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Han sido más de dos años en los que las negociaciones entre los gobiernos británico y ecuatoriano no han logrado resultado alguno.
Ayer, el tribunal de apelación de Estocolmo confirmó la orden de arresto emitida en 2012 contra Assange por agresión sexual. El órgano judicial afirmó que existe un “considerable” riesgo de fuga del australiano, que es acusado por dos mujeres de delitos de violación y acoso sexual, presuntamente cometidos en 2010 en Estocolmo.
Assange siempre se ha declarado inocente y había pedido la anulación de su orden de arresto en Suecia, argumentando que ésta lo situaba en una forma de reclusión abusiva. Sin embargo, el tribunal de apelación de Estocolmo no comparte esta tesis sobre la gravedad de la situación: “Julian Assange puede abandonar la embajada si lo desea. Eso significa que la restricción de libertad no equivale a una privación de la misma”, explicó.
En todo caso, en el momento en que Assange ponga un pie por fuera de la sede diplomática, sería detenido de inmediato por la policía británica y entregado a Suecia. Él y su equipo han denunciado que la orden de arresto de la justicia sueca es un montaje hecho por el gobierno de Estados Unidos, que quiere llevarlo a ese país para juzgarlo por las filtraciones de 250.000 cables diplomáticos y 500.000 informes militares confidenciales.
Assange aún tiene opciones de anular su orden de arresto. Su abogado, Per Samuelsson, indicó que llevará el caso al Tribunal Supremo de Suecia y eventualmente ante la justicia europea.