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Bacrim sacuden a Antioquia

¿Qué está pasando en el departamento?.

Wálter Arias Hidalgo
08 de noviembre de 2012 - 09:41 p. m.
Una mujer espera los restos de los campesinos asesinados el miércoles, al parecer por el no pago de una extorsión a ‘Los Urabeños’. Autoridades ofrecen $50 millones por los criminales.
Una mujer espera los restos de los campesinos asesinados el miércoles, al parecer por el no pago de una extorsión a ‘Los Urabeños’. Autoridades ofrecen $50 millones por los criminales.

La frase del secretario de Gobierno de Antioquia, Santiago Londoño, fue suficiente: “Esto es el infierno”. La escena: un charco de sangre frente a una casa de la finca La España, corregimiento de San Isidro, Santa Rosa de Osos (Antioquia). La imagen no es sino la prueba de la sevicia con la que desconocidos, al parecer miembros de la organización criminal ‘Los Rastrojos’, asesinaron a 10 campesinos. A ellos, nueve hombres y una mujer, les lanzaron una granada y luego los acribillaron.

Sólo una persona sobrevivió al ataque. El campesino se encuentra en estos momentos bajo el cuidado médico y la protección de la Policía en un hospital de Medellín. Su testimonio ha sido de vital importancia para que las autoridades diluciden lo que ocurrió. La hipótesis es que el capataz de la finca La España se habría negado a pagarles la ‘vacuna’ a los grupos armados ilegales que hacen presencia en el norte de Antioquia. Otra posibilidad es que, como lo dijo el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, la masacre podría ser una respuesta de la criminalidad a la captura de un cabecilla de ‘Los Rastrojos’. Sea como sea, el diagnóstico va más allá.

Lo sucedido en Santa Rosa de Osos sería para las autoridades una consecuencia más de la guerra que libran las organizaciones criminales de ‘Los Urabeños’ y ‘Los Rastrojos’ por el control de los territorios que dominaban los ‘paras’ antes de su desmovilización.

El norte de Antioquia es atractivo para los grupos armados por yacimientos de oro, como los encontrados en Segovia y Remedios, y porque por su posición entre el Magdalena Medio, Córdoba y Urabá constituye un corredor para el tráfico de armas y estupefacientes. Santa Rosa de Osos queda en ese cordón que “va por la parte alta del departamento, hasta el Nudo de Paramillo”, comentó Sergio Fajardo, gobernador de Antioquia.

Desde hace meses las autoridades han puesto su atención en esta región del país. No más el pasado 6 de noviembre capturaron a cinco integrantes de ‘Los Urabeños’. Sin embargo, a pesar de los operativos y las capturas, el gobernador Sergio Fajardo ha sido enfático y ha dicho que el problema de las bandas criminales es más grande de lo que se ha imaginado.

Al respecto, el ministro de Defensa aseguró que “estos actos de barbarie no pueden tener ninguna explicación ni justificación” y anunció que hoy se realizará un consejo de seguridad en ese municipio y se reunirá con las autoridades locales para evaluar lo que está sucediendo allí. Además se supo que hay una recompensa de $50 millones para quien entregue información que permita dar con el paradero de los responsables de la masacre. El defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora, pidió medidas de choque y alertó sobre un inminente desplazamiento de campesinos en esa región por culpa de la violencia.
Por su parte, el representante en Colombia de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Todd Howland, condenó el hecho y dijo que “asesinar a campesinos para enviar un mensaje a otras personas reviste un grave peligro para los derechos humanos y para el futuro del país”. Asimismo, la Procuraduría solicitó que se investiguen los asesinatos que calificó como graves violaciones a los derechos humanos.

