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Las 700 vacas de la 'Gata'

En medio del operativo de extinción de dominio contra el clan de Enilce López, las autoridades descubrieron que unas reses habían desaparecido.

Santiago Martínez Hernández
03 de agosto de 2014 - 02:00 a. m.
Enilce López, la ‘Gata’, se encuentra purgando una pena de 37 años de prisión por el homicidio de Amaury Fabián Ochoa Torres en el año 2000.   / Archivo
Enilce López, la ‘Gata’, se encuentra purgando una pena de 37 años de prisión por el homicidio de Amaury Fabián Ochoa Torres en el año 2000. / Archivo

El exitoso operativo contra el imperio de Enilce López, más conocida como la Gata, estuvo a punto de ser un fracaso. La secreta operación que por varios años habían trabajado herméticamente la Fiscalía y la Policía tambaleó cuando se dieron cuenta de que la información se había filtrado. La Dirección de Extinción de Dominio y la de Lavado de Activos, junto a la Dijín, no dudaron en adelantar la fecha en la que iban a allanar 643 bienes de la Gata. Todo estaba planeado para que fuera el martes 3 de junio, pero el factor sorpresa era el arma principal de las autoridades y, por eso, dos días antes dieron el golpe.

Tras embargar 391 bienes inmuebles, 124 vehículos, 121 establecimientos de comercio y siete sociedades, y capturar a 11 personas cercanas a López —también están implicados su hijo Héctor Julio Alfonso López y su hermano Arquímedes García Romero, alias el Químico, quienes están en prisión—, el director de la Policía, general Rodolfo Palomino, aseguró que se trataba de la caída del imperio de la Gata. Asimismo, el vicefiscal Jorge Fernando Perdomo anunció que era una de las operaciones más grandes de extinción de dominio, ya que se trataba de una fortuna de más de 500 millones de dólares.

Sin embargo, las autoridades se llevaron una gran sorpresa cuando no encontraron ni una sola de las 700 vacas de la Gata que tenían registradas. Se habían esfumado. En ninguna de las fincas había rastro de las reses. La Dijín y la Fiscalía comenzaron a analizar una decena de llamadas que habían realizado los implicados en el caso mientras se llevaban a cabo los allanamientos. Para sorpresa de todos, en las interceptaciones se halló una comunicación en la que el esposo de la Gata, Héctor Julio Alfonso —capturado el pasado 2 de julio durante el operativo—, ordenaba que por medio de planchones se trasladaran los animales a la finca El Paraíso en Magangué (Bolívar), propiedad de Álvaro Antonio Vega Romero. Este predio era invisible, ya que no hacía parte de la lista de propiedades que se estaban interviniendo a pesar de que quedaba en la región donde más bienes poseía Enilce López.

Nada conocía la Fiscalía de la movida que les había jugado el esposo de la Gata, quien junto a los representantes legales de las empresas del chance, contadores y familiares —un hermano medio de Enilce López y dos de sus hijos—, fue procesado por los delitos de concierto para delinquir, lavado de activos y enriquecimiento ilícito. En ese momento la justicia le otorgó el beneficio de prisión domiciliaria. Fue entonces cuando las autoridades llegaron hasta la residencia a preguntar por las reses perdidas. En un principio lo negó todo, pero ante la evidencia de la llamada en la que se escuchaba su voz dando la orden, admitió su responsabilidad.

Las 700 vacas ya están en manos de la Fiscalía. La marca en sus cuerpos era la evidencia de todo lo que había sucedido. Fue así que las autoridades las reconocieron y las recuperaron hace pocos días. Con este capítulo se cerró la operación de extinción de dominio contra la Gata, la mujer que con sus tentáculos en el paramilitarismo y la clase política manejó a su antojo el destino de la Costa Caribe —logró que su hija fuera reina de cuanto concurso de belleza existía—. No sólo tiene una condena a 37 años de prisión por el homicidio de Amaury Fabián Ochoa Torres, un vigilante asesinado el 12 de junio de 2000, sino que se han demostrado en los estrados judiciales sus nexos con los máximos comandantes de las autodefensas, como Edward Cobos Téllez, alias Diego Vecino, y Salvatore Mancuso.

Y es que la Fiscalía ha sostenido que la Gata fue la principal testaferro del paramilitarismo y el narcotráfico a través de sus empresas del chance. Se estima que más de $32.000 millones fueron blanqueados con sus negocios, que tenían una supuesta apariencia de legalidad. En estos momentos, la Fiscalía analiza si encuentra méritos para excluir del programa de Justicia y Paz a Mancuso, ya que de ser cierto que Enilce López le lavó dinero, se configuraría alguna de las dos causales de expulsión: siguió delinquiendo y ocultó información. Un tema delicado que preocupa al ente investigador, porque varios de sus funcionarios han sido amenazados después del operativo realizado en Cartagena, Magangué, Barranquilla, Santa Marta Sucre, Córdoba, Antioquia, Boyacá y Bogotá.

Una de las principales pruebas contra Mancuso es que entre los implicados está su exesposa Martha Dereix Martínez, quien aparecía como propietaria de varios de los bienes ocupados. La Fiscalía duda que esta mujer tuviera el músculo económico para adquirir estos costosos inmuebles. Mientras la Gata no deja de quejarse por supuestas enfermedades que le impiden estar en la cárcel —Medicina Legal determinó que sufre simplemente de desnutrición—, las autoridades continúan tras el último centavo que obtuvo esta mujer de las actividades ilícitas entre los años 2000 y 2010. Las vacas ya cayeron, sólo queda esperar a que se descubra qué otros secretos guarda Enilce López.

 

smartinezh@elespectador.com

@santsmartinez

Por Santiago Martínez Hernández

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