Colombia tiene que estudiar mucho más relación entre droga y conflicto: ONU

Hoy la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, el organismo de la ONU encargado de publicar este análisis todos los años, lanzó su último informe mundial sobre drogas.

Redacción Judicial
02 de marzo de 2017 - 04:35 p. m.
De acuerdo con el informe, Colombia sigue siendo uno de los productores y exportadores de coca más importantes del mundo.  / Archivo
De acuerdo con el informe, Colombia sigue siendo uno de los productores y exportadores de coca más importantes del mundo. / Archivo

Durante los primeros días de marzo de todos los años, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), adscrita a las Naciones Unidas, presenta el Informe Mundial sobre las Drogas. Hoy se conoció la más reciente publicación que da cuenta de la situación de sustancias ilícitas en todo el mundo. En la edición de este año, el documento presenta un apartado únicamente a analizar la relación entre la producción y el tráfico de drogas y las repercusiones que esta dinámica tiene en conflictos internos. Uno de los casos que tomaron como ejemplo es el colombiano. (Lea: Cultivos de coca en Colombia pasaron de 69.000 hectáreas en 2014 a 96.000 en 2016)

De entrada, el informe aclara que se trata de un tema complejo pues la violencia no depende siempre del negocio que produce el tráfico de drogas. Sin embargo, explica que es un fenómeno que se tiene que investigar con mucha más profundidad. En el caso específico de Colombia, la JIFE dice que “el poder de los grupos narcotraficantes y su combinación con el conflicto armado interno ha contribuido a alcanzar unos niveles muy altos de violencia”.  (Lea: ONU confía en que el acuerdo de paz mejore la lucha antidrogas en Colombia)

El informe además expone que, en la lucha por la erradicación de los cultivos ilícitos, uno de los esfuerzos más importantes del Gobierno nacional en los últimos años, puede tener un impacto extremadamente negativo en la vida de los campesinos y agricultores en las regiones en donde históricamente se ha cultivado droga.

Sin embargo, la JIFE señala que en Colombia y en Perú se han logrado avances en la implementación de programas de erradicación en los que están incluidos los cultivadores. Estos proyectos, dice el informe, han demostrado que son altamente positivos para romper los lazos entre los habitantes de las regiones en donde se cultiva la droga y los grupos armados que se aprovechan del negocio del tráfico de sustancias ilícitas.

Otro de los puntos en los que el informe incluyó a Colombia como ejemplo es en el de la producción y exportación de sustancias cuya base es la coca. “De los tres principales países que cultivan coca, Colombia es el que ha mostrado la mayor disminución en el total de las áreas de cultivo. Esa baja se relacionó, en un principio, con la fumigación área, y después con los esfuerzos internos de la erradicación manual”, dice la JIFE.

Sin embargo, de acuerdo con las cifras que maneja la DEA, Colombia sigue siendo el exportador de coca más importante del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, los números muestran que el 90% de la coca que se consume allí es colombiana. El caso es igual en Europa, aunque allí desde 2008 se ha visto un constante descenso en el total de coca que llega al continente.

Además de Colombia, la JIFE tuvo en cuenta los ejemplos de países como Afganistán, Perú y Birmania, para explicar cómo el tráfico de drogas afecta una guerra interno. Para la JIFE, abordar el problema de los conflictos armados y la situación de las drogas en general, debe tener un enfoque en el que siempre se tenga en cuenta los derechos humanos y los esfuerzos por mantener a flote iniciativas de desarrollo.

En otras palabras, una política de drogas debe tener siempre en cuenta programas de prevención de consumo, un sistema robusto de salud y bienestar, proyectos que tengan en cuenta rehabilitaciones, y la promoción de la no estigmatización para personas dependientes, entre otros. Otro de las más importantes recomendaciones que hace la JIFE es que el sistema de justicia tiene que cambiar la manera en la que trata el problema de las drogas.

Según el informe, una de las transformaciones más urgentes es que, para las personas que entran por primera vez a un proceso judicial por crímenes menores, los jueces y los funcionarios judiciales deberían poder darle una alternativa que no sea enviarlo a la cárcel. Otra de las sugerencias de la JIFE es que el Estado debe hacer todo lo que esté a su alcance para proteger a las víctimas del tráfico de drogas y sus derechos.

Como ya lo había advertido la JIFE el año pasado, el incremento en la producción de drogas sintéticas sigue siendo una de las preocupaciones más grandes en la lucha contra las sustancias ilícitas. Además, el informe vuelve a resaltar la importancia de la investigación sobre los tratamientos médicos basados en el uso de cannabis.  

Por Redacción Judicial

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