El discurso de despedida de la Fiscal General

En las próximas horas, Viviane Morales presentará su renuncia irrevocable ante la Corte Suprema de Justicia.

El Espectador
02 de marzo de 2012 - 01:19 p. m.

“Cuando se hace Justicia se alegra el justo y tiembla el malhechor”: Proverbios, 21, 15

El pasado martes en horas avanzadas de la noche, a través de los medios de comunicación me enteré por declaraciones de su Presidente, doctor Gustavo Gómez, que el Consejo de Estado decidió que no debo seguir siendo la Fiscal General de la Nación, Un cargo al que generosamente fui postulada por el Señor Presidente, doctor Juan Manuel Santos y elegida por la Corte Suprema de Justicia también de manera generosa y absolutamente transparente. Mi nombre era el menos opcionado en esa terna, por eso al ganar como mujer de Fe que entiende de la soberanía de Dios sobre los hombres y los pueblos, me di a la tarea como cumplimiento de una misión sagrada, la de buscar que en nuestra país la luz de la Justicia resplandeciera.

En un año de gestión derrotamos el mito de que la Justicia es solo para los de ruana. En mi gestión no hubo intocables. Aplique a cabalidad el mandato bíblico que ordena no hacer injusticia en el juicio, ni favorecimiento al pobre, ni complaciendo al grande.

Jamás engavete procesos ni ejercí presión alguna sobre los fiscales o investigadores para que congelaran o eludieran investigaciones. Esto redundó en el rescate de la autonomía y de la dignidad de los funcionarios para que cumplieran su misión constitucional en medio de la libertad que anhela la justicia.

Creo que a eso se debe el tremendo impulso que ha ganado la Fiscalía en sus investigaciones. Las estadísticas nos dan prueba de ello. En la Unidad Nacional de Derechos Humanos, las imputaciones aumentaron en un cien por ciento.

En la Unidad Nacional contra las Bandas Emergentes se capturaron 1.294 personas sindicadas de pertenecer a estos grupos, 87 de sus jefes, de las cuales ya hay 419 condenadas.

En Justicia y Paz se lograron condenas por más de cuatro mil hechos delictivos, mucho más de lo logramos en los cinco años anteriores de vigencia de la ley. Se radicaron más de 400 solicitudes de imputación.

La Unidad Nacional de delitos contra la Administración Pública logró que se profirieran tres veces más condenas que en 2010, y sus fiscales realizaron 331 audiencias.
Al cabo de un año entrego una Fiscalía con un nuevo espíritu: La política laboral fue ajena a toda práctica clientelista o politiquera por eso me dediqué a premiar el mérito de los funcionarios de la propia institución ascendiendo en las vacantes a más de 1.200 de ellos.

La tarea administra deja como resultado en el año 2011 una ejecución del 98%. Con los mismos recursos asignados originalmente para la provisión de 12 mil computadores, pudimos conseguir 25.722, es decir un computador para cada funcionario con superiores condiciones técnicas. Más del doble de lo proyectado.

Adjudicamos la licitación por 155 mil millones de pesos para la construcción de un nuevo edificio en esta sede, fruto de un proceso licitatorio que fue aplaudido por los propios perdedores, por la transparencia y pulcritud con que se adelantó.

Fui coherente con mi convicción de la igualdad de género. Recuerdo que yo fui la autora de la ley de cuotas. En mi administración las mujeres ocuparon tareas protagónicas. Las fiscales, investigadoras, jefes de oficina, jefes de unidad, directores y la propia fiscal general le demostramos a Colombia que la mujer si puede y puede muy bien.

El día de mi posesión asumí el compromiso público de dar resultados frente a los más grandes casos de corrupción. Muchos no lo creyeron. Hoy todos los protagonistas han sido acusados por la Fiscalía y tienen medidas de aseguramiento. En lo que a mi labor respecta lo increíble ocurrió. Quiero que Colombia sepa que, una vez realizadas las imputaciones de la Fiscalía, los tiempos de los procesos dejan de ser su responsabilidad exclusiva. En los procesos más graves ha habido dilaciones y aplazamiento inexplicables que nada han tenido que ver con la Fiscalía. Aplazamientos que se conjugaron perfectamente en el tiempo, con la escalda de ataques perversos e inhumanos de algunos periodistas u de algunos medios de comunicación, en el empeño desesperado por provocar mi renuncia.

