Los malos amigos de Santa Fe

Extinción de dominio a bienes de testaferro de capo del cartel del norte del Valle deja en duda a allegado del club. Rastreo judicial a sus socios prueba que más de uno afronta requerimientos de la justicia o cuentas pendientes.

Norbey Quevedo H. / Redacción Judicial
09 de mayo de 2009 - 10:00 p. m.

Sin mucha resonancia, el pasado 16 de abril, la Fiscalía informó la ocupación de 118 bienes de Claudio Javier Silva Otálora, un presunto testaferro del capo del norte del Valle, Wílber Varela, alias Jabón. La acción se extendió a su grupo familiar y el ente investigador ejecutó el operativo en los departamentos de Cundinamarca, Antioquia, Caldas y Quindío. El caso no pasaría de ser un intervenido más por lavado de activos derivado del narcotráfico, de no ser porque desglosando las cuentas de su millonario patrimonio aparece un enlace inesperado: las misteriosas arcas del Independiente Santa Fe.

Lo había advertido una fuente a El Espectador para su edición del 16 de noviembre de 2007 titulada “El triunvirato de Guateque”. “Los verdaderos dueños de Santa Fe se llaman Javier Silva, Luis Caicedo y Julio Lozano”. El primero de los nombrados es el mismo Claudio Javier Silva Otálora, conocido como El Patrón, quien hoy huye de las autoridades, pero tiene orden de captura vigente en su contra por los delitos de testaferrato y enriquecimiento ilícito. La mayoría de sus bienes están a nombre de sus familiares o amigos, en especial de su esposa identificada como Bertha Janeth Plata Ocampo.

Consultados algunos allegados al club deportivo, ratificaron que si bien Claudio Javier Silva Otálora siempre ha sido un personaje a la sombra en las finanzas del equipo de fútbol profesional, su cuota directa y más visible en la institución ha sido su propia cuñada Damaris Plata Ocampo. No sólo hay varias personas que la distinguen e identifican, sino que en la nómina de la administración del club de 2007 aparece como la coordinadora de las escuelas de formación deportiva. Entre los afectados con el trámite de extinción de dominio de bienes está la citada Damaris Plata Ocampo.

Claudio Javier Silva Otálora es un hombre de 49 años nacido en Zipaquirá y padre de tres hijos. Según la Fiscalía, la hacienda La Tesalia, ubicada en zona rural de Puerto Salgar (Cundinamarca), otrora propiedad del capo Wílber Varela, de la noche a la mañana terminó administrada, usufructuada y explotada por el clan familiar de Silva Otálora. Pero no sólo poseía este valioso inmueble, por ahora 111 más, cinco sociedades, un establecimiento comercial y 14 vehículos, avaluados en $70 mil millones, forman parte del patrimonio, al parecer, mal habido que tratará de recuperar el Estado a través de la extinción de dominio.

De paso, le servirá a la Fiscalía para avanzar en el proceso de investigación radicado con el número 1100160000962008-00147, que pretende establecer “presuntas operaciones sospechosas en el Club Deportivo Independiente Santa Fe”. Un caso que viene creciendo lentamente desde 1985, cuando accedió a la junta directiva del equipo el empresario César Hernando Villegas Arciniegas, procesado y condenado en el llamado Proceso 8.000 a finales de los años 90 y asesinado el 4 de marzo de 2002 en Bogotá, cuando salía del edificio donde tenía su oficina particular.

Desde entonces, las finanzas del equipo son inciertas y sospechosas. Tres días después del asesinato de Villegas, el señor Hugo Prieto, en calidad de presidente del club, emprendió el proceso de reestructuración del equipo a través de la Ley 550 de 1999. En noviembre de 2003 dejó la presidencia al abogado penalista Luis Eduardo Méndez, quien ofició hasta febrero de 2007, cuando fue vinculado a un proceso penal en Estados Unidos por obstrucción a la justicia y relaciones con el narcotraficante Rafael Caicedo. Hoy purga una condena de 70 meses de cárcel. Se prevé que en enero regrese al país.

Según la Superintendencia de Sociedades, Hugo Prieto, actual vicepresidente del club, es uno de sus mayores acreedores. Pero así como es un empresario comprometido en la estabilidad económica de Santa Fe, también registra vínculos financieros non sanctos. Hay reportes de consignaciones y vínculos con José Henry Romero Ladino, quien desde noviembre de 2006 aparece reportado por la Fiscalía como integrante de una red internacional de narcotráfico que intentó llevar 2.000 kilos de cocaína a Holanda. El mismo Romero apareció referenciado en el inventario de acreedores del equipo en su proceso de reestructuración.


