Dos donaciones en entredicho

Los giros por más de $6.000 millones de Ecofértil S.A., cuyo 95% es de Monómeros Colombo Venezolanos. En un abrir y cerrar de ojos, los recursos llegaron a dos fundaciones de Bogotá y Cali. Su uso es un misterio.

Norbey Quevedo H.
06 de junio de 2009 - 05:00 p. m.

El 18 de junio de 2008, en respuesta a los controles automáticos del sistema financiero, fue reportada una cuantiosa transferencia electrónica. La empresa Ecofértil S.A. giró a la cuenta corriente de la Fundación Pilares del Futuro la suma de $3.000 millones. El asunto resultó aún más atrayente cuando el cruce de información bancaria reportó que dos meses antes, el 16 de abril, la misma empresa Ecofértil S.A. había girado $3.000 millones más, esta vez a la Fundación Iberoamericana para el Transporte Sostenible (FITS).

Alertadas las autoridades sobre las dos transacciones, el 17 de julio de 2008, expertos analistas de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) requirieron los soportes y detalles de ambos giros. La primera sorpresa fue constatar que los dos envíos se hicieron a título de donación para atender “programas y proyectos sociales”, y que la empresa Ecofértil S.A., constituida en Bogotá en diciembre de 2001, registra como su accionista mayoritario, con el 95% de la propiedad, a la empresa Monómeros Colombo Venezolanos, controlada por Petroquímicas de Venezuela.

Por la misma época, a través de un escueto comunicado expedido en la Casa de Nariño, el Gobierno oficializó su rechazo a las versiones que indicaban que la empresa Monómeros Colombo Venezolanos S.A. estaba dispuesta a comprar la Universidad Autónoma de Colombia. “El Gobierno no permitirá esa operación”, registró la declaración y, según trascendió ante los medios, la razón obedeció a la negativa de que una universidad privada terminara en manos de una empresa cuyo porcentaje mayoritario pertenece al Estado venezolano.

Como si fuera poco, semanas después se supo que la misma empresa Monómeros Colombo Venezolanos, filial de la empresa estatal venezolana Pdvsa, había destinado cuantiosas sumas para financiar actividades vinculadas al acuerdo humanitario de liberación de secuestrados de las Farc y que, en buena medida, esta ayuda económica se había canalizado a través de la senadora liberal Piedad Córdoba, quien el 16 de agosto de 2008 admitió públicamente el auxilio, aunque precisó que no estaba en condiciones de determinar su cuantía.

La senadora Córdoba expresó en su momento que el apoyo de la empresa Monómeros Colombo Venezolanos fue necesario porque “el Gobierno colombiano no ofreció ningún apoyo efectivo para ese costoso y complejo proceso”, y que la ayuda también se le había solicitado a las Naciones Unidas. En momentos en que la noticia se asoció al apoyo de dirigentes de oposición al gobierno de Álvaro Uribe, la senadora resaltó que la empresa había colaborado, entre otros, al Carnaval de Barranquilla y al colegio de Las Flores, de la misma ciudad.

A su vez, Ricardo Montenegro Vásquez, coordinador de ese apoyo a la senadora Córdoba, aclaró que recibió un cheque de $25 millones que fue invertido en la realización de un concierto en la Plaza de Bolívar de Bogotá. El concierto, indicó Montenegro, fue televisado por Canal Capital y el canal estatal venezolano VTV. “En ningún momento hubo uso malicioso de tales dineros ni aprovechamiento particular o político de los mismos. A la vista están el concierto y los resultados de la mediación que permitieron la liberación de secuestrados”, puntualizó el comunicado.

Lo que no trascendió a la opinión pública es que mientras se generaban suspicacias por la ayuda de Monómeros Colombo Venezolanos al acuerdo humanitario en Colombia, las autoridades financieras desmenuzaban los giros de su asociada Ecofértil S.A. a las fundaciones Pilares del Futuro e Iberoamericana para el Transporte Sostenible (FITS), con sorpresas que hoy están en poder de la justicia. La primera de ellas relacionada con la premura con que la firma dedicada a la fabricación de abonos donó de la noche a la mañana $6.000 millones.

Una donación

¿Pero qué sucedió con estas donaciones? El Espectador estableció que el 17 de junio de 2008, la Fundación Pilares del Futuro solicitó la donación a Ecofértil S.A., para enseñar a las comunidades el uso de residuos sólidos y promover el desarrollo sostenible en sectores vulnerables de Cali. Al día siguiente llegó el giro de $3.000 millones. Entre el 19 y el 20 de junio, Pilares del Futuro retiró el dinero a través de 33 cheques que beneficiaron a 30 personas y una sociedad fiduciaria. Inicialmente se había dicho que era para comprar unos terrenos en Buenaventura.


