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La violencia vuelve a agitar a Egipto

La familia del líder depuesto planea acudir al Tribunal Penal Internacional para denunciar los aparentes abusos de los militares contra su figura.

Redacción Internacional
24 de julio de 2013 - 08:38 a. m.
Seguidores de Mohamed Morsi corren durante un enfrentamiento con sus adversarios políticos./AFP
Seguidores de Mohamed Morsi corren durante un enfrentamiento con sus adversarios políticos./AFP

La tranquilidad es muy frágil en Egipto. Después de varios días de paz en las calles y plazas, que aunque abarrotadas no presentaron disturbios, el espectro de la violencia volvió a aparecer para cobrar la vida de nueve personas. Los roces entre los seguidores del depuesto presidente Mohamed Morsi y sus opositores son constantes, pero cuando se pasa al campo de la agresión física es como si el estallido de la pólvora se expandiera por todo El Cairo.
La última bronca se presentó en el barrio cariota de Giza, cuando un grupo de simpatizantes de Morsi se dirigía hacia la Universidad del Cairo, que se ha convertido en una suerte de bastión para quienes se manifiestan en contra del golpe de Estado. Mientras caminaban por las calles, la prensa local reporta que fueron agredidos por aparentes opositores del exmandatario. La pelea dio para todo: desde armas de balines hasta fuego real.

El conocimiento de la noticia alteró los ánimos incluso de la Plaza Tahrir, bastión de quienes apoyan el Ejército y critican a Morsi en esta nueva etapa de la inestabilidad egipcia. Allí se desencadenó también un enfrentamiento que le quitó la vida a tres personas y dejó a más de 30 heridos. El Cairo se ha convertido en una suerte de territorio que se disputa entre Tahrir y la Universidad: las seis muertes restantes del último capítulo de la violencia ocurrieron a las afueras del centro educativo.

Probablemente los ánimos de bando y bando estuvieran hipersensibles tras las declaraciones de Osama Morsi, hijo del ex jefe de Estado. En una rueda de prensa, acompañado de sus hermanos, y con notable ira en sus palabras, acusó a los militares de tener secuestrado a su padre desde el 3 de julio, en la noche que se consumó el golpe. “Vamos a emprender acciones legales a nivel local e internacional contra Abdel Fatah al Sisi (comandante de las Fuerzas Armadas), el líder del sangriento golpe militar y su grupo de golpistas”, puntualizaría después su hermana Shaimaa Mohamed.

Dadas las pocas garantías que su padre podría tener frente a una justicia controlada por el Ejército que lo retiró de su cargo, los hermanos Morsi adelantan acercamientos con el Tribunal Penal Internacional y solicitan el comienzo de una investigación. “Lo que está sucediendo es una violación de los derechos humanos y un escándalo en todos los sentidos de la palabra”.

Los hermanos podrían tener razón. Formalmente, son desconocidos los cargos por los que Mohamed Morsi permanece detenido, así como su lugar de reclusión. La Unión Europea, Alemania y Estados Unidos han pedido al gobierno militar transitorio que se asegure de tratar correctamente al prisionero y de mantenerlo en un lugar seguro.

El último informe de Amnistía Internacional no resulta alentador. En él, un llamado a la transparencia, se evidencia la preocupación de la ONG por la posible violación de los derechos de Morsi y otros líderes de los Hermanos Musulmanes que fueron apresados tras la destitución. Incluso se hacen públicos los testimonios de seguidores del líder que han sido golpeados y torturados en las dependencias policiales del país.

De parte del actual gobierno la vocería ha estado en boca Mohamed al Baradei, vicepresidente actual del país y premio Nobel de Paz. A través de su cuenta en Twitter envió un mensaje a la gente: “La justicia transicional y la reconciliación nacional basados en la inclusividad son la única opción. Cuanto antes nos demos cuenta, más vidas se salvarán”.

Por Redacción Internacional

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