Ni Colombia creyó sus mentiras, ni yo cedí a sus presiones.

Finalmente el Consejo de Estado, con la decisión tomada el martes pasado me impide actuar en los juicios que por fin comienzas, por ejemplo, en el juicio que se inicia el lunes contra el exministro Arias por el caso de la malversación de los dineros públicos en el programa AIS. 

La gravedad de los juicios que se avecinan no admite mi presencia como fiscal interina. E poder de mis contrincantes y la perversidad de sus aliados en algunos medios de comunicación exige un fiscal en ejercicio pleno de sus atribuciones. La decisión del Consejo de Estado provoca inevitablemente el debilitamiento institucional de mi tarea, por ello, al salir de este acto me dirigiré a la Corte Suprema de Justicia para presentar la renuncia irrevocable de mi cargo como Fiscal General de la Nación. Aprovecho para expresar toda mi gratitud al señor Presidente de la República, Juan Manuel Santos, quien respaldó la gestión de esta Fiscalía, no solo con su respeto absoluto a la autonomía e independencia de nuestro trabajo, sino con un incremento presupuestal del 20 por ciento y un aumento en la nómina de cuatro mil servidores.
Ningún jefe de Estado en los últimos años ha dado una muestra tan contundente de apoyo a esta entidad. Gracias además señor Presidente por la opción que me brindó en el día de ayer de incluirme en la nueva terna. Es un reconocimiento más que a mí a la gestión de todos ustedes.

Desde el momento que se hizo pública la decisión del Consejo de Estado, no se ha firmado un solo contrato, no se ha provisto ningún cargo, pues siempre sentí vergüenza ajena por los servidores públicos que cuando llegan al final de su gestión que cuando llegan al final de su gestión se empeñan en la práctica de raspar la olla del presupuesto de la entidad.

Ciudadanos: De todo corazón les pido que ejerzamos la mejor veeduría, hoyo dos de marzo de 2012 dejo constancia histórica de que la Fiscalía ha hecho las imputaciones por los más graves casos de corrupción y los imputados están presos o huyendo. Quedan por delante los juicios. También dejo constancia que como resultado de la invaluable cooperación del departamento de Justicia y de los Estados Unidos y la Embajada los principales jefes del paramilitarismo extraditados, después de tres años de silencio, decidieron volver a hablar y dar su versión sobre los innumerables hechos criminales en lo que Colombia no puede quedarse con una verdad a medias. Esas versiones deberían comenzar la semana entrante.

Funcionarias y funcionarios: Quiero agradecerles a todos ustedes por el amor con que emprendieron esta causa, ninguno de los éxitos que hoy nos reconoce la opinión pública hubiera sido posible sin su compromiso. Sigan adelante, ustedes saben que con esmero, paciencia e integridad, toda tarea es posible.

Quiero agradecer a Carlos, mi esposo, por haberme acompañado espiritualmente en estas tormentas. Gracias porque por respeto a mi gestión preferiste no levantar tu voz, ni reivindicar tus derechos frente a la inmisericorde cantidad de ataques bajos, infames y calumniadores. Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera un gran recompensa en el cielo.

A mis hijos, por compartir mis temores, mis desvelos, mis dolores. Ustedes si que saben el costo que tiene que servir a nuestra patria con dedicación y honestidad.

A todos los que con sus oraciones me sostuvieron día a día.

A Dios, que me puso en este lugar, me dio fortaleza y sabiduría y me permitió comprender que el Poder solo cobra sentido si se entiende como Servicio.

Ha sido el año más difícil y el más fructífero de mi vida.

Muchas Gracias.

Por El Espectador

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