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¿Por qué contra Fernando Londoño Hoyos?

Londoño no sólo es el símbolo de quienes causaron la derrota a los grupos guerrilleros. Y no es gratuito que esto ocurra con la discusión del marco para la paz.

Jorge A. Restrepo, profesor Universidad Javeriana
15 de mayo de 2012 - 07:49 p. m.

Desde hace más de tres años no se presentaban atentados terroristas de magnitud en la ciudad. La explosión del martes rompió la sensación de normalidad que desde enero de 2009 se había logrado consolidar en Bogotá: cada vez nos preocupábamos más por reducir la violencia homicida proveniente del crimen organizado y por reducir el crimen común contra la propiedad que por eventuales atentados con explosivos y magnicidios.

Este tipo de ataques, hay que recordarlo, buscan generar un gran impacto en la población, en términos de provocar una gran sensación de inseguridad extrema y, sobre todo, radicalizar las posiciones en torno a grandes decisiones políticas de la sociedad.

El intento de asesinato a Fernando Londoño, una persona que articula de manera elocuente las posiciones más radicales de la centroderecha, que es símbolo del uribismo radical, que es cercano a las Fuerzas Militares y que, al tiempo, es objeto de odio y rutinariamente denigrado por la izquierda, supone grandes beneficios para el radicalismo armado guerrillero como para eventuales terroristas de derecha.

Londoño no sólo es el símbolo de quienes causaron la derrota a los grupos guerrilleros, sino que también es, desde otra perspectiva, un objetivo potencial de alto valor para quienes quieran desestabilizar el actual arreglo político que gobierna el país: el atentado afecta contundentemente la percepción de la capacidad de proveer seguridad por parte del gobierno Santos: si esto le puede suceder a Londoño, ¿qué no podría pasarle a cualquier otro que esté en oposición del gobierno actual?

En cuanto al momento, no es gratuito que esto ocurra cuando se acerca la culminación de la discusión en el Congreso del marco para la paz, el cual ha sido cuestionado por el radicalismo conservador. Más de uno argüirá que no es necesario este proyecto y mostrará como prueba el atentado.

El terrorismo es pues tremendamente efectivo, pues inmediatamente radicaliza a los ya radicales que buscan cuestionar la estrategia de seguridad de Santos, sus credenciales en materia de lucha contra el conflicto, su misma pertenencia al eje uribista y la misma unidad nacional.

Imagino los reclamos del ala conservadora de la opinión política, exigiendo más seguridad, negar el marco para la paz, más protección, volver a las estrategias de seguridad e incluso venganza contra un ente aún desconocido.

Ojalá los más serenos líderes políticos logren entender que este tipo de reacciones de temperamento logran hacer realidad lo que buscan los terroristas: continuar el conflicto y sustituir el debate parlamentario por posiciones emocionales que cierran la puerta de la negociación por dentro y por varios años.

*Director Centro de Recursos para Análisis de Conflictos.

Por Jorge A. Restrepo, profesor Universidad Javeriana

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