Visita del papa, más allá de la política

El papa conoce bien la situación de la región, por eso en su mensaje evitará tomar posición a favor de ideologías o proyectos particulares.

Cristian Rojas González*
03 de julio de 2015 - 11:53 p. m.
Un puesto de recordatorios en Quinche (Ecuador), donde el papa dará una misa con cantos en quechua. / EFE
Un puesto de recordatorios en Quinche (Ecuador), donde el papa dará una misa con cantos en quechua. / EFE

Hace 30 años el papa Juan Pablo II estuvo en Ecuador conmemorando los 450 años de la primera evangelización en el país andino y fue recibido por el socialcristiano León Febres Cordero, quien entonces ocupaba la Presidencia de la República. El Ecuador de Rafael Correa, que el papa Francisco encontrará este domingo, ha dado pasos evidentes hacia el desarrollo en las tres décadas que han transcurrido desde la visita del santo polaco, pero sigue siendo uno de los países más pobres de la región.

De hecho, en la Suramérica católica, sólo Paraguay y Bolivia tienen un PIB per cápita inferior al de Ecuador, por eso no es casualidad que se trate de los tres países que Su Santidad visitará en su segundo viaje al subcontinente. (El primero fue a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud de 2013, una cita que ya estaba en la agenda pontificia antes de la renuncia de Benedicto XVI).

En las periferias

Fiel a su mensaje de salir a las periferias geográficas y existenciales para encontrarse con el sufrimiento de los demás, Francisco no sólo va a estos tres países sino que estará en el Quito, La Paz y la Asunción que no recorren los turistas y en donde es más urgente su mensaje de misericordia: la cárcel de Palmasola en Bolivia, una casa de reposo para ancianos en Ecuador y un hospital pediátrico en Paraguay serán algunos de los lugares que tendrán la alegría de recibir la visita del vicario de Cristo.

Francisco ya conoce bien los dramas de la región, pero se encontrará con circunstancias de pobreza mayores que las de sus “villas miseria” bonaerenses, esas que recorría siendo el arzobispo Jorge Bergoglio.

La visita pastoral estará dirigida a los pobres de las periferias que no son sólo geográficas sino existenciales, y por eso no se trata sólo una pobreza material sino espiritual. Francisco llevará el mensaje del Evangelio, que es siempre urgente, por eso su visita no debe leerse en clave política, aunque esos acontecimientos siempre estén expuestos al provecho que quieran sacar los sectores oficialistas o de oposición.

En Ecuador, por ejemplo, la Conferencia Episcopal ha pedido que no se politice la visita del papa en medio del ambiente de tensión que se vive en el país por las manifestaciones masivas contra las reformas económicas del presidente Correa, especialmente contra el impuesto a la herencia. Tal es la agitación previa a la llegada de Francisco que el mandatario ecuatoriano denunció desde su cuenta de Twitter un plan de los opositores para tomarse el Palacio de Carondelet y dar un golpe de Estado.

Situaciones similares podrán verse en Paraguay y Bolivia, pero lo cierto es que el mensaje político que llevará Francisco no es en favor de ideologías o proyectos particulares, sino la intención universal de oración propuesta para el mes de julio: que “la responsabilidad política sea vivida, a todos niveles, como forma elevada de caridad”.

 

*Profesor del Programa de Ciencias Políticas, Universidad de la Sabana.

Por Cristian Rojas González*

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