Todos contra todos en Medellín

Las autoridades tienen claro que el conflicto que libran ‘Urabeños’ y ‘Rastrojos’ ha llegado a Medellín. La racha de violencia que vive Antioquia ha quedado evidenciada con lo que ha sucedido en su capital. Uno de los últimos hechos ocurrió el 4 de noviembre, cuando tres policías fueron asesinados en la Comuna 8, Villa Hermosa: Juan Jacob Freyte Zarta, Fredy Alexánder Espinosa García y Diego Fabián Hernández Pisso. Ellos iban dentro de una camioneta a la 1:00 de la tarde para hacer un relevo rutinario por las calles del sector de La Sierra, cuando se encontraron con la explosión de una granada y la sucesión de unos disparos. Los policías reaccionaron con rapidez, pero tres de ellos fueron alcanzados por los disparos y murieron.

El operativo, sin embargo, permitió la captura de Juan Camilo Naranjo Martínez, alias El Gomelo, jefe en esa zona de la organización criminal ‘La Cañada’ y perteneciente a ‘Los Urabeños’. Las autoridades ofrecían $20 millones para quien facilitara su captura. Los policías registraron viviendas y encontraron seis fusiles, entre Galil, M4 y M5; un fusil Bushmaster y un rifle Winchester.
Además, el 21 de octubre, en un enfrentamiento en la Comuna 13, murieron los policías Wílmar Mateus Medina y Cristian Camilo Ríos. Ellos forzaron una puerta para investigar la procedencia de los disparos y fueron recibidos con impactos a quemarropa. Los combos vienen disputándose los negocios ilícitos en muchos rincones de Medellín, especialmente en la Comuna 13 (San Javier), la Comuna 8 (Villa Hermosa), la Comuna 16 (Belén) y el centro de la ciudad. También se pelean los vacíos de poder que están dejando las importantes capturas de jefes mafiosos como Sebastián, aprehendido en Copacabana el 8 de agosto y Mi Sangre, quien cayó en Argentina el 30 de octubre. Tal parece que el crimen en Medellín se está reacomodando después de los golpes de la Fuerza Pública a la ‘Oficina de Envigado’ y lo está haciendo de forma violenta.

Octubre rojo

En el mes de octubre se conmemoraron en Medellín los diez años de la ‘Operación Orión’ y se realizó la Comisión Internacional de Esclarecimiento a favor de la verdad, la justicia y la reparación para las víctimas que dejó esta acción en San Javier. Pero con sorpresa los habitantes de este lado de la ciudad siguen sintiéndose desprotegidos y algunos se sienten sistemáticamente perseguidos, amenazados y aniquilados. Esto tras la muerte, el martes 30 de octubre, de Elíder Varela, El Duke, un rapero de la zona que cantaba a la vida, protestaba por la exclusión y lideraba una “Revolución sin muertos” desde el colectivo de rap y hip hop La Élite.

El hecho generó un enérgico rechazo y una pública denuncia en los medios de comunicación por parte de los artistas. Sin embargo, los grupos armados ilegales arreciaron con sus amenazas que forzaron el desplazamiento de 60 jóvenes integrantes de diversos colectivos culturales de la Comuna 13, entre ellos algunos menores de edad. Tuvieron que salir de la zona “para proteger su integridad física frente a una amenaza proferida el 1º de noviembre por un grupo armado ilegal que opera en el barrio El Salado de la Comuna 13”.
Si bien este año las comunas más violentas en Medellín han sido la 13 y la 8, en el noroccidente de la ciudad la situación también ha venido empeorando con enfrentamientos repentinos por el dominio de combos que están fraccionando el territorio. Por culpa de uno de esos combates perdió la vida, el pasado martes 6 de noviembre, la señora Luz Sirley Restrepo Vélez, quien estando en el balcón de la casa de su madre, en el barrio Miramar de la Comuna 12 de Octubre, recibió en la frente una bala disparada cerca de allí. El proyectil atravesó su cráneo y luego hirió la mano de su madre Liliam.

¿Qué está pasando en Medellín? Fernando Quijano, presidente de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), sentencia: “’Los Urabeños’ ordenaron tomarse a como dé lugar Medellín y el Valle de Aburrá. Y su decisión es enfrentar a quien se les ponga en su camino, incluida la Fuerza Pública”.

Por Wálter Arias Hidalgo

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