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Agarrón de Pinzón y sus generales

Cronología de las tensiones que se vivieron en el Ministerio de Defensa el domingo 16 de febrero.

Juan David Laverde Palma
18 de marzo de 2014 - 03:39 a. m.
El general  Javier Rey Navas renunció el pasado 17 de febrero. / Ejercito
El general Javier Rey Navas renunció el pasado 17 de febrero. / Ejercito

El general retirado Javier Rey Navas, exsubjefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, dejó constancia en una prueba de polígrafo realizada el pasado 24 de febrero de una cronología de hechos inéditos sobre lo que ocurrió en el Ministerio de Defensa el domingo 16 de febrero cuando la revista Semana destapó evidencias de un supuesto cartel de corrupción en las Fuerzas Militares. Su relato, que fue reconocido como veraz por la firma especializada Investigaciones de Seguridad Poligráfica (ISP), revela la tensión que se vivió ese día en el despacho del ministro Juan Carlos Pinzón.

Por ejemplo, según el documento conocido por El Espectador, el viernes 14 de febrero el ministro y la cúpula militar se enteraron de la información que tenía la revista y, de acuerdo con Rey, le pidieron al medio de comunicación que no publicara el artículo. A renglón seguido, el general señaló que fue citado ese domingo a las 8 de la mañana al Comando de la Quinta División para analizar la situación, pues la denuncia de Semana involucraba grabaciones del coronel (r) Róbinson González del Río —procesado por falsos positivos—, algunos particulares, una llamada con el entonces comandante de las Fuerzas Militares, general Leonardo Barrero, y varias más en las que aparecían mencionados otros cinco generales.

El 18 de febrero, dos días después de que se revelara el escándalo, se anunció la salida de los generales Barrero, Manuel Gerardo Guzmán, Fabricio Cabrera, Diego Sánchez Ruiz y Jaime Reyes Bretón, y ya se había aceptado la renuncia del general Javier Rey Navas. Según reportó el Gobierno en ese momento, estos oficiales pasaban al retiro por no ejercer el control adecuado sobre sus subalternos. Hasta ahí trascendió públicamente esta movida en la cúpula militar, mientras en el Ministerio de Defensa daban por conjurado el episodio. No obstante, la declaración ante polígrafo de Rey Navas aporta nuevos detalles a lo ocurrido luego de la publicación del extenso artículo de la revista Semana.

En su relato, el general Rey recuerda que se decidió cambiar el sitio de la reunión ese domingo al Ministerio de Defensa, que asistió la viceministra Diana Quintero con personal de la Contraloría y la Procuraduría y que se analizaron las grabaciones divulgadas y se revisaron y auditaron los contratos bajo sospecha, y la conclusión del generalato fue que había una especie de mala intención, no de la revista sino de las conversaciones reveladas en las que González del Río salpicaba sin ton ni son a cualquiera. “Se analizaron todos los casos, excepto el del general Barrero, en donde se hablaban temas contra fiscales”, advirtió. Como se recordará, el general Barrero dijo en su charla con el coronel González que debía montarse una mafia para denunciar a fiscales que investigaban los casos de falsos positivos.

Según el general Rey, hacia las 3 de la tarde el ministro Juan Carlos Pinzón recibió a su equipo asesor y a los miembros de la Procuraduría, “pero los generales nunca fueron escuchados en su defensa” y simplemente se les comentó que se iba a manejar la situación a través de una rueda de prensa. En ese momento se le manifestó al ministro que en el interior de las Fuerzas Militares no había confianza en la justicia y en ese punto hubo una discusión con Pinzón, “quien trata de suavizar el tema”, pues los altos mandos sintieron vulnerada la legitimidad del Ejército. En el documento de ISP se lee que justo en ese momento Juan Carlos Pinzón notó el malestar de los generales y les dijo que el MI6, el servicio de inteligencia de Reino Unido, tenía 30.000 audios o más del episodio revelado por Semana.

Una revelación que el general Rey y otros altos oficiales vieron como “un tipo de chantaje”, en el sentido de que no se divulgó todo el material comprometedor sino que iría destapándose. La tensión siguió aumentando con el correr de las horas. Al entrar la noche, Pinzón se retiró, pero les dijo a los generales que debían esperarlo porque iba a hablar con el presidente. Sobre las 9:30 de la noche la Contraloría seguía auditando contratos, “a ver qué encontraba”. Dos horas después el entonces comandante del Ejército, general Juan Pablo Rodríguez, les comentó a sus compañeros que lo habían citado a una reunión y así se lo hizo saber al general Leonardo Barrero. Ya se cocinaba la salida de este último. A medianoche el general Rey vio salir muy desanimado a Barrero y en ese momento oyó que el ministro le dijo: “General, ¿usted todavía aquí?”.

Por último, Rey se molestó por lo ocurrido y pidió su retiro la madrugada del 17 de febrero. El ministro, según Rey, le dijo, “con el fin de calmar los ánimos”, que sería nombrado nuevo comandante de las Fuerzas Militares en noviembre de 2014, a lo que éste le contestó que “no se iba a vender” por un grado o unas medallas. Así terminó ese largo domingo para la cúpula militar. El relato de Rey es sustancioso en detalles desconocidos y muestra el grado de choque que hubo en el Ministerio de Defensa por las revelaciones de Semana. Una cronología de tensiones que todavía no han sido superadas en las Fuerzas Militares. El pasado viernes, según conoció este diario, el general Rey denunció en la Fiscalía que es víctima de una persecución y que su honra no puede resultar manchada por unas conversaciones en las que no intervino. La Fiscalía, en todo caso, evalúa llamar a declarar a todos los oficiales que fueron nombrados por el coronel González del Río.

 

jlaverde@elespectador.com

@jdlaverde9

Por Juan David Laverde Palma

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