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Las nuevas peleas que libra Millonarios

La sombra de Interbolsa y los reclamos de los antiguos dueños tienen en aprietos al empresario José Roberto Arango y a los organismos de control al acecho. Presidente del club asegura que todo es legal y que el equipo hoy les pertenece a 4.139 socios con representación en la junta directiva, sin que nadie tenga el control mayoritario.

Norbey Quevedo Hernández
15 de junio de 2013 - 09:00 p. m.
Millonarios tiene una de las hinchadas más numerosas e importantes del país. / Óscar Pérez
Millonarios tiene una de las hinchadas más numerosas e importantes del país. / Óscar Pérez

Hace tres años la situación de Millonarios era caótica. A las puertas del descenso, debía más de un año de aportes a seguridad social y cesantías, a la DIAN no le cancelaba impuestos en cuatro años, estaba cercado por los pleitos civiles y laborales, tenía severos retrasos en el pago de la nómina de jugadores y empleados, y se encontraba en causal de liquidación por incumplir la Ley de Quiebras. Hoy es el actual campeón de Colombia y tiene un sólido presente económico, pero ha vuelto al ojo del huracán por señalamientos a la forma como recuperó sus finanzas.

Todo empezó en marzo de 2010, cuando el entonces ministro del Interior, Fabio Valencia, le sugirió a la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE), por aplicación de la Ley de Extinción de Dominio, dueña del 29,15% del equipo, buscar una ruta de salvamento económico del club y propuso como facilitador al empresario antioqueño José Roberto Arango. El entonces director de la DNE, Ómar Figueroa, contactó a Arango y éste aceptó con la condición de que el asunto se resolviera en un par de meses y que pudiera hablar con todas las personas con intereses en Millonarios.

En aquella época oficiaba como presidente del equipo el abogado Juan Carlos López, quien recuerda que, por iniciativa de José Roberto Arango, la primera reunión para hablar de un posible comprador se realizó en la casa del comisionista de bolsa Juan Carlos Ortiz. Al encuentro acudió el exministro de Defensa Camilo Ospina y el también corredor bursátil Gustavo Adolfo Talo Mejía. La idea era que los dos inversionistas, y otra gente cercana a sus negocios, se quedaran con el club. En ese tiempo Proyectar Valores e Interbolsa eran los reyes del mercado de acciones.

Por esta razón, la noche del 10 de mayo de 2010, cuando se realizó la asamblea general ordinaria del club para socializar ante los socios la ruta de salvamento trazada por José Roberto Arango, después de que éste explicó su plan, el entonces presidente Juan Carlos López, luego de exponer la situación del equipo, aportó su conclusión: la única salida era vender el equipo. Entonces aportó un comentario inequívoco: “A la hinchada no le interesa si el equipo es de Interbolsa, si es de Juan Carlos Ortiz o si es de cualquiera de nosotros, lo que le interesa es que el equipo gane”.

La discusión se prolongó hasta la una de la mañana del día siguiente, salieron a relucir todos los entuertos económicos, y quien más escéptico se mostró fue el expresidente del club Jorge Franco, pero al final se aprobó la idea de José Roberto Arango. Con su advertencia de que Millonarios no aguantaba una valoración como compañía y la recomendación de que el Ministerio Público acompañara el proceso, se modificaron los estatutos y se aprobó la venta de los tres activos del club: la marca Millonarios, el valor de la ficha y el costo de los derechos deportivos de los jugadores.

Con la aprobación de la asamblea de que en ningún caso el precio de la enajenación podía ser inferior al valor de todos los pasivos actualizados, más los costos de la operación, en calidad de nuevo presidente del club, José Roberto Arango quedó habilitado para vender a Millonarios. Según él, sobre la base de pedir $30.000 millones, contactó a más de 10 inversionistas y a dos corporaciones deportivas. Postobón, Bavaria, Davivienda, Telmex, Telefónica, Cafam, Alkosto, Pacific Rubiales, entre otras, no mostraron interés en el negocio por las excesivas deudas del club.

El grupo Colpatria propuso pagar una cuota de alquiler a largo plazo sin comprometerse a pagar los pasivos, pero Arango consideró inconveniente la fórmula. Mes y medio después de la asamblea, la firma Compass Branding SAS certificó el valor de la marca en $14.547 millones. En cuanto a la ficha, de conformidad con los valores establecidos por la Dimayor, se determinó su costo en $2.575 millones. Respecto a los futbolistas, con la colaboración del técnico Luis García y el gerente deportivo Héctor Céspedes (q.e.p.d.), un grupo de 24 deportistas fue tasado en $6.920 millones.

En síntesis, la valoración de los tres activos quedó en $24.215 millones, al que debía sumarse el lote Fontanar, situado en el norte de Bogotá, donde entrenaba el equipo, valorado en $30.000 millones. Sin embargo, sobre este bien, considerado la joya de la corona, existe un lío mayor. Sólo el 70% es propiedad del club, el 30% restante es de la DNE. Con otro problema a bordo: en 2008, para cumplir con la Ley de Quiebras, Estupefacientes le prestó a Millonarios $4.200 millones. Es decir, que el día que se venda el lote habría que descontar otro 20% en favor del organismo oficial.

Con estas cuentas sobre la mesa, el 2 de julio de 2010, José Roberto Arango recibió la primera y única oferta: $24.000 millones por la marca, la ficha y los derechos deportivos de los jugadores, sin condiciones publicitarias de ninguna índole y el compromiso de transformar el equipo en una sociedad anónima, dentro de los términos de la Ley del Deporte. La propuesta llegó del comisionista Carlos Adolfo Talo Mejía, presidente de la holding Proyectar Latinoamérica, socia mayoritaria de Proyectar Valores y directivo de la Bolsa Mercantil de Colombia, entre otros negocios.

Arango consultó con los dueños del equipo, la Corporación Deportiva Los Millonarios, y con su aval aceptó la oferta. Junto a 13 personas naturales y jurídicas más, algunas de ellas con dineros comunes, pero autorizados por la Superintendencia Financiera, el inversionista Carlos Adolfo Mejía constituyó la sociedad Azul y Blanco para acceder a la compra. No obstante, mientras se formalizaba la transferencia y como se requería empezar a hacer pagos en el interior del club y cubrir el desembargo de la DIAN, el 15 de julio se firmó un contrato con la Fiduciaria Petrolera S. A.

En esas condiciones se cerró el negocio. Coldeportes dio su autorización para que Azul y Blanco operara como sociedad deportiva, los nuevos dueños crearon una junta directiva, otorgaron permiso a Arango para que contratara un nuevo cuerpo técnico, éste lo hizo en cabeza del entrenador venezolano Richard Páez y arrancó una nueva historia. En marzo de 2011, tal como estaba convenido, Azul y Blanco hizo una emisión de acciones en el mercado de valores y se recogieron más de $9.000 millones. El equipo quedó en manos de 4.125 nuevos socios.

Hasta ese momento todo iba a pedir de boca. Pero en mayo de 2011 la firma comisionista de bolsa Proyectar Valores solicitó su inactivación. Casi de inmediato el Estado ordenó someterla a vigilancia especial y en octubre del mismo año la Superintendencia Financiera ordenó su liquidación forzosa. Además de los señalamientos por sus transacciones con los primos Manuel, Miguel y Guido Nule, protagonistas del escándalo del carrusel de la contratación en Bogotá, la firma comisionista fue objeto de diversos cuestionamientos por el manejo de sus negocios.

Fue un campanazo duro en el mundo bursátil que golpeó también a Gustavo Adolfo Mejía, Juan Carlos Ortiz y a otros de los primeros inversionistas de Azul y Blanco. No obstante, el asunto no dio para escándalo y en cambio en el nuevo Millonarios, de la mano de la junta directiva encabezada por la exministra Noemí Sanín, el proceso de saneamiento económico siguió su marcha. El siguiente paso fue conseguir a un nuevo presidente. La firma cazatalentos Korn Ferry International lo hizo y en febrero de 2012 llegó al club profesional el economista Felipe Gaitán.

Aunque en el primer semestre de 2012 los resultados deportivos no fueron óptimos, en el segundo el equipo salió campeón. No lo era desde 1988, es decir, 24 años de espera. En ese momento el proceso de Millonarios era un ejemplo para el fútbol colombiano y José Roberto Arango, ya dedicado a sus negocios, el gestor de este milagro económico. Sin embargo, por los mismos días en que el equipo alzaba la copa de la victoria, estalló el escándalo de la quiebra de Interbolsa, y a la vuelta de la esquina, lo que era sólo aplausos, pronto empezó a volverse un alud de suspicacias.

La razón: la asociación de varios nombres entre los primeros 14 inversionistas de Azul y Blanco con el lío de Interbolsa. El italiano Alessandro Corridori, el mismo que desató el escándalo de los repos de Fabricato. Juan Carlos Ortiz, el artífice de Proyectar Valores, Interbolsa, el Fondo Premium y un sinnúmero de empresas en siete países. Gustavo Adolfo Talo Mejía, del combo de Proyectar Valores y la Bolsa Mercantil de Colombia. Tomás y Rodrigo Jaramillo, los creadores de Interbolsa. Hélber Otero, Luis David Peña, Alejandro Martínez y algunas empresas.

Como si fuera poco, los antiguos dueños de Millonarios, que ya venían inconformes con el proceso económico, comenzaron a alzar su voz para reclamar incumplimientos en los acuerdos de pago. En calidad de presidente de la corporación que antes tenía la ficha, el empresario del transporte Fidel Martínez es quien hoy encabeza los reclamos y el blanco de sus ataques es José Roberto Arango. Dice que se saltó a la asamblea, que les deben dinero, que la valoración de la marca se hizo por lo bajo y que los encartaron con los impuestos de la DIAN, entre otros aspectos.

