Visiblemente demacrado, vestido con un traje negro, Salvatore Mancuso dijo desde una cárcel estadounidense en que está confinado que el extinto jefe paramilitar Carlos Castaño le contó que “la logística” para cometer la masacre de El Aro, el 22 de octubre de 1997, se la prestó el entonces comandante de la IV Brigada del Ejército, a quien nombró como “el general Ospina”. Tras los hechos, cerca de 20 personas fueron asesinadas.
Aunque Mancuso no precisó quién era Ospina, para la época de la masacre quien comandaba la IV Brigada, con sede en la ciudad de Medellín, era el general Carlos Alberto Ospina, hoy en retiro.
Durante una diligencia ante la Fiscalía, que fue transmitida vía satélite a Colombia, Mancuso aseveró que en varias oportunidades se reunió para hablar de la creación de grupos armados con Pedro Juan Moreno, el ex secretario de la Gobernación de Antioquia entre 1995 y 1997, época en la que se desempeñó como gobernador del mencionado departamento el hoy presidente Álvaro Uribe. Moreno falleció en un accidente aéreo en febrero de 2006.
Pero Mancuso advirtió que el presidente Uribe nada tuvo que ver ni con la logística ni con la comisión de la masacre. Sobre este punto, Mancuso desmintió a un testigo --Francisco Villalba -- que reiteradamente ha sostenido que Uribe dio la orden para perpetrar los hechos violentos de El Aro. “Villalba no es creíble porque dice verdades y mentiras a la vez”, sostuvo. La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó en julio de 2006 al estado colombiano por la masacre de El Aro.
Mancuso dijo que muchas veces su organización paramilitar “trabajó en llave” con la Policía y el Ejército y precisó que, incluso, si los uniformados reportaban 10.000 balas utilizadas en su lucha contra la guerrilla, era porque en realidad sólo habían gastado 1.000 y las otras 9.000 se las habían entregado a los paramilitares.
Mancuso y otros 13 jefes paramilitares fueron extraditados a Estados Unidos en mayo por orden del presidente Uribe para que enfrenten acusaciones por narcotráfico.