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19 años del asesinato de la pareja de defensores pioneros en derechos ambientales

Los investigadores Mario Calderón y Elsa Alvarado son recordados por sus familiares y amigos en sus investigaciones, que hoy parecen profecías.

Maria Paula Rubiano
19 de mayo de 2016 - 11:17 p. m.
La pareja de esposos Elsa Alvarado y Mario Calderón. / Archivo.
La pareja de esposos Elsa Alvarado y Mario Calderón. / Archivo.
Foto: ARCHIVO

Desde hoy, la cafetería del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep) se convertirá en una foto que se tomó hace más de 19 años. En la imagen se ve sonriente a Mario Calderón, investigador del instituto asesinado en 1997. La cafetería, así como el resto de la sede del Cinep, se convertirá durante lo que resta del mes de mayo en un lugar de memoria para recordar a Mario Alvarado y Elsa Calderón, la pareja de esposos defensores de derechos humanos asesinados en la madrugada del 19 de mayo de 1997.

Este año, a diferencia de los 18 anteriores, no se hizo una eucaristía para recordar a la pareja Calderón Alvarado. En su lugar, le contó a El Espectador el subdirector del Cinep, Sergio Coronado, decidieron convertir el Centro de investigación en un lugar de memoria “como tantos otros en el país”. “Quisimos recordar su paso por la institución, sus logros, sus momentos cotidianos, lo que hicieron acá”, comentó Coronado. Mediante frases, fotografías, exposiciones y una línea de tiempo, la pareja de esposos es homenajeada en la institución donde se conocieron en 1991.

Elsa Alvarado, comunicadora social del Externado, había sido contratada en 1990. Por su parte, Calderón trabajaba en el Cinep desde mediados de los ochentas. No fue un amor a primera vista, recuerdan sus conocidos. Mario Calderón, “con su semblante de sefardí, bigote sonriente, arete y gorro afgano”, recordó Angela Sánchez, amiga de la pareja, atendía en su oficina en una hamaca. Allí, y en toda la institución, se tejió la relación entre el manizalita y la bogotana. Elsa Alvarado decía sobre Mario Calderón, que “los hombres paisas se enamoran con la palabra, conversando”.

Su afinidad era también intelectual. “Ambos fueron profetas en ese sentido. Mario Calderón era una persona con un profundo compromiso ambiental, muchas de las primeras investigaciones ambientales del Cinep fueron iniciativas de él. Era un defensor del derecho del acceso al derecho al agua, por ejemplo. Si bien los temas de Elsa estaban más vinculados a la producción de conocimiento desde el análisis de la comunicación y los medios, compartía esta preocupación”, comentó Sergio Coronado. Ambos llamaban al Páramo de Sumapaz, su “República de las Aguas”.

Allí, entre neblina, realizaron la mayoría de sus trabajos con comunidades de base. El día después de su asesinato, desde las páginas de El Espectador, se informó que “los dos venían trabajando en la región de Sumapaz un enclave pacífico y habían logrado una tregua con las fuerzas en combate. El propósito era elemental: que los campesinos pudieran trabajar y que vuelvan a florecer la vida y la tranquilidad en la región”. Por eso, y por sus denuncias del poder y alcance del paramilitarismo, los mataron.

Eran las dos de la mañana cuando cinco hombres vestidos de negro tocaron la puerta de su apartamento en Bogotá, y se identificaron como agentes del CTI. Elsa escondió a Iván Calderón, su hijo de 18 meses en un armario, previendo lo que estaba a punto de suceder. A ella, a su esposo Mario Calderón y a su padre, Carlos Alvarado, los mataron a balazos esa madrugada. El abogado del caso, Sebastián Escobar, señaló que en el caso solo se ha logrado una condena contra el exparamilitar Juan Carlos Jaramillo, alias “Colorado”.

No hay condenas contra los autores intelectuales ni los determinadores de los asesinatos. Escobar le informó a este medio que solo por versiones libres llevadas a cabo el año pasado, alias “don Berna” señaló directamente al coronel (r) Jorge Eliécer Plazas Acevedo como la persona que entregó información a Carlos Castaño atribuyéndole a ellos dos vínculos con el Eln, y, dijo “Berna”, fue a raíz de esa información que Castaño decidió sentenciarlos a muerte. El 17 de abril pasado, El Espectador conoció que cinco sicarios de la Terraza confirmaron las declaraciones de “don Berna”.

En esa misma fecha, este diario reveló además que en la Fiscalía ya hay tratando de encontrar los puntos comunes entre la muerte de la pareja Calderón Alvarado y los expedientes de los también defensores Eduardo Umaña, Jesús Maria del Valle, con el propósito de establecer semejanzas con el caso de Jaime Garzón. Por las características del crimen contra los esposos, la familia solicitará a la Fiscalía que se declare como un delito de lesa humanidad, le dijo Sebastián Escobar a este medio.

La Comisión Colombiana de Juristas, a la que pertenece Escobar, señaló en un comunicado publicado a propósito del aniversario de los homicidios que la labor de defensa de los derechos humanos continua siendo una tarea de alto riesgo en el país. Este mensaje es el que también reitera el subdirector del Cinep, Sergio Coronado: “Los defensores siguen enfrentando situaciones muy críticas. El último informe de la ONG Global Witness comprobó que Colombia es el país más peligroso del mundo para defender los derechos ambientales de las comunidades”.

Mario Calderón y Elsa Alvarado representan un caso emblemático en la defensa de los derechos humanos en Colombia. Por eso, este 19 de mayo, además de convertir la casona del Cinep en un espacio vivo de memoria, los viejos amigos, la familia que queda y los nuevos defensores del instituto se reunieron para compartir palabras y reflexiones para recordar y celebrar su vida y su trabajo.

 

Para elaborar este artículo se tuvo en cuenta el homenaje “Mario y Elsa, por siempre”, del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep).

 

 

Por Maria Paula Rubiano

 

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