Y aquí empiezan las sorpresas. Únicamente cuatro de los beneficiarios registran predios en Buenaventura. Además, de las personas que cobraron los cheques, cuatro presentan inconsistencias en sus endosos; incluso en algunos casos las firmas de los beneficiarios son distintas a las registradas ante las entidades financieras. Las cuantías mayores, representadas en dos cheques por $580 millones, fueron a las manos del ciudadano de Buenaventura  Francisco Jólber Molinari, quien registra como actividad la asesoría empresarial y es titular de 20 productos financieros.

Cinco de los cheques, por valor de $400 millones, fueron cobrados por la firma Agemex Ltda., por la empresa Prohesa S.A. y por el ciudadano Juan Francisco Javier Romero Gaitán, quien a su vez es el socio principal y gerente de Agemex Ltda. En otras palabras, por partida doble Romero recibió $160 millones. Al evaluar sus actividades económicas, surgió otra perla. Romero Gaitán es miembro de la junta directiva de la Fábrica de Hilazas Vanylon S.A., domiciliada en Barranquilla. La accionista mayoritaria de esta empresa es Monómeros Colombo Venezolanos.

Para completar, las autoridades evaluaron el desarrollo de la Fundación Pilares del Futuro, domiciliada en Cali, y se encontraron con que sus revisores fiscales, tanto el principal como el suplente, María Luisa Arellano González y Luis Fernando Calderón Gómez, se encuentran relacionados en una investigación que adelanta la Fiscalía General de la Nación desde diciembre de 2007, porque ocupaban o desempeñaban la misma función en varias empresas de Hernán Prada Cortés, un individuo que desde noviembre de 2006 fue extraditado a Estados Unidos por narcotráfico.

Prada Cortés, conocido como Ramazote, fue capturado en el aeropuerto ElDorado en noviembre de 2005, cuando llegaba de Ecuador, donde se encontraba radicado. Sus actividades ilícitas se extendían hasta Chile, a través de una compleja red de lavado de activos. El operativo en su contra fue bautizado como “Torres Gemelas”, porque uno de sus activos eran dos suites en uno de los edificios más acreditados de Santiago. Tras su extradición se han venido relacionando sus negocios en Colombia, y prueba de ello es la presencia de los revisores fiscales de Pilares del Futuro.

La otra donación

En cuanto a la donación de Ecofértil S.A., asociada de Monómeros Colombo Venezolanos, el giro se justificó también para la compra de unos terrenos en Buenaventura. Los $3.000 millones originales fueron enviados a una cuenta abierta nueve días antes de la transacción. Al día siguiente, la empresa abrió una segunda cuenta en Buenaventura y recibió tres abonos más por $688 millones. Posteriormente, entre el 17 de abril y el 27 de junio de 2008, a través de 87 cheques por valor de $3.688 millones, los dineros fueron retirados por 39 personas y cuatro empresas.

Es en este momento donde igualmente empiezan las dudas. La señora Liliana López Muñoz, representante legal suplente de la Fundación Iberoamericana para el Transporte Sostenible (FITS), recibió cuatro cheques por $700 millones. Según el Sistema de Información de Antecedentes Judiciales, registra una condena de 18 meses de prisión por falsedad material en documento público. A su vez, Sandra Elena Mera, beneficiaria de $20 millones, presenta una condena de 12 meses de prisión por el delito antes mencionado.

La lista de beneficiarios con antecedentes o sospechas es larga. Hay personas con medida de aseguramiento por tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, por cohecho impropio, por prevaricato y por otras investigaciones en manos de las autoridades judiciales o financieras. De hecho, el revisor fiscal de FITS es el mismo Luis Fernando Calderón Gómez, la misma persona relacionada en las empresas del extraditado narcotraficante colombiano pero residenciado en Ecuador Hernán Prada Cortés.

En síntesis, sin que aún se hable de sindicaciones, la empresa Monómeros Colombo Venezolanos, propietaria del 95% de Ecofértil S.A. y titular de más de 200 productos financieros, está en la mira de las autoridades. Domiciliada en Barranquilla y dirigida por el ciudadano venezolano Francisco Javier Toro, ha destinado innumerables partidas para proyectos de inversión social y los dineros le alcanzan para otras causas como ambientar el acuerdo humanitario. ¿Cuál es la letra menuda de tanto dinero desdoblado en tantos giros? El ojo avizor de la justicia examina sus cuentas.

Por Norbey Quevedo H.

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