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Entre los gritos y reclamos de los sindicatos del Inpec por obtener mejores remuneraciones salariales y lograr que el Gobierno afronte la crisis carcelaria, se dio un nuevo hecho de violencia en su contra. El dragoneante Edinson Montenegro, quien trabaja como guardia de la cárcel de Tuluá, fue asesinado en la tarde de este miércoles 12 de abril por un sicario de 18 años.
Según los primeros reportes, el dragoneante Montenegro fue atacado por un sicario de 18 años, identificado como Edilmer Camilo Gallego, quien fue capturado minutos después de ocurridos los hechos. Montenegro fue trasladado la clínica San Francisco de Tuluá, sin embargo, horas después murió producto de las balas que Gallego le propinó con su revólver calibre 38.
Los hechos ocurrieron a las 5:15 de la tarde de este miércoles de Semana Santa. Montenegro, quien era parte de la Policía Judicial especial del Inpec, recibió dos disparos. El primero en la mandíbula y el segundo en la espalda. Esas dos heridas fueron las que acabaron con la vida del funcionario, que según el sindicato del Inpec, fue asesinado por denunciar actos de corrupción en la cárcel de Tuluá que salpicaban a miembros de bandas criminales que tienen el control regional.
“Rechazamos el atentado contra el compañero en la ciudad de Tuluá por parte de bandas criminales. El compañero Montenegro de la cárcel de ese municipio falleció hoy en dudosos hechos. Sabemos de la excelente hoja de vida de este funcionario que fue asesinado por denunciar y evitar actos de corrupción al interior de la cárcel. Por eso lo mataron las bandas criminales”, sostuvo Óscar Robayo, uno de los guardias del Inpec que lidera el sindicato.
Robayo agregó que pese a que la Dirección General del Inpec conocía de las amenazas contra el dragoneante Montenegro negaron su solicitud de traslado. Asimismo, entregó cifras del número de homicidios de guardianes del Inpec entre 2016 y 2017. Con el de Montenegro sumarían 10 casos de asesinatos, pues funcionarios de la cárcel del Pedregal, Montería, Buga, La Unión (Nariño), Cali, Villavicencio y otro de Tuluá también murieron a manos de criminales.