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Las víctimas inocentes del sida

Kenia. Un millón y medio de niños han perdido a sus padres por la enfermedad. Miles están contagiados y son rechazados.

EFE
15 de junio de 2015 - 02:58 a. m.
Los niños contagiados de sida en Kenia son blanco del rechazo. No pueden estudiar y sus familiares los abandonan. /AFP
Los niños contagiados de sida en Kenia son blanco del rechazo. No pueden estudiar y sus familiares los abandonan. /AFP

Paul es un joven delgadísimo y con señales de una desnutrición, que llegó a Nyumbani (“Hogar” en suajili), un orfanato en Nairobi hace tanto tiempo que “ya ni se acuerda”. Su madre había muerto y su padre no quería saber nada de él, así que su abuela lo dejó al cuidado de esta asociación a donde llegan los niños contagiados de sida.

El orfanato Nyumbani es uno de los pocos que acoge exclusivamente a huérfanos con la enfermedad y les ofrece “comida, medicinas y un ambiente de aceptación total”, según explica a Efe Protus Lumiti, director de la casa en Nairobi. En Kenia, los niños que nacen “positivos” se enfrentan a un estigma difícil de superar y que viene de lejos. En una sociedad como la keniana, altamente puritana, tener el sida es visto como fruto de una conducta inmoral, un tabú relacionado con la sexualidad.

Ese estigma afecta también a los menores de edad. Lumiti cuenta que, hasta 2003, los niños del orfanato no eran aceptados en escuelas públicas porque “infectarían a otros”. Actualmente, los niños no son obligados a revelar su condición a sus compañeros. “Es difícil mantener a los amigos si se lo dices”, cuenta Paul. “No saben muy bien qué es lo que tienes”. Ellos mismos al principio desconocen su condición, no saben muy bien qué tienen.

Los médicos, profesores, “madres” y “tíos” (profesionales que viven con ellos) les dan la información en pequeñas dosis.

En la adolescencia comienza la parte más dura, aseguran, ya que empiezan a tener pareja y a plantearse formar una familia. Ese es el momento en el que se les explica las precauciones que tienen que tomar si tienen sexo o quieren tener un bebé.

En la parte de atrás de Nyumbani, junto a un pequeño huerto que da unos generosos tomates (y deliciosos, se enorgullece Paul), está el cementerio. Unas cuantas cruces son testigos de los niños que han muerto en este lugar. “Ahora, con medicinas y los avances médicos, tenemos menos muertes”, explica Lumiti, que aclara que los más grandes tienen menos opciones.

Pero Paul, al menos, saldrá adelante: “No me avergüenzo de lo que soy. He aprendido a apreciarme, a ser fuerte y a hacer algo con mi vida", afirma en el hogar que en 1982 el padre Angelo d'Agostino fundó para 3 niños huérfanos, abandonados y enfermos del sida. Ahora ya son 129 niños.

En Kenia, dos millones y medio de niños menores de 15 años son huérfanos; y cerca de un millón y medio lo son a causa del sida, según datos del Programa Nacional keniano sobre el Sida y el Control de las Enfermedades de Transmisión Sexual (NASCOP, en inglés). Una de cada diez mujeres embarazadas en Kenia está infectada con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), y una de cada tres muertes infantiles es debido al sida.

Pese a estos datos, la situación en Kenia ha mejorado: las nuevas infecciones del VIH han caído un 15 % en los últimos cinco años, y de las 170.000 muertes por sida en 2002 se ha bajado a las 58.000 en 2013, según datos del Programa de Naciones Unidas para la Lucha contra el Sida (UNAIDS).

Aunque Kenia se ha comprometido a eliminar la transmisión maternoinfantil del VIH para 2015, el contagio de madres a sus bebés se ha mantenido estable en el 14% durante los últimos tres años. Y si la madre muere, muchos niños son abandonados por la propia familia. El 70% de los niños en Nyumbani tiene algún familiar, pero "no quieren saber nada de ellos”.

Por EFE

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