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El “conejo” del “Papero” a la Fiscalía

De cómo US$165 mil de una cuenta del capo en Estados Unidos terminó reparando a los tres contratistas norteamericanos que fueron secuestrados por las Farc en 2003. Esta es la historia.

Juan David Laverde Palma
13 de septiembre de 2015 - 01:55 a. m.
Marco Antonio Gil, alias el “Papero”, confeso narcotraficante. / Archivo - El Espectador
Marco Antonio Gil, alias el “Papero”, confeso narcotraficante. / Archivo - El Espectador

La Fiscalía no tiene dudas de que el condenado capo de la droga Marco Antonio Gil Garzón, alias el Papero, intentó timarla. En desarrollo de un preacuerdo con este organismo, y con el fin de saldar sus cuentas con la justicia en muy pocos años, Gil Garzón entregó parte de la ilícita fortuna que construyó desde finales de los años 80. Entre los bienes que puso a disposición de la Fiscalía para obtener una sentencia más benévola –apenas de 72 meses– aparecía la sociedad comercial Otilia Flowers, una empresa valorada en $7.954 millones.

Parecía un acuerdo ideal: el Papero esquivaba la bala de una condena superior a los 13 años y a la Fiscalía le correspondían los activos de esta sociedad, incluida La Estancia, un lote de 1.820 metros cuadrados ubicado en Cajicá. Un terreno ideal para construir la universidad de la Fiscalía. Sin embargo, pronto quedó en evidencia el “embuchado”. El predio fue reclamado por Luis Alfredo Torres, un supuesto comprador de buena fe a quien las autoridades, sin embargo, indagan en dos expedientes. La entrega del bien terminó enredada.

Marcela María Yepes, directora del Fondo Especial para la Administración de Bienes de la Fiscalía, lleva meses peleando para sanear el lote, recuperar su administración y aclarar de una buena vez todas las sospechas que, al parecer, relacionan a Torres con el Papero. Para rematar, los dolores de cabeza de la Fiscalía sobre la sociedad Otilia Flowers siguen apareciendo. El organismo investigador les pidió a las autoridades norteamericanas la entrega de una cuenta en el Eagle Bank de Miami de propiedad de Otilia Flowers, firma que entró a la Lista Clinton en 2007.

La Fiscalía reclamó más de US$165 mil, más los intereses devengados en los últimos ocho años, que estaban depositados en esa cuenta. No obstante, el portazo vino de nuevo. La Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en la embajada en Bogotá, le contestó a la Fiscalía que una Corte Federal del Distrito Medio de Florida, sector de Tampa, resolvió entregarles ese dinero congelado a los tres contratistas estadounidenses que fueron secuestrados por las Farc.

Se trata de Keith Stansell, Marc Gonsalves y Thomas Howes, quienes permanecieron en poder de la guerrilla entre febrero de 2003 y julio de 2008, tras la exitosa “Operación Jaque” del Ejército, que devolvió a la libertad a 15 plagiados, entre ellos a la excandidata presidencial Íngrid Betancourt. John Baxter, agregado de la OFAC en Colombia, fue el encargado de notificarle a la Fiscalía que esos US$165 mil ya habían sido destinados para reparar el daño ocasionado por las Farc a estos norteamericanos y sus familias.

De hecho, desde mayo de 2013 dicha Corte autorizó el giro del dinero para estas víctimas de la guerrilla, quienes además deberán repartir esa plata con cuatro integrantes más de la familia del piloto Thomas Janis, ejecutado por la guerrilla el 13 de febrero de 2003. Baxter le anexo a su respuesta el fallo proferido por la Corte de Tampa. En total 10 páginas que fueron conocidas por El Espectador. Allí se advierte que durante seis años nadie reclamó en Estados Unidos la posesión sobre esa cuenta y esos US$165 mil.

Bajo la premisa de que Otilia Flowers era una empresa para lavar dinero de la mafia, con fuertes conexiones con socios y organizaciones al servicio de las Farc, la justicia norteamericana decidió que ese dinero del Papero debía ser invertido en los contratistas gringos que estuvieron 65 meses en lo más profundo de las selvas del sur de Colombia. En la decisión del juez Richard Lazzara también aparece el nombre de Fabio Ochoa Vasco, capo del cartel de Medellín, con el que empezó a traficar coca Marco Antonio Gil Garzón en 1987.

