El exfiscal General, Mario Iguarán, abogado de Carlos Cárdenas, aseguró que tiene las pruebas suficientes para demostrar que no existen elementos jurídicos que justifiquen que su cliente siga siendo privado de la libertad en el proceso que se le adelanta por su presunta participación en la extraña muerte de Luis Andrés Colmenares.
Durante la diligencia judicial, Iguarán señaló que el llamado testigo clave en esta investigación, WIlmer Ayola, cuyo testimonio fue la base para que un juez de garantías lo cobijara con medida de aseguramiento el pasado 8 de junio no puede ser tenido en cuenta puesto que a esa hora el hombre se encontraba trabajando como guardia de un seguridad en un conjunto residencial ubicado en el noroccidente de Bogotá en la noche del 30 y la madrugada del 31 de octubre de 2010.
Ante esto indicó que la única manera que tiene Ayola para demostrar que estuvo en el lugar de los hechos donde presuntamente su cliente golpeó al joven Colmenares en la madrugada del 31 de octubre de 2010 “es que demuestre que tiene el don de la ubicuidad” para haber estado trabajado en el conjunto cerrado Bochica 5 y 6 (ubicado en cercanías al Portal 80) y al mismo tiempo haber estado en el parque El Virrey en el norte de Bogotá.
Por esto indica que Ayola incurrió en fraude procesal y a falso testimonio, llevando así que un juez y un fiscal incurrieran en un error judicial para que se solicitara una medida de aseguramiento contra Cárdenas Gómez. “Lo que si tiene es el don de la vergüenza, del cinismo y del descaro”.
Entre las pruebas presentadas por Iguarán Arana se encuentran la planilla de control de asistencias diligenciada por los guardias en las cuales se indica que recibió el 30 de octubre de 2011 a las 17 y 38 y lo entregó a las 6 y 35.
El otro documento presentado ante la juez de garantías tiene que ver con la planilla firmada por el el supervisor identificado con el nombre de David Velandia “quien pasaba por los puestos de vigilancia pasa revista, constata o advierte novedades y ahí se constata la presencia de José Ayola”.
Por último presentó el libro de minutas diligenciada por los guardas, coordinadores y supervisores en el cual apareció 35 veces el registro de su nombre. “Estuvo a kilómetros en la 80 con 103 y esto lo reforzamos con estos documentos”, precisó el abogado.
En este sentido señaló que frente a estas firmas está dispuesto a presentar a un experto para que realice un experticio y verifique mediante pruebas de caligrafía que la persona que firmó dichas actas es el mismo Wilmer Ayola.
Según el abogado, existen cinco testimonios entre los que se encuentran el de el supervisor de Ayola así como sus compañeros de trabajo que coinciden en afirmar que en la madrugada del 31 de octubre de 2010 el testigo estaba trabajando.
Iguarán señaló además que no se puede entender que supervisores y compañeros de trabajo “se hayan prestado para que Ayola llegara al otro día para llenar los espacios en las plantillas que le habían dejado (…) Su nombre aparece en el séptimo espacio, no en el primero un en el último para que se diga que llegó a firmar”.
Los testimonios contra Ayola
Durante su intervención, el exfiscal General presentó el testimonio de Víctor Alfonso Ballesteros, quien trabajó como celador en el conjunto residencial Bochica, aseguró que se acuerda perfectamente haber visto a Ayola en el turno nocturno del 30 de octubre de 2010.
“No vio ningún suceso especial. Si hubiera otro coordinador y lo hubiera notado”, precisó Iguarán citando el testimonio recogido, en el cual también se explica que Ayola era la persona encargada de hacer los reportes por el Avantel, pues es la única persona que portaba uno.
“No podía dejar la pistola a la deriva. Él (Ayola) nunca se evadía del puesto, se perdia en los días de paga pero nada más”, precisó el testigo en su declaración presentada en la audiencia celebrada en el complejo judicial de Paloquemao.
Además de esto, presentó el video de una entrevista practicada por uno de sus investigadores a John Femando Loaiza Acevedo, director nacional de operaciones de seguridad de la empresa en que trabajaba Ayola manifestó, con la lista de registros y minutas como base, que el hombre se había presentado a trabajar en la noche del 30 de octubre de 2010 y cumplió con su turno como era normal.
En este caso indicó que según “el dictamen caligráfico el señor Wilmer Ayola estuvo en la noche del 30 de octubre y la madrugada del 31 de octubre y la madrugada del 31 de octubre en el conjunto residencial, por lo que no puede decir ahora que estuvo en el norte de Bogotá en los lugares referidos”.