El fallido pacto entre el ELN y Los Pelusos que desencadenó en el paro armado

Desde hace casi dos meses, el Catatumbo vive una aguda situación de orden público por los enfrentamientos entre el Eln y la disidencia del Epl. Fuentes de inteligencia policial concluyen que el origen de todo es un fuerte divorcio por el tema del narcotráfico.

Cristian Muñoz
30 de abril de 2018 - 03:03 a. m.
El paro armado que vive el Catatumbo se desencadenó por un fallido pacto entre el Eln y los Pelusos. / Efe
El paro armado que vive el Catatumbo se desencadenó por un fallido pacto entre el Eln y los Pelusos. / Efe
Foto: EFE - Mauricio Duenas Castaneda

En la madrugada del pasado 14 de marzo, en el corregimiento de San Pablo, jurisdicción del municipio de Teorama, un enfrentamiento entre el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y la banda criminal los Pelusos dio origen al crudo paro armado que ya completa 47 días en la convulsionada zona del Catatumbo, en Norte de Santander. Esta acción del enemigo de la guerrilla que negocia la paz con el Gobierno obedeció a que no se llegó a un acuerdo para continuar con el negocio de la coca sin hacerse daño. Y no lo fue porque ese miércoles el Eln confrontó a sangre y fuego a esa banda criminal para expresar que no quería negociar ni compartir nada.

Así lo manifestaron a El Espectador miembros de la dirección de inteligencia de la Policía (Eijín), quienes vienen siguiendo esta refriega que ya deja 2.819 desplazados y otras 144.000 personas con restricciones de acceso a servicios, bienes básicos y limitaciones a la movilidad, según la oficina de la ONU en Colombia. Los agentes —cuyos nombres se omiten por seguridad— detallaron que ambos bandos, aunque con una mayor participación del Eln, empezaron a ejecutar operaciones rastrillo para ubicar a los enemigos, así como a clanes familiares, quienes también hacen parte del rentable negocio de la cocaína. Antes del paro armado, tanto la guerrilla como los Pelusos tenían fructíferas relaciones que les permitían lucrarse, pero no todos estaban dispuestos a pactar.

(Le puede interesar: Declaran emergencia humanitaria en el Catatumbo por choques entre ELN y EPL)

Uno de los agentes contó que sectores del Eln no querían negociar porque contaban con más capacidad para hacerles frente a los Pelusos y que ese, precisamente, fue uno de los argumentos que disolvieron la alianza. “Hemos estudiado cómo está cada uno, pero sabemos que los Pelusos sienten que hay más fuerza en el Eln”, sostuvo el agente de inteligencia. A la par, la Policía cuenta con información para afirmar que el paro fue una voz de auxilio para que la Fuerza Pública llegara al Catatumbo, pues, como lo dijo el informante, “esta estructura sentía que estaba muy vulnerable porque ya no tenían el mismo control sobre la zona cuando estaba Víctor Ramón Navarro, alias Megateo”.

Otra de las causas que desintegraron el tratado fue la ocupación por parte del Eln de corredores que tradicionalmente han dominado los Pelusos, como el corregimiento de San Pablo, en Teorama. Tal situación está ligada a una de las mayores dificultades que históricamente ha sufrido esta región de 10.089 kilómetros cuadrados: el control territorial. El agente de la Policía aseguró que los dos bandos disputan puntos estratégicos como vías fluviales y control de territorios en Tibú, Convención, El Tarra, Filo de Gringo, Hacarí y La Gabarra. Este último es un corregimiento álgido para exportar droga, por su cercanía con Venezuela, y es considerado una de las zonas importantes para ambos.

(Vea nuestra editorial: El desastre del Catatumbo)

El uniformado, después de acciones de inteligencia, le dijo a este diario que entre La Gabarra y Tibú existen 42 pasos ilegales para sacar el alcaloide por territorio venezolano, y al ser consultado sobre la cantidad de hombres que tienen el Eln y los Pelusos, contestó: “Eso puede ser variable. Intentamos hacer el ejercicio y son estructuras que residen en zonas semiurbanas y viven tres, cuatro o cinco personas. El tema es cómo se lucran estas redes, pues eso es lo que nos permite decir cómo están regados en la zona”, agregó el uniformado tras advertir de la presencia del Clan del Golfo y una fracción de los Rastrojos en los sectores de Puerto Santander y Banco de Arena, en cercanías de Cúcuta.

Un nuevo integrante

La operación Esparta, cuyo comandante es el general Jesús Alejandro Barrera, cuenta con el apoyo de las Fuerzas Militares para combatir esta situación que también ha dejado millonarias pérdidas por cuenta de los alimentos represados. De igual forma, y con la intervención en otras zonas, estratégicamente se situaron 19 controles en zonas semirrurales, corregimientos y vías de conexión de las redes ilegales, para detener la escalada de violencia en el Catatumbo y el transporte de droga. La inteligencia de la Policía igualmente tiene información sobre la existencia de negocios de droga de los Pelusos con carteles de México, y se presume que mafias de otros países también han logrado negociar con ese grupo ilegal.

Las acciones que ha desplegado la operación Esparta han dejado 168 capturas y 12 muertes de miembros y jefes del Eln y los Pelusos. Asimismo han destruido 16 laboratorios para el procesamiento y la producción de cocaína, e incautado 4,3 toneladas de cocaína, más de 16 toneladas de insumos sólidos, 34.418 galones de insumos líquidos, 341 kilogramos de explosivos, 35 armas de fuego y 464 cartuchos. De igual forma establecieron 10 operaciones que ejecutarán en los próximos días, dedicadas a atacar a los jefes de la guerrilla y la banda criminal, estructuras, redes de abastecimiento y financieras, entre otros objetivos de alto valor. “Puede que sigan algunas confrontaciones, pero estas operaciones y los cierres de corredores van a estar más difíciles para ellos”, finalizó uno de los agentes.

Por Cristian Muñoz

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar