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Victoria de Serpa en Millonarios

Sus métodos para quedarse con el equipo y la salida de Javier Aguirre.

Norbey Quevedo H.
05 de octubre de 2014 - 02:00 a. m.
Gustavo Serpa Preciado se convirtió en el mayor accionista de Millonarios./ El Tiempo
Gustavo Serpa Preciado se convirtió en el mayor accionista de Millonarios./ El Tiempo

A finales de agosto de 2012, por invitación del comisionista de bolsa Juan Carlos Ortiz, llegó a Millonarios el empresario Gustavo Serpa Preciado. En calidad de representante de la compañía Blas de Leso Inversiones, perteneciente al Fondo Amber, el nuevo accionista del club entró causando polémica cuando propuso devolver los títulos ganados por el equipo en los años 80. Hoy es el nuevo hombre fuerte en la propiedad del club después de librar una dura batalla en la que dejó en el camino a todos los que se opusieron a sus métodos.

Cuando Gustavo Serpa llegó a Millonarios, el equipo estaba sólido en lo económico y marchaba primero e invicto en el torneo nacional. Un mes después se produjo el 8 a 0 en contra con el Real Madrid en España, que dejó asomar las primeras fisuras entre los directivos. A finales de ese contradictorio 2012, en el interior de la institución se vivieron dos momentos contrarios. En noviembre estalló el escándalo de Interbolsa, que de entrada tocó a su máximo accionista Juan Carlos Ortiz, pero en diciembre Millonarios alcanzó su estrella 14.

Apenas tres meses después, la crisis interna dejó ver sus coletazos. Algunos accionistas como Alejandro Corridori, directamente vinculado con el escándalo de Interbolsa, vendieron su participación en el club. El descalabro de la firma comisionista destapó el lío del Fondo Premium y puso a Juan Carlos Ortiz en retirada. En medio del sálvese quien pueda, en marzo de 2013 se retiró la entonces presidenta Noemí Sanín y se precipitó un relevo en la junta directiva que más temprano que tarde desató la pelea entre sus máximos accionistas.

Por errores en la conformación de su plancha, el accionista Gustavo Serpa se quedó sin representación en la nueva junta. Aunque nunca se comprobó, empezaron a crecer los rumores de que Juan Carlos Ortiz siguió controlando las finanzas del equipo. Entonces apareció el tercer actor del sainete: Alejandro Revollo, quien en calidad de agente interventor del Fondo Premium, nombrado por la Superintendencia de Sociedades, en julio también entró a terciar en la disputa económica. Su razón: la defensa de las víctimas del Fondo Premium.

En el segundo semestre de 2013, mientras se gestaba el aparatoso proyecto español de José Portolés en lo deportivo, continuó la pelea soterrada entre los accionistas. El efecto de las desavenencias internas se vio reflejado en dos frentes: en diciembre fue relevado el cuerpo técnico del equipo en cabeza de Hernán Torres y Darío Sierra; empezó la era del entrenador español Juan Manuel Lillo; y en marzo de 2014, antes de lo esperado, en asamblea ordinaria, volvió a cambiar la junta directiva. Esta vez Gustavo Serpa fue el ganador.

No sólo logró representación directa en el club, sino que empezó a presionar contra cualquier indicio de participación de Juan Carlos Ortiz. En declaraciones públicas comenzó a hablar de la maldición de los testaferros. Se le atribuye también filtrar a la prensa el monto de los salarios de Portolés, Lillo y sus contrataciones. En medio de las dificultades, un grupo de seis accionistas buscó una alternativa a esta disputa y contactó al inversionista español Javier Aguirre para que se conformara un bloque económico que se opusiera a Serpa.

En pocas semanas, con el soporte de varios fondos extranjeros que lo respaldaban por un óptimo precio en las acciones al alza, Javier Aguirre logró su cometido. El 18 de abril firmó varios contratos de opción de compra que le dejaron una expectativa del 38,08% de control accionario del club, contra el 23% que controlaba Gustavo Serpa. En junio, Aguirre se reunió por separado con el superintendente de Sociedades, Luis Guillermo Vélez, y el agente interventor del Fondo Premium, Alejandro Revollo, para fortalecer su expectativa.

Su idea era que al 38,08% que tenía con opción de compra pudiera sumar, en subasta pública, el 15% que el Estado le tenía embargado a Juan Carlos Ortiz, para de esa manera consolidar una mayoría frente a las intenciones de Gustavo Serpa. El 20 de julio de 2014, El Espectador dio a conocer las intenciones del inversionista Aguirre, y desde ese mismo momento se desató la guerra mediática. El mensaje que se posicionó en los medios y el mundo bursátil fue que Javier Aguirre no hacía otra cosa que ser testaferro de Juan Carlos Ortiz.

Presentado como exasesor de Interbolsa o agente subrepticio de Ortiz, el inversionista Javier Aguirre fue perdiendo credibilidad entre los cuatro fondos internacionales interesados en adquirir a Millonarios. Además se dijo que el valor de las acciones estaba en caída libre y que la junta que había controlado Juan Carlos Ortiz había desbaratado las finanzas del club. Entre tanto, se estrechó la relación entre el accionista Gustavo Serpa y los interventores de las superintendencias de Sociedades y Financiera, Alejandro Revollo e Ignacio Argüello.

Hace dos semanas se precipitó el desenlace. Después de que Ortiz formalizara la entrega de sus acciones en Millonarios a la Supersociedades —15% del equipo— para reparar a las víctimas del Fondo Premium, el agente interventor Alejandro Revollo, el viernes 26 de septiembre, anunció las condiciones de la subasta para venderlas. Javier Aguirre reclamó porque el proceso para presentar su oferta quedó limitado en el tiempo. En 48 horas hábiles, ni podía presentar su oferta ni mucho menos acreditar los documentos para entrar en la puja.

El martes 30 de septiembre se conoció que, de manera legal, el grupo Amber, representado por Gustavo Serpa, le compró de manera directa al interventor de la Superfinanciera, Ignacio Argüello, el 2,8% que tenía de acciones de Interbolsa. De esta manera, Serpa se quedó con el 26% del club. No hubo subasta y se afianzó el rumor mediático de que Ortiz podía tener más acciones en propiedad de testaferros. De forma simultánea, el interventor de la Supersociedades, Alejandro Revollo, suspendió la subasta que había convocado.

Entre las decisiones oficiales y la ofensiva mediática en contra, el inversionista Aguirre entendió que había perdido la pelea. Ante la incertidumbre y las publicaciones de prensa, los inversionistas extranjeros se corrieron y él tuvo que deshacer los contratos de opción de compra del 38,08% del club. En legítima defensa de sus intereses, algunos accionistas que le apostaban a Aguirre firmaron un acuerdo con Serpa. El pasado viernes se anunció que su opción de compra quedó en el 48,9%, con compromiso de anticipo por $5.000 millones.

Como era de esperarse, Javier Aguirre —sin socios locales y tratado de testaferro de Juan Carlos Ortiz— se retiró de la opción de entrar a Millonarios. La compañía Blas de Leso Inversiones, representada por Gustavo Serpa, quedó con la primera alternativa de poder. Ya se viene la capitalización del club y, por ley, los actuales accionistas tienen derecho preferencial. Es decir, Serpa está quedando con el camino libre. Lo que ahora no se sabe es si va a prevalecer la idea de armar un club o piensa valorizarlo para venderlo a un mejor postor.

En medio de las peleas entre los accionistas, situado en la parte baja de la tabla de posiciones y obligado a obtener 14 de 18 puntos que quedan en disputa, el equipo se juega la vida en las seis fechas que restan del torneo para tratar de clasificar entre los ocho finalistas. Aunque parezca un asunto de simples resultados, no entrar en las finales es un golpe contundente a las agrietadas finanzas del club. De paso, según los entendidos, puede desvalorizar las acciones de la sociedad. Un asunto clave en las expectativas de quienes juegan en el mercado de las inversiones.

Polémica suspensión del proceso

En comunicación del pasado 30 de septiembre y al referirse a la negociación del derecho de preferencia en la suscripción de acciones, el interventor Alejandro Revollo señaló que en su labor como agente de los bienes de las compañías Rentafolio Bursátil y Financiero S.A.S. y otras como Conasesores y Juan Carlos Ortiz Zárrate, le indicó a Enrique Camacho, representante legal de la Sociedad Azul y Blanco, que maneja a Millonarios, que “frente a las múltiples solicitudes de aclaración expuestas, entre otras, por la Superintendencia Financiera, hemos decidido suspender el proceso a usted anunciado hasta tanto hayamos aclarado todos los puntos”. Según Revollo, una vez se defina la nueva fecha de recepción de propuestas lo informará.

Por Norbey Quevedo H.

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