de Naciones Unidas.

 

 

* Profesor Universidad del Rosario.

Por Mauricio Jaramillo Jassir*

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