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Ingrid y los tres norteamericanos, en aniversario de ‘Operación Jaque’

Este viernes las Fuerzas Militares conmemoran el golpe militar y político más contundente contra las Farc en la historia.

Redacción judicial/Elespectador.com
02 de julio de 2010 - 07:39 a. m.

En una imponente ceremonia militar en la Escuela José María Córdova, el Ministro de Defensa y los altos mando militares celebran el segundo aniversario de la Operación Jaque, una acción maestra de las Fuerzas Armadas de Colombia que, sin disparar un solo tiro y en un impecable trabajo de inteligencia, se le propinó a la guerrilla de las Farc el golpe militar y político más contundente en su historia de violencia en el país.

Con la asistencia especial de Ingrid Betancourt y los tres norteamericanos, Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell, las Fuerzas Militares harán una ofrenda floral y rendirán homenaje a los héroes anónimos que expusieron su vida y permitieron con su profesionalismo culminar con éxito la maniobra de rescate.

En esta operación, sin precedentes en la historia, recuperaron su libertad la ex candidata presidencial, tres contratistas estadounidenses, siete miembros del Ejército Nacional y 4 uniformados de la Policía. Pero no sólo fue importante por la liberación de 15 secuestrados, sino también porque en ella primó la inteligencia militar y la infiltración, sin registrar ninguna pérdida humana.

Jaque ha recibido el elogio unánime de la comunidad internacional y este viernes la recibe de sus protagonistas que luego de recuperar sus vidas regresan para agradecer una vez más al Gobierno por su determinación en el desarrollo de este exitosa acción militar.

Dos años de inteligencia militar

La ‘Operación Jaque', que permitió la liberación de 15 secuestrados que estaban en poder de las Farc, empezó a configurarse cuando el subintendente de la Policía John Frank Pinchao logró fugarse de la zona en que se encontraba cautivo en el departamento del Guaviare.
Con sólida información del suboficial, quien estuvo ocho años secuestrado, y la experiencia de la Fuerza Pública en la zona, se empezó a recaudar información minuciosa sobre el influjo de las Farc y la manera como los guerrilleros se movilizaban con sus secuestrados.

Con el correr de los días, las Fuerzas Militares concluyeron que las Farc desplegaban su accionar en la zona rural del municipio de Tomachipán, un pequeño pueblo enclavado en las selvas del Guaviare, distante 160 kilómetros de San José del Guaviare. Además verificaron que para sus desplazamientos utilizaban principalmente los ríos Guaviare, Apaporis e Inírida, y que sus redes de contactos se desplegaban hasta las poblaciones de Miraflores, La Paz y El Retorno. Un reconocimiento de terreno que le permitió replantear sus estrategias.

El siguiente paso vino por cuenta de las Farc. A principio de 2008, por mediación del gobierno de Venezuela y de la senadora Piedad Córdoba, la guerrilla habilitó dos operaciones de liberación de secuestrados. Inicialmente, el 10 de enero, regresando a la libertad a Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo en el corregimiento de La Paz; y mes y medio después, el 27 de febrero, con el fin del cautiverio de Gloria Polanco, Orlando Beltrán, Luis Eladio Pérez y Jorge Eduardo Géchem, en la misma región. A prudente distancia, el Ejército acopió información esencial para su plan a mediano plazo.

Concluidas las operaciones humanitarias, la región volvió a su normalidad de guerra. Entonces las Fuerzas Militares echaron a andar su operación de inteligencia. Ya conocía los pasos esenciales de los frentes 1° y 7° del Bloque Oriental de las Farc, y sabía además que esta máquina de guerra de 25 destacamentos u ocho columnas móviles estaba comandada por Gerardo Antonio Aguilar Ramírez, alias César, un curtido guerrillero encargado de movilizar a los subversivos. Obviamente él debía ser el objetivo de la infiltración militar. El resto era aguardar a que sus enlaces permitieran llegar al objetivo.

