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'Vienen profundos cambios para los sirios'

Siria aprobó en un referendo un nuevo texto constitucional. ¿Qué sigue en este país?

Karen Marón / Especial para El Espectador, Damasco
29 de febrero de 2012 - 12:03 a. m.

“Alá, Siria y Bashar, con eso basta”, gritaban los partidarios del presidente sirio en el puesto fronterizo de Masna, por donde pasa la carretera de Beirut a Damasco. El domingo se celebró el referendo para cambiar algunos artículos de la Constitución y, según resultados oficiales, fue aprobado por el 89,4% de los ciudadanos —sobre un total de 57,4% de sufragantes de los 14,5 millones habilitados—. Desde el amanecer, los sirios residentes en Líbano se desplazaron en vehículos que, en fila, circulaban por la ruta flameando banderas de la República Árabe Siria, la amarilla y verde de Hezbolá y el rostro de Bashar al Asad. Puestos de control militares y vehículos blindados libaneses se extendían por toda la carretera hasta llegar al puesto de inmigración.

Pese a los pronósticos, tras el cierre de los 14.185 centros de votación en todo el país, el referendo constitucional en Damasco transcurrió con normalidad y una alta participación ciudadana. En otras ciudades del país como Homs e Idleb —donde se sufren los mayores combates entre el ejército sirio y los grupos armados opositores— la afluencia de participantes rondó un 20%.

En Damasco se habilitaron 1.046 mesas, que se cerraron a las 7 de la noche, tras doce horas de comicios donde los sirios estaban convocados para votar sí o no a las enmiendas constitucionales presentadas por el régimen como fruto del proceso de reformas. Las autoridades abrieron mesas electorales dentro de los edificios gubernamentales, sindicatos, centros de salud, escuelas, aeropuertos y puestos fronterizos. En las zonas desérticas instalaron centros de votación móviles para garantizar la participación de las comunidades nómadas de beduinos. También se habilitaron dos mesas dentro de las instalaciones de la sede de la Asamblea Nacional, donde el diputado nacional por la ciudad de Hama, Akram Hower, parlamentario por el nuevo Partido del Pacto Nacional, le dijo a El Espectador “que la constitución sobre la que decidieron los sirios introducirá profundos cambios en la vida social, política y económica”.

“Aquí en Siria somos como una gran familia con diferentes colores. Tuvimos la libertad de votar sobre un proyecto que fue concebido con la intención de que beneficie a todos los sirios”, expresó el legislador Hower, miembro de una de las organizaciones que hoy se ubica en la oposición interna. “Aspiramos a que este proceso se traduzca en los deseos de los sirios, sin que unos tengan que temer a otros”, señaló el diputado de 60 años.

El proceso de reformas que ahora consolida la nueva constitución significa que cualquier sirio puede aspirar a un escaño en el Parlamento, ya sea provincial o nacional, o a un cargo en los consejos populares (gobiernos locales), sin necesidad de pertenecer a un partido en específico, explicó el legislador. “Es un gran paso”, opinó por su parte Nuri Khaled, miembro del Partido Comunista Árabe y también diputado nacional por Hama.

Mientras el flujo de votantes fue incesante, los ciudadanos se manifestaban abiertamente. “Esperamos que todo mejore en Siria. Esta es una gran oportunidad”, manifestó la joven Hanadi Aswad, de 23 años.

Desde de que Bashar al Asad llegó al gobierno hace doce años, continuando el régimen instaurado por su padre en 1970, ha habido otros dos referendos. Con el nuevo texto, redactado por una comisión constitucional de 29 miembros, otros partidos tendrán el derecho a designar a sus candidatos para la Presidencia, que queda limitada a un máximo de dos mandatos de siete años cada uno. Esta enmienda entrará en vigor a partir de las próximas presidenciales —previstas para 2014— lo que permite que Al Asad pueda seguir en el cargo durante 16 años más, hasta 2028.

El presidente Al Asad prometió celebrar elecciones parlamentarias en un plazo máximo de 90 días, tras la aprobación de la nueva carta magna, ya que ésta elimina un considerando en el artículo 8 que establece al Partido Baaz —la formación política del presidente y en el poder desde 1963— como “el líder del Estado y la sociedad” sirios. Pero no todos piensan igual. El texto constitucional ha generado controversias, comenzando porque los ciudadanos sólo tuvieron diez días para revisarlo. “La propuesta constitucional no es perfecta y la gente critica algunos de sus artículos, en particular el tercero”, explica Mishleen, una estudiante que salía de la Universidad de Damasco para sumarse a la concentración en la cercana Plaza Omeya.

La nueva constitución es la piedra angular del paquete de reformas integrales que impulsa el presidente Bashar al Asad, pues legitimará otras novedades como la creación de partidos —ya fueron autorizados siete—, la separación de los poderes del Estado, la celebración de elecciones y la descentralización de las administraciones locales.

El artículo 3 es el que ha generado censuras porque estipula que los candidatos a presidentes, además de ser mayores de 40 años, tienen que ser musulmanes en un país donde también viven cristianos y drusos. Hasta seguidores del islam han expresado su rechazo a tal proposición pues la consideran antidemocrática. Mishleen, sin embargo, rescató la garantía de los derechos y la emancipación de la mujer en una sociedad igualitaria en la que podrán participar sin discriminación en la vida política, social y económica, algo realmente significativo en un país árabe.

Uno de los miembros del Consejo Nacional de Siria, Fawaz Zakri, explicó por qué no aceptan el nuevo texto escrito por una comisión elegida por el propio mandatario. “La nueva constitución propuesta da a Bashar al Asad la posibilidad de estar en el poder por otros dos períodos de 7 años cada uno, y esto no es aceptable”. Cuando Zakri habla de la oposición, se refiere a los grupos externos que trabajan desde Londres. París, Estambul y Arabia Saudita, que conforman un mosaico heterogéneo con luchas intestinas entre sí y que son rechazados por los políticos opositores en el país.

Aunque el régimen de Al Asad aprobó una nueva ley de medios —una norma que permite el multipartidismo—, abolió la ley de emergencia que existía desde 1963 y autorizó el propio texto constitucional, dice que no es posible satisfacer a todos los opositores que reclaman desde el exterior. “¿Cual es la solución ahora? Los manifestantes pedían reformas y democracia. Demandaban cambios y aquí están. Ya está preparada incluso una nueva constitución”, afirmó Mohammad Khalid al Hanous, el gobernador de Daraa.

El gobierno sirio afirma que todos sus esfuerzos han caído en saco roto para gran parte de la comunidad internacional. En la calle, algunos creen que es momento de estar unidos. Para los detractores del gobierno todo es un espejismo. La buena voluntad está lejos de los hechos. En un año, según datos de la oposición externa, existen menos periódicos, hay más personas en la cárcel, el poder está más centralizado y no ha habido ningún cambio realmente estructural. La profesora Laila Tajeldine estima que los avances democráticos en Siria se contraponen a los planes de Occidente, que distrajo la atención del resto del mundo del referéndum en el país árabe. “La redacción de una nueva constitución y el conjunto de medidas emprendido por el presidente Bashar al Asad sí solucionan el problema interno que existía en Siria respecto a las demandas del pueblo sirio”, cree la analista. Y agregó: “Lo que no se ha solucionado son las intenciones de Occidente de derrocar el gobierno actual y sustituirlo por uno pro Occidente”.

Por Karen Marón / Especial para El Espectador, Damasco

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