En cuanto a Luis Eduardo Méndez Bustos se sabe que fue la persona que empezó a contactar a distintos empresarios para fortalecer las arcas del club, aunque varios de estos aportantes o socios han resultado algo dudosos. Como Édgar Jesús Páez Cortés, un ex detective del DAS e investigador de la Fiscalía con antecedentes de condena a siete meses de prisión por el delito de lesiones culposas. En la actualidad Páez es el socio mayoritario de la Corporación Deportiva Expreso Rojo y, según la Superintendencia de Sociedades, es uno de los acreedores de pasivos más significativos del equipo profesional.

A la salida de Luis Eduardo Méndez Bustos, en febrero de 2007, apareció Héctor Fabio Báez Díaz, quien apenas estuvo al frente del equipo hasta octubre del mismo año. Lo sucedió Tulio César Bernal Bacca, natural de Guateque (Boyacá) y desde la semana pasada senador de la República. Alrededor del ex juez, ex alcalde de Tunja y ex representante a la Cámara aparecen otros personajes que suscitan más dudas respecto a la transparencia de las finanzas del equipo. Sobre todo su socio en tres empresas dedicadas a la comercialización de esmeraldas, identificado como Julio Alberto Lozano Pirateque.

El senador Bernal Bacca nunca ha negado sus vínculos de amistad y negocios con el polémico zar de las esmeraldas, Víctor Carranza, y también ha sostenido vínculos financieros con Siervo de Jesús Florián, representante legal de la Federación de San Andresitos de Colombia, quien aparece en actos notariales por más de $6.000 millones con 27 personas, cinco de las cuales han tenido requerimientos de las autoridades nacionales y extranjeras, dos de ellas por lavado de activos, identificadas como Luis Eduardo Tuta López y Jaime Tuta López. Pero el caso más extraño lo representa Julio Alberto Lozano.

De este acaudalado empresario, hoy residenciado en México, se sabe que es uno de los hombres fuertes en las finanzas de Santa Fe. Es socio capitalista de varias empresas dedicadas a la explotación y comercialización de esmeraldas y aparece en los archivos de la Fiscalía como sospechoso del delito de receptación. Seis de sus socios en sus empresas han sido relacionados en informes de la Fiscalía y en la Unidad de Información y Análisis Financiero, (UIAF), como capitalistas dudosos por casos de estupefacientes. Además, ha sostenido negocios con David Shuffman, un individuo con anotaciones en el Servicio Secreto de EE.UU.

En la actualidad, según el Sistema de Información de Antecedentes y Anotaciones de la Fiscalía General de la Nación, 44 de los socios de Santa Fe han tenido antecedentes judiciales. No todos han sido condenados, la mayoría sólo han pasado de sindicados, pero han tenido líos judiciales por los presuntos delitos de lavado de activos, testaferrato, fabricación y tráfico de armas, negocios de estupefacientes, concierto para delinquir, extorsión, estafa, enriquecimiento ilícito, cohecho o fuga de presos. Además, 14 de los socios han sido investigados por la Dijín o el DAS y a uno de ellos se le indaga a su paso por Panamá.

En otras palabras, entre reportes de operaciones sospechosas, transacciones cambiarias o declaraciones de renta, la cotidianidad en Santa Fe, más allá de sus afugias deportivas, pasa por sus rarezas financieras. En su última asamblea ordinaria de afiliados el actual presidente, Armando Farfán, sólo dio buenas noticias. Entró dinero por la venta de Juan Carlos Toja, por los derechos deportivos de Aldo Leao Ramírez y Léider Preciado. Se robusteció el equipo con el apoyo de la ETB y la Lotería de Bogotá, entre otros patrocinios. Pero los títulos no llegan, en cambio los malos del equipo quedan en evidencia. Como Claudio Javier Silva Otálora, hoy fugitivo y en la mala.

Desde hace un mes la justicia les pisa los talones tanto a él como a su grupo familiar y presuntos testaferros. Poco a poco se descubre que detrás del superávit económico de un equipo que hace rato debía darle la séptima estrella a su afición, se mueven oportunistas personajes interesados en circular extraños capitales.

¿Hasta cuando? No es el único equipo en problemas, pero representa una pasión del pueblo que desafortunadamente terminó permeada por quienes no creen en el valor del equipo, sino en la opción de acrecentar o mimetizar sus dineros.

Vea las de decisiones judiciales que comprometen bienes de allegada a Claudio Javier Silva haciendo clic AQUÍ

Vea el listado con los directivos del equipo en 2007 haciendo clic AQUÍ.

Por Norbey Quevedo H. / Redacción Judicial

 

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