El expresidente Juan Carlos López se sumó a su pelea y manifestó que el Estado está obligado a aclarar de dónde salió el dinero de Azul y Blanco. En diálogo con El Espectador, admitió que la situación del equipo en 2010 era calamitosa, pero al igual que Fidel Martínez, el técnico Luis García y el abogado Santiago Rendón, sostienen que las cuentas no están claras, que no se pagaron en su totalidad los $24.000 millones del acuerdo inicial, que se generó una ganancia ocasional en Azul y Blanco que no está aclarada y que tienen derecho a ser oídos por las autoridades.

El Congreso ya lo hizo y en la Comisión Tercera el representante Ángel Custodio Cabrera realizó un duro debate para cuestionar todo el proceso de Azul y Blanco. La Contraloría y la Superintendencia de Sociedades ya tomaron cartas en el asunto y examinan las cuentas. La Procuraduría decidió abrir una indagación preliminar con el propósito de establecer si hubo detrimento patrimonial para el Estado en la venta de Millonarios y les pidió a todos los organismos que participaron en el proceso, certificaciones para evaluar qué sucedió con los recursos públicos.

Por lo pronto, su presidente Felipe Gaitán sostiene que Azul y Blanco no es objeto de ninguna investigación y que el negocio fue claro: se pagaron $24.000 millones, de ellos $15.024 millones fueron girados a los acreedores de la antigua corporación, $5.029 millones se otorgaron a la conciliación con los antiguos dueños y el hecho quedó legalizado en la Superintendencia de Sociedades. Además, la antigua corporación recibió $3.485 millones de los patrocinadores por adelantado y $462 millones más girados por la Dimayor por derechos de televisión de Azul y Blanco.

Pero el tema está al rojo vivo y la causa mayor es Interbolsa. Talo Mejía salió de Azul y Blanco. Alessandro Corridori hizo lo mismo. Ambos vendieron. De Juan Carlos Ortiz se dice que controla el equipo a través de socios y empresas que se repiten, pero oficialmente sólo posee el 3,4%, cuya parte no puede negociar porque está embargada. Consultado sobre el asunto observó: “El tema de Azul y Blanco está documentado y resiste cualquier escrutinio. En la película que los Jaramillo quieren montar contra Arango, soy un simple espectador. No participo ni de extra”.

El dilema del lote Fontanar

Los líos de Millonarios datan de los años 80, cuando se permitió que al club ingresaran los dineros del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha. La justicia le aplicó al equipo la Ley de Extinción de Dominio y en agosto de 2001 un juzgado ordenó que el 29,15% del club pasara al dominio de la Dirección Nacional de Estupefacientes.

Básicamente hoy esta posesión está representada en el 30% de los derechos del llamado lote Fontanar, un predio de 12 hectáreas valorado en unos $30.000 millones. El problema es que el lote está ubicado en el llamado Plan Zonal del Norte, que no se ha definido en una norma legal. Así las cosas, no se puede vender.

En estas condiciones la situación es interna. Además, Estupefacientes les prestó $4.200 millones a los antiguos dueños que tendrían que descontarse del 70% del costo que pertenece al club. Si a eso se le suman las comisiones de los abogados, el pago de otros créditos y algunos pormenores, el lote es un problema por ahora sin solución.

Las explicaciones de José Roberto Arango

El empresario José Roberto Arango manifestó que no se ganó un peso en el tema de Millonarios y que todos sus aportes a la ruta de salvamento se hicieron con aprobación de la junta directiva de la corporación. Cuando se escogió Azul y Blanco, la sociedad fue examinada por la Superfinanciera.

En cuanto a Tomás Jaramillo, insistió en que no participó en la compra de Millos y que cuando éste dice que del Fondo Premium de Juan Carlos Ortiz salieron $5.000 millones, la realidad es que ese dinero aún lo adeuda Azul y Blanco y está debidamente registrado en sus libros contables.

Referente a la acusación que hace Fidel Martínez, en el sentido de que la sociedad Tamaco Arango, de su propiedad, lo hizo vendedor y comprador al tiempo de parte del equipo, Arango manifestó que esa sociedad se utilizó para unos negocios con Financiera Dann y Proyectar, pero jamás para el caso de Millonarios.

Los argumentos del presidente del equipo

El presidente de Millonarios, Felipe Gaitán, manifestó que lidera un proceso sólido financieramente, que crece en sus ingresos y que da utilidades después de muchos años. Según él, porque su administración está regida por altos estándares de transparencia. Ya no lo acompañan Noemí Sanín ni Alfonso Gómez, pero la junta directiva es honesta. Consultado sobre cómo conoció a José Roberto Arango, manifestó que durante un homenaje que se le hizo, porque gracias a él se salvó el equipo. En cuanto a Juan Carlos Ortiz, que se lo presentaron en el estadio tres meses después de que asumió su cargo. De Talo Mejía, que sólo lo ha visto dos veces y nunca ha tenido relación alguna.

Gaitán aclaró que así como hay algunos socios en común en Millonarios e Interbolsa, de la misma manera hay relación con Ecopetrol, Avianca y muchas de las demás empresas que transan en la Bolsa de Valores de Colombia. Sin embargo, precisó que nunca hubo una relación directa entre Interbolsa y Millonarios antes de la liquidación del puesto.

Por Norbey Quevedo Hernández

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