Una epidemia de violencia armada

Omar Mateen, estadounidense de padres afganos, entró al bar gay Pulse en Orlando (Florida) armado con una pistola y un rifle de asalto AR-15. Mató a 50 personas y dejó heridas a 53. “Es un acto de terrorismo y odio”, dijo Obama.

El Espectador
13 de junio de 2016 - 12:11 p. m.
Policías vigilan los alrededores de Pulse, el bar gay donde un hombre armado que habría declarado su lealtad al Estado Islámico mató a 50 personas. / Efe
Policías vigilan los alrededores de Pulse, el bar gay donde un hombre armado que habría declarado su lealtad al Estado Islámico mató a 50 personas. / Efe
Foto: EFE - CRISTOBAL HERRERA

En lo que va corrido de 2016, Estados Unidos ha sido escenario de 173 tiroteos múltiples que han dejado 156 muertos, de acuerdo con el portal Mass Shooting Tracker. En 2015 se produjeron 372 tiroteos masivos, con 367 muertos, cerca de uno al día. El de la madrugada de este domingo en el bar gay Pulse de Orlando (Florida) es, de acuerdo con los investigadores, el peor de los últimos años: en una noche, un hombre armado con una pistola, un rifle de asalto AR-15 con varios cargadores llenos y un cuchillo de caza acabó con la vida de 50 personas y envió al hospital a cerca de 53 con graves heridas.

Omar Mir Seddique Mateen, sospechoso de ser el autor de la masacre, fue abatido por la policía dentro del club. Tenía 27 años, era ciudadano estadounidense, de padres procedentes de Afganistán, trabajaba en el salón de belleza Happy Beauty, habría estado casado unos meses en 2009 y, de acuerdo con su padre, Mohamed Seddique, habría cometido el ataque movido por la homofobia, no por la religión. “Vio a dos hombres besándose delante de su exesposa y su hijo y se enfadó mucho”. Su exmujer declaró a The Washington Post que Mateen era un hombre inestable, poco religioso y maltratador, lo que llevó al fin de la unión.

Aunque los investigadores revelaron que Mateen llamó al 911 antes de comenzar la masacre para declarar su lealtad al grupo terrorista Estado Islámico (EI), no están convencidos del nexo con esta organización, pues hasta ahora no hay ningún indicio que señale que Mateen fue inspirado o entrenado por el EI y tampoco han encontrado una conexión directa con otros grupos terroristas, como sí ocurrió con los asesinos del centro San Bernardino en California, en donde 14 personas fueron asesinadas por dos seguidores del Estado Islámico. Sin embargo, Amaq, una agencia de noticias vinculada con los terroristas, emitió un comunicado en el que dice que el ataque sí fue perpetrado por el EI. La organización terrorista no ha hecho ninguna reivindicación.

El asesino, según han revelado las pesquisas, estuvo en el radar del FBI en 2013 y 2014, pero no se le abrió ningún caso porque los investigadores no encontraron evidencia que lo incriminara en actos ilegales o extremistas.

Las primeras víctimas mortales identificadas hasta anoche tras el tiroteo ocurrido en la discoteca Pulse, confirmarían que entre los asistentes a la Noche Latina de este sábado predominaban los hispanos. Entre ellas están el periodista Edward Manuel Sotomayor Jr., de 34 años; Luis Ómar Ocasio-Capo (20), Juan Ramón Guerrero (22), Éric Iván Ortiz-Rivera (36), Peter O. González-Cruz (22), Luis S. Vielma (22) y Stanley Almodóvar III (23).

Tragedias y armas

Como era de esperarse, el debate sobre el control de las armas se ha reabierto en Estados Unidos. Algo que ocurre sólo cuando suceden estas tragedias. Barack Obama dijo que el tiroteo en Orlando era un “acto de terrorismo y odio”. El presidente, que esta semana comienza campaña con Hillary Clinton, dijo que los investigadores estaban tratando de determinar cualquier vínculo con grupos terroristas. “Vamos a estar unidos como estadounidenses para proteger a nuestro pueblo y defender nuestra nación y para tomar medidas contra aquellos que nos amenazan”. “Todavía estamos conociendo los hechos, pero el FBI los investiga como un acto de terrorismo”.

Obama insistió, como muchas otras veces, en la necesidad de utilizar el sentido común para establecer medidas de control a las armas. Algo que ha intentado sin éxito desde 2012, tras la matanza de 20 niños y seis adultos en una escuela de Connecticut. Si entonces el enorme impacto de esa sinrazón no sirvió para sumar los votos suficientes en el Capitolio, las posibilidades actuales parecen remotas. Tras el tiroteo de Charleston, el mandatario pidió nuevamente endurecer los controles. Y recientemente admitió que no haberlo logrado es su mayor frustración. Ahora, en plena campaña y con el poder de lobby de los defensores de las armas, las posibilidades son aún menores.

Según el Departamento de Justicia y el Consejo de Relaciones Exteriores de EE. UU., entre 2001 y 2011 los incidentes relacionados con armas de fuego dejaron 40 veces más muertos que los ataques calificados por las autoridades de “terroristas”.

Analistas también hablan de una epidemia de violencia. El viernes, Kevin James Loibl, de 27 años, de Saint Petersburg, acudió al teatro The Plaza Live, en la ciudad de Orlando, y disparó contra la cantante Christina Grimmie, conocida por su participación en The Voice. “¿No nos deberían hacer pensar estos dos hechos?”, se preguntó el senador por Florida Bill Nelson.

En Estados Unidos, con una población de 321 millones de habitantes, se calcula que hay 270 millones de armas de uso privado, lo que se traduce en una media de nueve armas por cada diez ciudadanos. Es la proporción más alta del mundo.

Por El Espectador

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