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La memoria secreta de DMG

El Espectador revela el contenido esencial de la USB de la abogada de DMG: 160 archivos reveladores e inéditos. Desde pagos, instrucciones a gobernadores y alcaldes o exóticas compras hasta planes de expansión internacional.

Norbey Quevedo H.
29 de noviembre de 2008 - 10:00 p. m.

El Grupo DMG tenía muy claro cómo expandir su negocio hasta exagerados niveles. Su meta esencial era consolidar un patrimonio de 60 billones de pesos en el ámbito mundial, expandiendo sus actividades en América y Europa a través de nuevas organizaciones paralelas, de tal manera que sin ceder en el fortalecimiento de la marca principal, a mediano plazo se pudieran consolidar sociedades y actividades de inversión hasta alcanzar la cifra de cinco trillones de dólares.

Aunque parezca descabellado o producto de la ficción, así estaba consignado en uno de los 160 archivos que aparecen en una memoria USB de la abogada Margarita Pabón Castro, cuyo contenido fue conocido por El Espectador y que deja al descubierto las colosales dimensiones de una organización que no tenía límites en su ánimo expansionista. Una compilación de información que ratifica muchos de los detalles que apenas empiezan a conocerse respecto a DMG y sus empresas anexas.

Por ejemplo, se advierte la autorización para comprar el 51% del sello musical Gaira; la facilitación de un préstamo de US$300.000 a Manuel Riveira; la compra de dos lotes en el sector de La Farra, al norte de Bogotá; la adquisición de dos carros blindados para la abogada Margarita Pabón y el socio de DMG, Daniel Ángel; la compra de diamantes por un millón de dólares para pagarlos en Colombia; o las negociaciones con la cadena comercializadora Artefacta en Ecuador y Perú.

De igual modo, entre los planes a desarrollar estaba la negociación de predios en San Francisco (Estados Unidos); la apertura de contactos políticos con los gobiernos de Panamá, Ecuador, Venezuela y Perú; la urgencia de replicar el negocio de las tarjetas prepago con fidelización de sus clientes en los demás países; la contratación de expertos en supermercados, manejo de proveedores o restaurantes; y la masiva compra de carros descargables a través de las tarjetas.

Que estos planes se hayan consumado o no, al menos reflejan que la organización DMG no tenía ninguna contención a la hora de pensar en multiplicarse. La misma memoria USB de la abogada Margarita Pabón refleja la forma como el negocio estaba diseñado para atender toda clase de contingencias. Incluso aparecen los informes de prensa que fueron entregados a los medios de comunicación cuando empezaron a crecer las dudas sobre la legalidad de una operación que hoy tiene escandalizada a la sociedad colombiana.

Junto a los planes de expansión, la abogada Margarita Pabón también guardaba en su memoria algunas peculiaridades para entender la filosofía de la organización DMG. Como un insólito código de ética para los promotores de publicidad personalizada donde los clientes tenían que comprometerse con un decálogo de valores y un recetario de principios, con dos aspectos clave: la confidencialidad y la obligación de hablar bien en todo momento del grupo DMG y sus diferentes empresas.

De hecho, aparecen documentos referidos a que los clientes de DMG tuvieran claro que las pirámides eran realmente los enemigos de su proyecto y que lo importante era posicionar la marca. Para ello tenían muy claras guías prácticas para la realización de las asambleas y juntas de socios, así como la redacción de manuales para cumplir los requisitos de creación de sociedades de comercio internacional, acatando los trámites legales y los compromisos en materia de pago de impuestos y contribuciones.

El panorama estaba tan bien previsto que ya contaban con una asesoría legal para operar tranquilamente en Ecuador, de la misma manera como tenían evaluados los aspectos fundamentales para avanzar en la estructura societaria del Grupo DMG


en España. Aún más, el emporio económico contaba con una detallada compilación de las normas legales y constitucionales para la captación de dineros o la neutralización de Trust financieros (conglomerados) en Ecuador, Venezuela, Panamá y Chile.

En la USB de la abogada Margarita Pabón, hoy detenida, aparecen actas de junta directiva, concesión de poderes a los abogados mencionados en el escándalo, propuestas para los gobernadores y alcaldes para resolver complejos asuntos como actualización tributaria y gastos pensionales; y hasta documentos rotulados con el título de “confidenciales”, donde se advierte que Margarita Pabón ya tenía su intención de crear una sociedad con sus hijas menores y una cooperativa con sus asociados.

Todo lo tenía elaborado la abogada de DMG. La USB contiene los documentos procesados entre noviembre de 2004 y septiembre de 2008, y en ellos aparecen desde cada una de las empresas con su composición accionaria, junta directiva y representación legal, hasta los convenios empresariales suscritos con otras firmas, las hojas de vida de sus colaboradores, las certificaciones de revisoría fiscal, las actas de las reuniones de trabajo y los nombres de los responsables de cada una de las firmas del Grupo.

Con pagos urgentes a abogados como Guillermo Fino o Gerardo Barbosa, o extrañas relaciones de pagos a personajes codificados como el mayor Mosquera, Hernando Soto, o el “amigo del Putu” a quien en un mes le giraron $400 millones, nada queda sin relación en la USB de la abogada de DMG. La letra menuda de Body Channel, Global Marketing, Atlantic Marine, Bionat Labs, Inversiones Sánchez Rivera, Kunana Tech, Provitec Ltda., Transvalo Platino Entertaiment deja al descubierto que DMG contaba con una abogada experta que hoy tiene mucho que explicar a la justicia.

Por Norbey Quevedo H.

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