El gobierno Uribe sacó a relucir una estrategia que en su momento se pensó descabellada, pero que en el fondo guardaba un doble objetivo: los cercos humanitarios. La idea era estrechar la vigilancia sobre las Farc y de paso conminarlas a entregar a los secuestrados. Pero también se afinaban las estrategias de infiltración a la guerrilla. Un lento acercamiento que le permitió al ministro Santos exteriorizar otro comentario que también fue motivo de mofa: en las riberas del río Apaporis, la Fuerza Pública había avistado a los tres contratistas norteamericanos Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell, pero se abstuvo de intentar un rescate por el riesgo implícito.

Sin embargo, la ‘Operación Jaque' cobraba forma. La ubicación de los grupos de secuestrados era un hecho y la infiltración avanzaba con extremo sigilo. Estaba cubierta la primera fase. El paso siguiente era el rescate. Si fallaba, la orden era insistir en el cerco humanitario. A través de fotografía satelital se tenía detallada información de los puntos claves ubicados en un perímetro geográfico situado a 72 kilómetros de San José del Guaviare y a 58 de Tomachipán, Allí estaban tres grupos que integraban 15 secuestrados. ¿Por qué estaban reunidos? Esa es una de las incógnitas de la exitosa acción militar.

Lo cierto es que no sólo la estructura armada del jefe guerrillero Gerardo Antonio Aguilar estaba infiltrada. Según el reporte oficial del Ejército, "a través de diversos procedimientos también se hizo al Secretariado de la organización". Y parte de esta doble acción explica que en un mismo sitio estuvieran reunidos tres grupos de guerrilleros que habitualmente se mantenían en zonas diferentes. Supuestamente la idea era movilizar los cautivos hacia una zona de influencia del jefe de las Farc, Alfonso Cano. Con un detalle más: era claro que el jefe guerrillero Gerardo Antonio Aguilar, esperaba ese traslado. Y los secuestrados también sabían del movimiento.

Entonces el oficial de las Fuerzas Armadas que fungía como jefe de la misión, logró convencer a alias César que, dada la respetabilidad de la misión y de las personalidades en ella involucradas, no era viable que se accediera armado a la zona de desembarque de los cautivos. Finalmente el jefe guerrillero aceptó el desarme y cuando depuso su fusil, los demás integrantes de la fuerza pública entraron en acción y rápidamente redujeron a los dos guerrilleros. Ese en ese momento en que los cautivos y particularmente Ingrid Betancourt, le oyen decir a los ocupantes de la aeronave: "Somos del Ejército Nacional y ustedes están libres".

La Operación Jaque había concluido. Lo demás era emprender el itinerario hacia la libertad. Primero hasta San José del Guaviare, después a la base militar de Tolemaida y finalmente hasta la base militar de Catam en Bogotá. A esa hora ya el país celebraba alborozado la noticia. 15 secuestrados de la guerrilla recobraban su libertad en una acción inusual que hoy da la vuelta al mundo y que la propia Ingrid Betancourt calificó como "impecable". La semana había comenzado con el anuncio de que dos delegados de Francia y Suiza se iban a reunir con el comandante Alfonso Cano para hablar de acuerdo humanitario, pero terminó con la exitosa liberación de 15 cautivos.

¿Cómo se infiltró al Secretariado? ¿Qué logró convencer a las Farc de que permitiera la movilización de los cautivos? Son detalles que sólo quedarán en el imaginario de los colombianos porque lo único real es que 2 de julio terminó la pesadilla del secuestro para la ex candidata Ingrid Betancourt, para tres contratistas norteamericanos y6 para once integrantes de la Fuerza Pública, que volvieron a su libertad gracias a una operación especial de inteligencia planeada por muchos meses y ejecutada en 22 minutos y 13 segundos, toda una eternidad para quienes sabían que no era el tiempo de fallar sino de ganar el camino hacia la libertad de los cautivos.

Por Redacción judicial/Elespectador.com

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