El Espectador consultó con la Embajada de Estados Unidos este caso. El funcionario de la OFAC John Baxter no quiso pronunciarse al respecto. Sin embargo, la posición oficial del Gobierno quedó consignada en la siguiente declaración: “Esta fue una decisión de una corte en Estados Unidos. La OFAC no tiene autoridad con respecto a la confiscación de dinero por orden de un juez federal en una corte civil”. Así las cosas, la Fiscalía se quedó sin el pan y sin el queso en relación con dos bienes claves de la sociedad Otilia Flowers del Papero.

Por un lado, después de más de 18 meses de enredos, peleas, pleitos ante la jurisdicción civil, entre otro largo etcétera de peros, el megalote de La Estancia aún no está en poder de la Fiscalía. Tampoco en poder de Luis Alfredo Torres, a quien Marco Antonio Gil le entregó el predio en 2012, muy a pesar de que éste estaba en proceso de liquidación. Con una perla más: Torres jamás puso a su nombre el lote. ¿Por qué no lo hizo?, se preguntan los investigadores de la Fiscalía.

Y algo más: tampoco se entiende que el Papero estuviera dispuesto a perder plata en este negocio. La directora del Fondo de Bienes de la Fiscalía, Marcela Yepes, tampoco comprende por qué un lote que puede costar cerca de $30 mil millones termina feriado por apenas el 10% de su valor. “Este señor Gil entregó unos bienes que no estaban saneados en el marco de su acuerdo con la justicia. Pero este ‘conejazo’ del Papero no lo va a permitir la Fiscalía”, le dijo a El Espectador.

Aún más: Yepes contó que también se encontraron irregularidades con otros bienes que dispuso Gil para tratar de evadir la mano de la justicia. Por ejemplo, entregó un Mercedes Benz, modelo 95, sin motor. La cáscara pura. Y, al parecer, según las coordenadas geográficas de dos inmuebles ubicados en Girardot (Cundinamarca), éstos estarían en la mitad de un lago. Pero, además de esta cadena de enredos provocados por Otilia Flowers, la cereza del pastel de esta historia es que la Fiscalía tampoco pudo disponer de US$165 mil porque esa plata fue a parar, por orden de una corte, a manos de los contratistas secuestrados por las Farc.

“No nos vamos a dejar quitar el predio La Estancia”, señaló con vehemencia Marcela Yepes. Entre tanto, el asunto parece ya muy resuelto con la cuenta del Papero en Miami: esa platica se perdió. La Fiscalía está convencida de que este capo de la droga les quiso poner “conejo”. En contraste, sus abogados han manifestado que La Estancia no hacía parte de los bienes de Otilia Flowers. “Algo imposible”, riposta la Fiscalía.

¿Quién es el “Papero”?

Según la OFAC, Marco Antonio Gil, alias el Papero, ha estado involucrado en actividades de narcotráfico desde los años 80. Su carrera criminal comenzó de la mano con Fabio Enrique Ochoa Vasco. “Desde finales de los 80 hasta 2007, el narcotraficante Marco Antonio Gil ha trabajado con varios narcotraficantes reconocidos en Colombia y México como socio criminal en grandes cargamentos de cocaína de Colombia para México y los Estados Unidos”, señala un documento oficial de la OFAC.

Sus socios en estas andanzas, de acuerdo con la justicia norteamericana, han sido los capos Ramón Zapata, alias el Médico, Juan Gabriel Úsuga, Óscar Eduardo Campuzano Zapata y Édgar Guillermo Vallejo, alias Beto Gitano. Las autoridades determinaron que Gil exportó a Houston, en más de 10 ocasiones, casi 10 toneladas de cocaína, en un negocio conocido en el mundo del hampa como la “Gorda”.

El Papero fue condenado a 72 meses de prisión por un juez de Bogotá.

Por Juan David Laverde Palma

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