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La voz de la minoría en Kenia

Binyavanga Wainaina, autor keniata invitado al Hay Festival de Cartagena, se declara homosexual a sabiendas de que en su país le pueden dar hasta 14 años de prisión por eso.

Salym Fayad / Especial para El Espectador Sudáfrica
28 de enero de 2014 - 09:49 p. m.
Ante leyes contra la homosexualidad,  el escritor keniata Binyavanga Wainaina se declaró gay.  / AFP
Ante leyes contra la homosexualidad, el escritor keniata Binyavanga Wainaina se declaró gay. / AFP
Foto: AFP - SIMON MAINA

Binyavanga Wainaina dice que supo que era homosexual desde que tenía cinco años. El 18 de enero, día de su cumpleaños número 43, el autor keniata publicó un capítulo de su libro de memorias, Algún día escribiré sobre este lugar, en el que imagina que susurra al oído de su madre la verdad sobre su orientación sexual mientras ella yace en su lecho de muerte.

Soy homosexual, mamá, como tituló el texto publicado en tres reconocidos portales culturales africanos, es un relato profundamente personal y a la vez una explosiva declaración por parte de una figura pública en un momento en el que el debate por los derechos de los homosexuales en África está en uno de sus puntos más álgidos.

Kenia es uno de los más de treinta países africanos donde la homosexualidad es un delito. En Nigeria, pocos días antes de las declaraciones de Wainaina, un joven recibió 20 azotes en una corte tras ser el primer condenado por sodomía luego de la aprobación de una estricta ley que penaliza hasta con 14 años de prisión los crímenes de “homosexualidad agravada”. “Este tipo de opresión nos obliga a salir y decir quiénes somos realmente”, dijo Wainaina, quien admitió que la drástica medida aprobada en Nigeria fue una de sus motivaciones para hablar públicamente sobre su orientación sexual y encender el debate sobre los derechos de los homosexuales en África.

En el pasado, Uganda llamó la atención internacional por ser uno de los países africanos donde la persecución a las minorías sexuales es más feroz y porque en varias ocasiones el Gobierno ha sometido a consideración un decreto para aplicar la pena de muerte a quienes sean hallados culpables de homosexualidad según la ley. En otros países, como Mauritania y Sudán, la pena capital para los condenados ya es legal.

Por otro lado, Sudáfrica, donde Wainaina vivió varios años y el cual describe en detalle en sus memorias, es el único país africano donde el matrimonio homosexual es legal y el primero en proteger la orientación sexual como derecho constitucional. Sin embargo, los townships son con frecuencia escenario de agresiones homofóbicas.

En un documental lanzado varios días después de la publicación de su texto, Wainaina describe la intolerancia y la homofobia como una cacería de brujas basada en conceptos victorianos importados a África por los colonizadores británicos. Se burla además del trillado argumento de los sectores más conservadores, según el cual la homosexualidad “no es africana”. En el documental, titulado Debemos liberar nuestra imaginación y que se encuentra disponible en You Tube, el autor afirma que quisiera vivir en una sociedad donde no se demonice aquello que se desconoce o no se entiende: “Quiero ver un continente donde las imaginaciones de las personas no necesiten de una autorización para existir”.

No es la primera vez que Wainaina emprende una campaña para desafiar los discursos dominantes basados en lugares comunes. En 2005 publicó el ensayo Cómo escribir sobre África, una sátira que ataca los clichés con los que comúnmente se describe a África en Occidente. Allí recomienda con ironía usar imágenes de un rifle “AK-47, costillas prominentes y pechos desnudos” para mostrar el continente y “tratar a África como si fuera un solo país”, lleno de “gente alta y flaca muriéndose de hambre”. El texto se convirtió en el artículo más reenviado en la historia de la revista británica Granta y contribuyó a alimentar la popularidad del autor keniata en el mundo intelectual africano y en Occidente.

Soy homosexual, mamá se está convirtiendo en uno de los artículos más compartidos en las redes sociales y está convirtiendo a Wainaina en una de las voces más fuertes en la defensa de los derechos de las minorías sexuales en África.

 

 

Por Salym Fayad / Especial para El Espectador Sudáfrica

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